Henriette tiene 3 hijos, de 17, 12 y 8 años, y ella, a sus 42 años, dice que va a aguantar y no va a dejar la VPO, “¿porque si no a dónde voy a ir a esta edad?”. Está hecha a todo, no en vano ya pasó por una dación en pago en 2008 en Irurtzun, que les dejó muy tocados.

Ahora, según señala, “hemos tenido que pagar ya 32.000 euros, de los ahorros que hemos podido reunir”, además de los “700 que damos al mes por el piso en alquiler en Sarriguren”. “¿Si me quita el sueño? He sufrido tanto que ¿para qué?”.

En este momento, Henriette, que llegó de Camerún a Pamplona hace 20 años, es la única que trabaja (de cocinera en un hotel pamplonés), porque Gelbet, su esposo, está en paro. “Me llamaron del Gobierno de Navarra y me metí sin pensar (en Maristas). Era mi sueño tener un piso, y como estaba en el centro de Pamplona, pues mejor”, confiesa. Ahora, la situación se está haciendo muy difícil para ellos, pero no se rinde.

Ante la asamblea de este miércoles

“Voy a ir a la asamblea, pero no sé qué voy a votar. No quiero pagar el sobrecoste; que encuentren una solución para nosotros por favor. Somos gente humilde, trabajadores, que no nos sobra el dinero”, dice refiriéndose a la gestora y constructora. Y hace un llamamiento también a las administraciones: “Al Gobierno y el Ayuntamiento les digo que necesitamos nuestra vivienda. Nos ha tocado a nosotros y no quiero renunciar. Tengo unos hijos pequeños y lo tengo que hacer por ellos”