Bueyes, cabras y burros. Txistularis, gaiteros y fanfarres. Txikis, padres y madres con chiribitas en los ojos. A Olentzero le ha costado desperezarse más de la cuenta, ha pasado 1.095 días confinado en las montañas, pero el sábado reapareció en Iruña y se dio un verdadero baño de masas: miles y miles de familias colapsaron los 2.640 metros de kalejira y gritaron sin parar al rey de la fiesta, el carbonero buenachón, que causó furor en su regreso a la gran ciudad. ¡Bienvenido de nuevo, Olentzero!

A las 18:00 horas, cuatro chicas vestidas de caseras salieron de la Escuela de Artes con el cartel de Zorionak eta Eguberri On y el centenar de personas que se agolpaban en Iturralde y Suit empezaron a aplaudir con fuerza. La espera había sido demasiado larga.

Olentzero, en las calles de Pamplona

Olentzero, en las calles de Pamplona Mikel Sola

A continuación, sonaron los primeros acordes de txistus y gaitas, los bueyes comenzaron a tirar de los carros cargados de txikis y los animales empezaron a desfilar: gallinas, mulas, burros, ocas, cabras y ovejas que hipnotizaban a los más pequeños. “Mira, mamá, por ahí vienen los animales”, gritaban mientras les apuntaban con el dedo. 

Las ocas, que graznaban con chulería, abrían las alas desafiantes y realizaban intrépidas arrancadas; causaron furor entre el público. Los txikis les jaleaban para que prosiguieran con el show y los aitas inmortalizaban el momento con el teléfono móvil. Otros, se comunicaban con las gallinas al grito de ¡Kikiriki! o saltaban imitando a los Ioaldunak de Zubieta, que cerraban la kalejira a golpe de cencerro. 

La abultada comitiva, compuesta por 750 personas, 12 carros y 150 animales; recorrió en kalejira la Plaza de la Libertad, Paulino Caballero, Cortes de Navarra, Avenida Carlos III, Plaza del Castillo, y Chapitela. A lo largo de los 2.640 metros de recorrido, no hubo ni un hueco libre y siempre había entre cinco y seis filas de gente observando el paso de la comitiva. 

Olentzero, en las calles de Pamplona (II)

Olentzero, en las calles de Pamplona (II)

A las 19:20 horas, Olentzero entró por la calle Calceteros a la Plaza Consistorial. Allí, se encontró con concejales del Ayuntamiento de Pamplona –Enrique Maya, María Echávarri, Joseba Asiron, Maite Esporrín y Javier Leoz, entre otros–, La Pamplonesa y las pelotaris Maider Ardanaz, Iera Agirre y Maite Ruiz de Larramendi, que anudaron el pañuelo al viejo carbonero.

Maider, 21 años y natural de Espinal, ganó la medalla de oro en la categoría de paleta goma individual en el último Campeonato del Mundo de Pelota que se celebró en Biarritz entre el 23 y 29 de octubre.

A lo largo de sus 25 años de carrera deportiva, Maite Ruiz de Larramendi ha logrado siete medallas en los siete Mundiales absolutos que ha disputado. En su primer mundial sub-22, ganó la medalla de bronce en la modalidad de pelota mano. En 1994, se colgó otra vez el bronce en San Juan de Luz. En 1998 (México) y 2010 (Pau) fue campeona del mundo en la categoría de paleta goma en trinquete. En Pau fue elegida, entre todos los hombres y mujeres participantes, la mejor pelotari del torneo. Además, logró tres platas en Pamplona (2002) y México (2006 y 2014).

Olentzero, en las calles de Pamplona (III)

Olentzero, en las calles de Pamplona (III) Mikel Sola

Homenaje a kristina saralegui

Momentos antes de que comenzara la kalejira, se homenajeó a Kristina Saralegi, que falleció el 25 de febrero de 2022 a los 48 años de edad. Kristina se encargaba de traer los animales para el desfile de Olentzero. El sábado, Mikel Larumbe bailó un aurresku delante de los familiares. “Construyó con nosotros la casa común del Olentzero de Iruña. Fue parte de la organización y se implicó más allá de traer sus animales. Kristina se fue en febrero, una enfermedad se llevó muy joven a esta mujer que, más allá de defender la casa del padre, como decía Gabriel Aresti, se convirtió en el fuego de la madre que reivindicaba Bittor Kapanga.

Y ese fuego mantenía calor de los puestos de talos, de la crianza de animales y del corazón de la familia Saralegi. Poco a poco, Kristina construyó una gran presencia que, cómo no, ha dejado un enorme hueco. Aquel fuego ha dejado ascuas que prenderán con su recuerdo”, homenajeó la organización de Olentzero.