El equipo de Gobierno de Cristina Ibarrola es uno de los más débiles del Estado. La alcaldesa dirige el Ayuntamiento de Pamplona con 9 concejales de 27, una situación tan excepcional que solo se da en Lleida y Tarragona.

Sin embargo, los socialistas Rubén Viñuales (Tarragona) y Fèlix Larrosa (Lleida) no están en la cuerda floja porque llegan a acuerdos puntuales con ERC, Junts o Podemos y una moción de censura es improbable porque los independentistas catalanes necesitarían los votos de PP y VOX.

Los otros 49 regidores de capital de provincia sacaron mejores resultados que UPN en Iruña o firmaron acuerdos con otros partidos que les garantizan la estabilidad de la que carece Ibarrola. 

En las elecciones municipales del 28 de mayo, UPN obtuvo uno de sus peores resultados históricos –solo superados por los de 1979, 1983 y 1987– y se quedó a cinco concejales de la mayoría absoluta. Sin embargo, las negociaciones de EH Bildu, PSN, Geroa Bai y Contigo no llegaron a buen puerto e Ibarrola, que fue la candidata más votada, salió elegida alcaldesa. 

En estos primeros meses, UPN ha sido incapaz de ampliar los apoyos que necesita para gobernar la ciudad. Solo cuenta con los votos regalados de los dos concejales del PP, Carlos García Adanero y Carmen Alba, con los que tampoco supera al bloque de progreso: 11 contra 16.

Como consecuencia, Ibarrola ha perdido 23 votaciones en las comisiones y plenos, no ha ganado ninguna y la oposición le ha obligado a poner medidas en marcha como el concurso de ideas para la rotonda de San Jorge. 

Otro ejemplo de que Ibarrola está contra las cuerdas es que, en un mes, ha visto cómo la mayoría municipal reprobaba a tres de sus nueve concejales : Javier Labairu por la instalación de 10 barras “ilegales” en la Plaza del Castillo, María Caballero por la “nefasta gestión” del Servicio de Atención Domiciliaria y Carlos Salvador por mantener un discurso “negacionista” sobre la violencia machista. 

A pesar de estar en una situación de debilidad, Ibarrola ha preferido gobernar unilateralmente en vez de tejer alianzas que den al Ayuntamiento cierta estabilidad. El ejemplo más claro se vivió el 9 de agosto, cuando UPN metió el taladro en la calle Sangüesa a pesar de la gran oposición vecinal. Solo una semana después, Ibarrola dio un bandazo y suspendió “temporalmente” el parking. 

En una huida hacia adelante, Ibarrola tampoco ha querido hacer amigos con el Gobierno de Navarra. A finales de septiembre, anunció por sorpresa que rompía el acuerdo que su antecesor, Maya, había firmado con el Ejecutivo foral para el proyecto de la Cuesta de Beloso.

El martes reculó ante el ultimátum del Gobierno de Navarra, que le avisó de que si no ponía en marcha el corredor sostenible le exigiría los 4,2 millones de fondos europeos asignados al carril. 

Tarragona y Lleida

La situación de Ibarrola es tan excepcional que solo hay dos alcaldes que gobiernan con 9 de 27 concejales: Tarragona y Lleida. Sin embargo, Rubén Viñuales y Fèlix Larrosa no están tan acorralados como Ibarrola porque el PSC aprueba iniciativas municipales gracias a los apoyos externos de ERC, Junts o Podemos.

Además, una moción de censura es muy improbable en ambos consistorios porque los independentistas catalanes necesitarían sumar los votos de PP y VOX. 

Eneko Goia, del PNV, reeditó la Alcaldía de Donosti con la misma proporción de concejales que UPN: 9 de 27. A diferencia de Ibarrola, Goia gobierna con mayoría absoluta tras pactar con los cinco concejales del PSE. 

En otras cuatro ciudades –Barcelona, Vitoria, Girona y Lugo–, los candidatos lograron la Alcaldía con una menor proporción de concejales que UPN, pero, al contrario que Ibarrola, fueron capaces de tejer alianzas que les garantizan la estabilidad. 

En Gasteiz, el PNV obtuvo la makila con seis concejales de 27, tres menos que Ibarrola. Sin embargo, los jeltzales firmaron un acuerdo de gobierno con el PSE –otros seis ediles– e impulsan medidas con el apoyo o abstención de Podemos y EH Bildu. 

El socialista Jaume Colboni se hizo con la vara de mando de Barcelona con 10 de 41 ediles, el 24,39%, cinco puntos menos que UPN.

El PSC, in extremis, consiguió los votos de En Comú Podem y del PP, que votó a favor de Colboni porque Ada Colau se comprometió a no entrar en el equipo de Gobierno.

Para conseguir la estabilidad, el PSC habría ofrecido entrar en el equipo de Gobierno a Junts, al que arrebataron la Alcaldía en junio. A cambio, los exconvergentes se abrirían a investir a Pedro Sánchez. 

En Girona, Lluc Salellas, de la CUP, se convirtió en alcalde con ocho concejales de 27, uno menos que UPN. Salellas pactó con ERC y Junts y las tres fuerzas independentistas suman 17 de 27 concejales.

En Lugo, el PSOE obtuvo ocho de 25 ediles. Lara Méndez gobierna la ciudad con mayoría absoluta después de firmar un acuerdo con el BNG.