Pamplona - La dimisión de Pedro Sánchez y la secuencia política que ha acabado con abstención del PSOE en Madrid recuerda mucho al proceso postelectoral que se vivió en Navarra en 2007. El veto de Ferraz al cambio de Gobierno acabó con Miguel Sanz en la Presidencia y la dimisión de Fernando Puras. Nueve años después, el entonces candidato del PSN rememora aquellos días, y aunque admite un paralelismo entre ambas situaciones, también destaca las diferencias.

¿Se ha sentido identificado con Pedro Sánchez estos días?

-No demasiado, la verdad. En 2007 yo era solo el candidato, y no el secretario general. Ese es un matiz importante porque el partido mantenía su dirección. Además, yo dimití por una diferencia de posicionamiento, y tengo la impresión de que tras la dimisión de Sánchez se esconde el interés de ganar adeptos para plantear una alternativa dentro del partido.

La secuencia de los hechos sin embargo recuerda mucho a la que tuvo lugar en Navarra.

-Es cierto que hay algunos paralelismos. Pero sinceramente creo que las similitudes son más aparentes que reales. El PSN planteó una propuesta de Gobierno con unas fuerzas que hoy para el PSOE no suponen ningún problema. De hecho, en distintos territorios hay acuerdos similares al que planteábamos con Nafarroa Bai y con IU. Incluso, el marco que se dio a Pedro Sánchez para negociar entra dentro de esos parámetros: no a la derecha y no a quienes tengan como prioridad un proyecto independentista. En esas coordenadas se desenvolvió el PSN.

Pero no le dejaron.

-No, y es verdad que eso generó una frustración interna que sí se parece mucho a la que ahora se produce en el PSOE. Esta vez además elevada a la enésima potencia porque hablamos de España, y no solo de Navarra. Me acuerdo mucho de lo que aquello significó en Navarra, y espero que no suponga lo mismo ahora.

¿Comprende el malestar que estos días trasladan las bases del PSOE?

-Sí, porque en ese sentido la dinámica sí que ha sido similar. En 2007 teníamos el respaldo absoluto del comité regional y el de las bases de Navarra. Esta vez la opinión también era muy mayoritaria, y luego no fue modificada por el Comité Federal. Ese fue el error. Porque se han creado unas expectativas que no se han podido cumplir. Y lógicamente, cuando por unas u otras circunstancias se ha cambiado la posición, ha sido un problema.

¿La responsabilidad de haber llegado a este punto es de Sánchez o de quienes forzaron su caída?

-Sinceramente creo que el conjunto de los actores debiera de haber procedido de otro modo. Cuando se constató que el marco que se había fijado al candidato para alcanzar acuerdos no era suficiente y no permitía formar una alternativa de gobierno, se tenía que haber devuelto el debate al Comité Federal. Y una vez allí decidir qué hacer, seguir intentando formar gobierno con otros criterios o asumir que no había alternativa posible.

¿Y por qué no se hizo así?

-Seguramente porque ni a unos ni a los otros les interesaba tener ese debate, porque estaban aprovechando la coyuntura para cuestiones diferentes. Se ha hecho un debate ficticio con unos planteamientos que tienen una parte muy importante de lucha por el poder.

¿Va a ser posible cerrar las heridas que todavía hoy siguen abiertas?

-Va a ser difícil, la verdad. Pero confío en que superado el congreso se pueda remontar. Sin Pedro Sánchez en el grupo parlamentario será más fácil la gestión ordinaria. No por su persona, sino por lo que representa. Eso facilitará también la normalización interna, al menos hasta el congreso. Tengo la impresión de que esto solo se resolverá cuando haya primarias y se celebre un congreso.

¿Debería el PSOE celebrar el congreso lo antes posible?

-No creo que sea algo que haya que afrontar con prisas y de manera urgente. El PSOE tiene una tarea esencial desde hace mucho tiempo, pero que viene aplazando con la excusa de las citas electorales y otras circunstancias sobrevenidas. Sin embargo, en momentos como este se ve que es necesario. Debemos revisar nuestro proyecto político, y será entonces cuando habrá que pensar en el liderazgo.

¿Ha quedado obsoleto el proyecto político socialista?

-Es un proyecto que no se adecua a las circunstancias de hoy en día. Pero tenemos una gran oportunidad para llevar a cabo un proceso con los plazos y el desarrollo que sea necesario. Sin urgencias. Que nos permita poder tener un partido fuerte, con una identidad definida y un modelo orgánico adecuado a esa identidad. Comprendo que no es una tarea sencilla, que es algo complejo y susceptible de muchas opiniones, pero creo que ya es imprescindible.

¿La abstención era la única salida que le quedaba ya al PSOE?

-Era muy difícil cualquier otra salida. El Partido Socialista debe ser útil a los ciudadanos. Gobernar es una premisa básica para un partido político, pero no puede ser el único objetivo. El PSOE debía intentar gobernar o contribuir a formar una alternativa a la derecha. Pero si eso no era posible dentro de las coordenadas fijadas por el Comité Federal, no quedaba otro remedio que la abstención. No podemos entrar en una dinámica de convocatoria de elecciones sucesivas. Entre otras cosas porque supone el efecto no deseado, el fortalecimiento de la derecha.

¿No hubiera rebajado la tensión interna que la gestora hubiera dado libertad de voto?

-No lo sé. Pero sí tengo la impresión de que si Sánchez, a la vez que presentaba su dimisión como secretario general, hubiera renunciado también al acta de diputado, probablemente se hubiera gestionado de otra forma el posicionamiento del grupo socialista en la investidura. Pero bueno, es solo una hipótesis.

¿Qué le parece que Pedro Sánchez prepare ya su candidatura para el próximo comité federal?

-Es una decisión que no comparto, en la medida que creo que esto requiere de otros ritmos. La celeridad de Sánchez supongo que está más vinculada a sus legítimas aspiraciones personales que a lo que de verdad necesita el partido y el socialismo en España. Es muy apresurado. No soy partidario en absoluto de seguir esa vía tan acelerada.

¿El PSOE debe facilitar ahora la gobernabilidad de España?

-Es una situación difícil, pero la gobernabilidad se la tiene que ganar el PP convocando a diversos partidos. No es responsabilidad solo del PSOE.

Podemos ya ha dicho que va a disputarles el liderazgo de la oposición. ¿Es un problema añadido?

-El PSOE nunca va a ejercer la oposición que va a ejercer Podemos. Entre otras razones porque el PSOE tiene que darse cuenta de que no puede propiciar la radicalización y polarización de la sociedad y de la política. Ni política ni socialmente es bueno fomentar dos polos que se enfrenten en un pim pam pum. Es labor del PSOE desarrollar un papel que evite una radicalización de la política.

¿No corre el riesgo de que los ciudadanos dejen de ver al PSOE como una alternativa de gobierno?

-Puede ser, pero no por posicionamientos puntuales en una u otra materia. El desgaste tiene que ver mucho más con que nuestro proyecto no se percibe y no se aprecia con nitidez. La gente no sabe muy bien cuáles son nuestras apuestas y nuestra propuestas políticas. Ve que el partido va de aquí para allá. No siente el proyecto político del PSOE tan definido como el de los demás.

¿Cómo ve al partido en Navarra?

-Lo veo bastante estabilizado y cohesionado. Desde luego, haciendo los esfuerzos posibles para salir adelante y recuperar el papel que tuvo como alternativa dentro de la izquierda, para luego así poder tener mayores aspiraciones. Pero también hay un hecho evidente, y es que está en una situación de debilidad.

En este año y medio de legislatura el PSN ha optado por una posición equidistante entre el Gobierno y la oposición frontal de UPN y PP. ¿Le parece acertada?

-No es una cuestión de situarse más aquí o más allá, sino de buscar nuestra identidad y nuestra propuesta política. Con el PSN pasa lo mismo que con el PSOE. La gente tiene que percibir con nitidez cuál es nuestra propuesta, y que esta sea una referencia para los demás, no al revés. Comprendo la dificultad de lo que digo en una situación política tan compleja como la que tenemos. Pero desde luego creo que tenemos que trabajar en esa dirección. Si no recuperamos nuestra posición con nitidez, difícilmente la gente va a poder situarse con claridad respecto a nosotros.