madrid - Pablo Iglesias y Albert Rivera se volvieron a medir en un segundo asalto tras su debate con Jordi Évole en La Sexta, esta vez en un plató universitario sin editar, y con una victoria rotunda de la política “con mayúsculas”, tan manida. Y es que ayer, ciudadanos y líderes, sí pudieron interactuar.
Unos ciudadanos, en este caso estudiantes de la Universidad Carlos III , que aplaudieron sobre todo al líder de Ciudadanos, algo más fresco que su rival, más concentrado en recitar de carrerilla su programa político.
También hubo sonoros abucheos a los dos ausentes, Mariano Rajoy, especialmente, y Pedro Sánchez, cuando, para introducir el debate, se proyectado imágenes de los cuatro aspirantes a presidir el Gobierno. Y para que su ausencia se notara, ahí se quedaron sus dos taburetes.
Camisa blanca -o casi- remangada y pantalón oscuro, fue el uniforme de ambos para este debate inédito en un aforo desbordado. Promesas muchas, las de siempre, y una inesperada. La de un catalán que se comprometió con el bable y un madrileño que prometió que si llega a presidente aprenderá “un poco” de euskera, de catalán y de gallego.
Se habló también de filosofía porque una estudiante mostró su inquietud porque sea suprimida de la enseñanza secundaria como quiere el PP y les preguntó a los dos por una obra indispensable.
Ambos se acordaron de Kant, pero Rivera citó erróneamente su obra más popular, la Crítica de la razón pura, como “ética de la razón pura”, y Rivera, cuando el moderador le pidió concreción, reconoció no haber leído ninguno de sus títulos. - Efe