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Bares de Pamplona: dos puertas y un debate

La instalación de la doble puerta, aprobada en 2017 para reducir el ruido en el Casco Viejo, está dando que hablar. ANAPEH critica su “ineficacia”, otros hosteleros la defienden y para los vecinos es un pequeño paso

Bares de Pamplona: dos puertas y un debateJavier Bergasa

Puerta. Abertura regular situada en una pared que se usa para entrar y salir de un lugar. Cuando están abiertas se escucha el ruido que procede del interior y, cerradas, retienen el volumen. En las calles del Casco Viejo hay mucho jaleo, parte del barullo procede de los bares y en 2017 el Ayuntamiento aprobó –tras un año de trabajo y un proceso participativo con hosteleros, comerciantes y vecinos– que, desde el 1 de enero de 2025, estos negocios deberían contar con un vestíbulo estanco con absorción acústica y doble puerta.

Durante estos ocho años el debate ha sido inexistente, la medida ha entrado en vigor –se empezará a sancionar a partir del 15 de junio– y asociaciones de hostelería critican la medida –en el Casco Viejo hay 210 locales y 120 no cuentan con este sistema–, hosteleros que pusieron la doble puerta defienden sus beneficios y los vecinos creen que es un pequeño paso para luchar contra el ruido que sufre el Casco Viejo. Dos puertas y un debate. 

ANAPEH, en contra

“Es ineficaz, como matar hormigas a cañonazos”

“Es matar hormigas a cañonazos”, señala Juan Carlos Oroz, portavoz de ANAPEH. La asociación de hostelería se opone al sistema de doble puerta porque considera que es una medida “surrealista y absurda” que no reducirá el ruido en el Casco Viejo.

No aportará tranquilidad a la calle. Si fuera eficaz, lo haríamos encantados. Muchos hosteleros somos vecinos del barrio, somos conscientes del problema y palpamos lo que sucede”, confiesa Oroz. 

En primer lugar, Oroz argumenta que la mayoría de estos negocios –bares y cafeterías– cierran antes de medianoche e indica que está prohibido sacar bebida fuera de los locales –ni en plástico ni en cristal– a partir de las 22.00 horas entre semana y las 23.00 los viernes y sábados. “Somos establecimientos gastronómicos que vendemos la cultura y costumbres de Pamplona con un vino y una cerveza”, expresa.

En segundo lugar, Oroz defiende que estos locales no utilizan la música “como reclamo” y que es “completamente testimonial y residual”. En la misma línea, recuerda que, desde la modificación del Plan Especial de Protección y Reforma Interior (PEPRI) en 2017, los bares deben contar con un sonómetro CESVA –registra el sonido que se emite en el local minuto a minuto– y un limitador, que, en el momento que se alcanzan los decibelios permitidos, regula el volumen de la música. “No podríamos ponerla más alta, aunque quisiéramos”, asegura.

Oroz subraya que los límites sonoros “casi se superan” con la mera conversación de los clientes, insiste en que de los bares sale poco ruido y adelanta que estarían dispuestos a renunciar a la música “si realmente es el causante de las molestias en la calle. El problema se solucionaría rápido y sin necesidad doble puerta”. 

ANAPEH cree que la cuestión radica en el consumo de alcohol y comida en la calle durante la noche y avisa de la “proliferación sin control” de tiendas de alimentación en las que se venden pizzas o kebabs para llevar. “La comida rápida aglomera a gente en sitios concretos porque estos locales no disponen de espacio para consumir en el interior”, lamenta.

Oroz también alude al “botellón clásico”, que concentra a grupos numerosos en la calle. “La gente que hace botellón busca ambiente y muchas veces va con altavoces para poner música. Esto no tiene nada que ver con la hostelería”, se desmarca. Por eso, pide al Ayuntamiento que aumente la vigilancia sobre estas prácticas si “queremos cuidar las noches y haya menos alboroto en la calle”.

La asociación de hosteleros también se opone porque “el perjuicio” económico es “incalculable”: obras, gastos, pérdida de espacio, dificultades de accesibilidad o reducción de visibilidad.

Además, les hubiera gustado una mayor “colaboración” del Ayuntamiento en el proceso. Por ejemplo, no comparten que el bar/cafetería deba encargar por su cuenta un informe técnico, redactado por un arquitecto, en el que se demuestre la imposibilidad física de instalar la doble puerta.

“Nos podían haber ayudado y hubiera bastado con una visita en persona en los casos en los que es claramente inviable colocar el vestíbulo”, ahondan. 

Mesón de la Nabarreria

“La ganancia con la doble puerta ha sido brutal”

En 2008, las calles del Casco Viejo ya eran un hervidero de gente los fines de semana, pero el ruido aún no se había convertido en uno de los principales temas de conversaciónentre los vecinos ni los residentes reivindicaban con tanto empeño como ahora el derecho al descanso.

“Se comentaba muy poco. Poca gente protestaba”, recuerda Amaiur Feliu, socio del Mesón de la Nabarreria. Hasta entonces, este negocio disponía de una sola puerta de madera y cuando los clientes la abrían “salía mucha bulla”, reconoce Amaiur. 

El Mesón de Nabarreria tiene doble puerta desde la reforma de 2018.

Ese mismo año, los propietarios reformaron el local, los socios más antiguos –Johan, Edorta y Txema– decidieron instalar la doble puerta y el Mesón fue uno de los pioneros. “Nadie se había quejado, pero pusimos este sistema porque se debe apostar por la convivencia y el bienestar de los vecinos”, defiende.

La doble puerta les quitó espacio de la barra y del resto del bar –Amaiur aclara que “la pérdida es mínima” y que “no es para echarse a llorar”– pero a cambio ganaron en “tranquilidad” porque eran conscientes de que estaban molestando menos al vecindario.

“Cuando el cliente sale, una puerta siempre está cerrada y se limita bastante el volumen que se emite a la calle. Cuando están las dos a cal y canto, ni te cuento”, comenta. 

A la larga, la medida tuvo su recompensa porque fidelizaron a la clientela del barrio, que se percató de que en el Mesón estaban “concienciados” con el bienestar y su derecho al descanso.

“Muchas personasviven en el piso de arriba o en el portal de al lado y les debes cuidar.Los metros cuadrados que perdimos no se pueden comparar con tener al vecindario conforme y que perciba que le respetas. La ganancia fue brutal”, asegura.

Amaiur recuerda que en 2017 se llegaron a dos compromisos –la instalación de la doble puerta y la colocación del sonómetro CESVA– y no entiende por qué compañeros del sector no han cumplido con lo acordado. “Todo el mundo sabía lo que había, han tenido tiempo para adaptar sus locales y no te puedes quejar ocho años después. Alguno se ha hecho el loco”, critica. 

Amaiur insiste en que el sistema de doble puerta no les “ha afectado para nada porque la gente sigue entrando igual”, que el gasto “merece la pena” y que el hostelero debe cuidar el entorno en el que convive. “Se debe invertir para revertir situaciones que generan molestias a los ciudadanos”, finaliza. 

El Botánico, pionero

“Queremos mejorar las condiciones de los vecinos”

El 26 de febrero, el Botánico, bar de copas ubicado en la calle Estafeta, instaló el sistema de doble puerta. “Somos conscientes de que hay un problema de ruido, vamos a hacer todo lo que esté en nuestra mano para mejorar las condiciones de bienestar de los vecinos y reducir las repercusiones negativas de la hostelería. Queremos mejorar la convivencia porque para nosotros es muy importante que los residentes dispongan de unas condiciones dignas y que puedan vivir en el Casco Viejo tranquilamente”, reflexiona Ignacio Coscolín, propietario de El Botánico.

Ignacio Coscolín, propietario de El Botanico, posa en la doble puerta.

A principios de año, Ignacio acudió al Ayuntamiento para que los técnicos municipales le informaran sobre las condiciones del sistema y le resolvieran dudas. “El proceso ha sido sencillo, pensaba que iba a ser más complejo, con más trabas burocráticas. Nos ha facilitado la documentación que queríamos, la comunicación ha sido fluida y están por la labor de conseguir una buena convivencia entre hosteleros y vecinos”, señala.

El Botánico comprobó que disponía de espacio suficiente para montar el vestíbulo, contactó con un carpintero y un arquitecto y en una jornada, desde las nueve de la mañana hasta las seis de la tarde, colocaron la doble puerta. “No nos supuso ningún perjuicio porque aprovechamos un día que estábamos cerrados al público”, indica.

La inversión, detalla, asciende a los 6.000 euros. “Es un esfuerzo económico que debemos hacer para crear un ecosistema de bienestar para todo el mundo”, subraya.

En este mes y medio, El Botánico ha funcionado “perfectamente” con la doble puerta y no han notado una bajada de la clientela. “La gente ha seguido viniendo igual. Los primeros días les chocaba, les parecía curioso y nos preguntaban. Nada más. Funcionamos con normalidad”, afirma. 

Vecinos del Casco Viejo

“Que la hostelería se queje es indignante e insultante” 

Nahiko, iniciativa popular del Casco Viejo integrada en AZ Sare Komunitarioa, cree que la implantación del sistema de la doble puerta en los bares va en la buena dirección, pero considera la medida insuficiente.

Paliará parte del problema del ruido, pero no lo va a erradicar. Navarreria seguirá lleno y los jueves, viernes y sábado el Casco Viejo será San Fermín”, opina Asier Cabodebilla, miembro de Nahiko.

La iniciativa popular señala que la doble puerta supone “poner una tirita en la herida” y defiende que para solucionar la gentrificación que sufre el barrio se debe revisar el modelo de ciudad, actuar de una manera más global y que los ciudadanos cambien de mentalidad. “La mayoría han asumido que el Casco Viejo es simplemente un lugar de ocio y que la gente vive en la periferia”, señala. 

Nahiko pide a las instituciones que prioricen que el Casco Viejo vuelva a ser un espacio residencial –viven 11.627 personas– se actúe contra la masificación y sus efectos colaterales –pisos turísticos, despedidas de solteros, ruidos, suciedad, actos o carreras deportivas– y que se dote al barrio de infraestructuras públicas.

“Genera más polémica que a los bares se les exija la doble puerta que seamos el único barrio sin plaza cubierta, polideportivo, sin casi parques para los txikis o bancos para los mayores”, afea.

Asier recuerda que el sistema de doble puerta se aprobó en 2017, lamenta que no se haya aplicado hasta ahora –creen que los cambios que afectan al “lobby hostelero” siempre cuestan más que se hagan realidad– y considera “indignante e insultante” que las asociaciones del sector se estén quejando ocho años después.

“Muchísimos dueños sacan auténticas fortunas del sufrimiento de nuestro barrio y de las quejas vecinales”, critican. Nahiko defiende que parte de los propietarios regentan varios negocios y que la mayoría tienen “la capacidad financiera suficiente” para realizar la instalación.

Mañana, reunión con los hosteleros

“Seremos comprensibles y no exigiremos imposibles”

El lunes, el Ayuntamiento de Pamplona se reunirá con asociaciones de hostelería y bares del Casco Viejo para explicarles los detalles de la campaña informativa sobre el sistema de doble puerta. Como se recordará, agentes de Policía Comunitaria, vestidos de paisanos, entregarán en persona una carta a los propietarios de los establecimientos en la que se detallan los pasos que deben seguir.

Les vamos a resolver todas las dudas, con qué empleados municipales deben contactar si tienen problemas técnicos...”, indica el concejal de Urbanismo y Gobierno Estratégico, Joxe Abaurrea

A pesar de las críticas de parte del sector, Abaurrea avanza que “no hay marcha atrás”, recuerda que el sistema de doble puerta era una de las reivindicaciones de los vecinos del Casco Viejo y destaca que el PEPRI se modificó en 2017 por “consenso” político y “con el visto bueno” de las asociaciones de hostelería.

“Sabían que esta medida iba a entrar en vigor y no han dicho nada hasta ahora”, comenta Abaurrea. 

En la reunión, el Consistorio pedirá “colaboración” a los hosteleros y les repetirá el mensaje que lleva trasladando las últimas semanas: se analizarán todos los casos de forma individualizada.

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“Trabajaremos personalmente con cada negocio. Seremos dialogantes, comprensibles y flexibles. No actuaremos de manera impositiva ni exigiremos medidas imposibles. Se estudiarán todas las alternativas”, adelanta.

En la misma línea, indica que la medida debería haber entrado en vigor el 1 de enero y que el Ayuntamiento está “dando tiempo” a que se adapten.