Jon Ander Peña, radiante y lívido: “He sufrido mucho”. Las catorce estaciones del vía crucis en 64 minutos. Contra las cuerdas, atado de pies y manos, el tolosarra resucitó este lunes en el Navarra Arena para llevarse la txapela del Cuatro y Medio de San Fermín. Remontó un severo 7-16 después de un descorche espumoso de Javier Zabala, que no fue capaz de cerrar el partido. Durante unos días recordará el error en el dos paredes del 18-19 que dio una bola extra a su rival. Así las cosas, el riojano dio muestras de un buen salto en el plano físico, pero la dureza le acabó pasando factura.
Peña II, entretanto, en 2024 se encontró con un Altuna III rezagado que acabó dándole la vuelta al marcador en el epílogo; mas en esta ocasión el tolosarra fue el protagonista de la revuelta, pero además acalló los fantasmas que recordaron ese 20-21 que Jokin le levantó en el mismo escenario. Estuvo 21-19, al que llegó con una tacada de cuatro cartones, y encajó un buen tanto de Zabala, pero no le temblaron las piernas. Restó un saque terrible con la zurda y supo agarrarse a la cancha para encontrar su oportunidad. Cerró con un gancho. El de Baiko Pilota, que gana su primer cetro de la modalidad, no tropieza dos veces en la misma piedra. Peña II fulmina a Sísifo.
Peña II ejercitó la paciencia en el potro de tortura, trabajó a contrapelo en una final con un enorme peaje físico, solo apta para gigantes, y terminó llevándose el gato al agua. Primer título para su empresa desde 2018, cuando Oinatz Bengoetxea alzó el cetro ante Jokin Altuna (22-17). Precisamente, la racha de Aspe se rompe a manos del tolosarra, el máximo damnificado de la rebaja de ocho a siete parejas en el Masters CaixaBank, con el necesario encaje de solo tres delanteros de Baiko; por lo que tendrá que jugarlo en Serie B siendo el campeón en curso de Primera. Reivindicación.
Tambores de guerra
El inicio fue eléctrico. Zabala anunció tambores de guerra nada más caer la chapa al suelo del Navarra Arena de Iruñea, que no registró un llenazo, pero que sí tuvo una entrada preciosa (2.725 espectadores). Insolentes ambos, el riojano pegó primero al responder un dos paredes de Peña II con otro más profundo y poderoso que su rival fue incapaz de responder. Velocidad. Era la clave. Siguió el logroñés con un saque-remate en el que exhibió una volea viva.
El representante de Baiko necesitó veinte pelotazos para romper a sudar. Terminó con una dejada al txoko un tanto elaborado. Dos fallos propios abrieron una brecha asumible para el especialista de Tolosa, que empezó demasiado recto. El segundo, forzado, vino de una pelota cruzada por Zabala.
La reacción
Javier trató de cambiar el panorama con el saque al ver que el guipuzcoano restaba bien, así que buscó el dos paredes sin éxito. El riojano le regaló otra carambola y Peña II no perdonó: cortada en el ancho. Bisturí. En cuatro pelotazos más igualó en el cuarto cartón. Era su camino. Guerra relámpago ante un bombardero.
Zabala continuó con su guion: talar a Jon Ander a base de cortadas para evitar su peligro de aire. El 4-5 llegó por ahí, pero después los dos pelotaris se vaciaron en el mejor tanto del choque, de 36 pelotazos. Duro, muy duro. Una tortura en la que Zabala tuvo que defender lo indefendible. Agresivo, Peña II encontró las líneas. Javier se vació. Terminó el guipuzcoano por el txoko con su rival fuera del tiro de cámara.
La paliza, que podía haber sido fatal para un manista como el riojano, explosivo en los inicios, no le pasó factura. Ha crecido en ese aspecto. Volvió a recurrir al dos paredes para cortar el paso a Peña II, que no se achicó y sacó rédito de un remate al txoko tras una gran defensa de Zabala, sorprendente en esas lides: rápido, sólido, efectivo.
La escapada de Zabala
Y Zabala se escapó. Tiró de látigo. Una cortada y un saque dieron fe a la propuesta del sorprendente Javier. Reaccionó Peña con un pelotazo por la pared. Pero, a raíz del 7-9, el manista de La Rioja se marchó directamente hasta el primer descanso largo. Bache para el tolosarra. Despegue del logroñés. De nuevo, encontró El Dorado en el dos paredes. Con el 7-12, el representante de Aspe acumulaba cuatro en su cuenta de resultados y ningún error. Una caza suculenta, más todavía en un delantero que en ocasiones peca de irregularidad.
El set de descanso no serenó a Peña II. Tic tac. Se asomó al precipicio. Zabala encontró líneas. Cruzó un gancho –el primero de la final– tras pegar atrás y firmó una apertura con más ángulo que potencia. El suelo del Navarra Arena favorece al arquitecto. Javier Zabala padre, botillero de su hijo, le dijo claro que para ganar había que seguir siendo agresivo, proponer, ir hacia delante. Un saque y un fallo de Jon Ander, precipitado, pusieron el 7-16. Tacada de siete cartones. La herida se restañó merced al primer fallo del riojano en todo el partido.
Peña II le vio las orejas al lobo. A tumba abierta. Todo o nada. Kale edo bale. El 11-16 fue un dos paredes a la vuelta del saque. La txapela estaba en el ancho. Resurrección. Incisivo, tiró de catálogo y exploró la carambola. A Zabala le costó dar dirección en el peloteo y controlar el resto. Y Jon Ander se ancló en el centro de la cancha para dominar y cambiar el tiro de cámara. Tacada de nueve tantos en un abrir y cerrar de ojos y supervivencia para el tolosarra. 16 iguales. La dureza del primer tercio de la final se cobró sus peajes. El castillo de naipes de Zabala se derrumbó. El 17-16 fue una cortada por la pared. Era la primera diferencia a favor del guipuzcoano. Reacción explosiva.
Un final emocionante
Zabala recuperó el saque con un cortadón al txoko con la zurda tras agarrar un par de buenos remates de Peña II y se fue al 17-18 con un bonito gancho.
Al regreso del segundo descanso largo, Javier fue expeditivo para mandar en el peloteo. Se cruzaron 23 pelotazos más para que el riojano acabara cortando. En total, 311 pelotazos a buena. Tortura física en el Navarra Arena. Un fallo del riojano al empecinarse en el dos paredes dio oxígeno a Peña II (18-19). Durante unos días le sonará el eco de ese yerro. El de Baiko empató gracias a su buena vista en un latigazo de Zabala que pasó la frontera del cuatro y medio. Un saque-remate adelantó a Peña a dos centímetros de tocar txapela. Un fallo de zurda del de Aspe abrió el camino a Jon Ander. 334 pelotazos después, el tolosarra realizó su último saque. 21-19.
Zabala recuperó el saque con un voleón. Agresivo, no se guardó nada. Un flashback: 7 de julio de 2024, situación similar para Peña II y acabó cayendo. No tropezó dos veces. El tolosarra llevó un saque que era una puñalada por la pared izquierda y se repuso del poder de su contrincante con un gancho.