“Cuando entras en una residencia, te dan ganas de hacer algo, no quieres pasarte el día sin hacer nada”. Así describió ayer Vicente Rubio Martinez, miembro del grupo de música “Voces de Oro” de la Casa de Misericordia de Pamplona, una de sus motivaciones para participar en el proyecto musical dirigido por Isabel Laranjeira Gallardo, musicoterapeuta de la Casa de Misericordia y directora del trabajo. 

Ayer presentaron. en este mismo centro, el resultado de casi un año de trabajo, con sesiones dobles cada semana y tres días de grabación en un estudio musical a mediados de agosto: un disco de música. Junto a la musicoterapeuta, Juana Cerrada, Carmen Arteta, María Luisa Lizarraga, Isabel Garaioa, Alfredo Galindo, María Jesús Eraso, Javier Echarte, María Eva Zabalza, Carmelo de León, Isabel Moriones y Vicente Rubio, miembros del grupo, trabajaron en plasmar 6 canciones dentro de un disco, entre las que se encuentran clásicos como A quién le importa o Color esperanza.

Las sesiones musicales comenzaron hace quince años, aunque entonces no tenían como objetivo final sacar a la venta un disco, se trataba de “simple” musicoterapia, cuya finalidad es “meramente terapéutica. Hilamos canciones en relación a la historia vital de cada participante, dándoles una nueva oportunidad de expresarse”, explicó Laranjeira, “se trata de convertir lo vivido en algo positivo. Y el ya estar todos aquí es positivo”, sentenció. 

De esta manera, se promueve una interacción social y se desarrolla un espacio para que un grupo de personas “puedan realizarse. Unirse y encontrar el mismo idioma”, explicó la musicoterapeuta. Ahora bien, “no es tan sencillo como ponerse a cantar cualquier cosa. La música no es inocua, toda canción implica una reacción emocional diferente en cada persona. La musicoterapia comunitaria requiere de una preparación”, mencionó Lanjeira. 

Sin embargo, ponerse de acuerdo en una sesión no siempre es fácil, así lo contó Alfredo Galindo, “muchas veces no nos poníamos de acuerdo en las canciones o en los roles. A veces no estábamos del todo concentrados, pero siempre estábamos con ilusión y nos lo pasábamos bien”. Isabel Moriones respaldó su opinón, “algunas sesiones no fueron del todo bien, pero es normal, somos muchos y no es tan raro que nos podamos contradecir”.  

No hay impedimentos

“Los años no cortan nuestras alas, nos dan experiencia”, afirmó Laranjeira, quien también tuvo un momento para acordarse de aquellos que participaron en el proyecto y que se fueron, “las sesiones musicales nos permiten asumir con más tranquilidad el terminarse una vida”, comentó. 

“Los años no cortan nuestras alas, solo nos dan más experiencia. No hay ningún requisito para participar ”

Isabel Laranjeira gallardo - Musicoterapeuta de la Casa de Misericordia de Pamplona

Además, a aquellas personas que tenían problemas de movilidad, se les ayudó, por ejemplo, “a moverse hasta el estudio de grabación en agosto. Da igual si tienes que usar un andador o si no puedes cantar”, relató Rubio, miembro del grupo.  

Así, también contó cómo para entrar a cantar “ni siquiera es necesario que cantes. Trabajamos en más facetas que la voz. Cada uno hace lo que puede”. “La experiencia ha sido buena, todos hemos terminado contentos, por lo menos yo”, explico Rubio. 

Reacciones

“Mis nietos me preguntaron qué hacía sacando a la venta un disco con mis 92 años. Yo les dije que ya verían de lo que somos capaces”, dijo Rubio. Muchos de los miembros del grupo han formado grandes familias y el hecho de haber llevado a cabo un proyecto de tal envergadura ha provocado más de una sorpresa. Como es el caso de Arteta, “mis nietos no se lo podían creer. Me felicitan por la posición a la que he llegado”, afirmó. Por su parte, Lizarraga explicó cómo “mis hermanas ya están esperando para poder escucharlo”.

Perspectiva de futuro

Ahora bien, el proyecto no termina con sacar a la venta el disco, “queremos irnos de gira a otras residencias, hacer bolos, transmitir la alegría de la música. Queremos dar conciertos”, anunció Laranjeira.