os más de cien afiliados y simpatizantes que el viernes por la tarde se acercaron al hotel Alma de Pamplona -en la cuesta de Beloso- perdieron la cuenta de las veces que Feijóo pronunció la palabra amigos. A veces con el queridos delante. Queridos amigos a cada inicio de párrafo de un discurso enlatado, que lo mismo sirve para Bilbao que para Pamplona o para Logroño, frío -y por momentos algo aburrido- y escaso de ligazón con el terreno. Su preocupación no es esa. Sus esfuerzos van a estar centrados en, precisamente, buscar más amigos. Feijóo quiere tener 11 millones de amigos, esa es la cifra mítica, aspiracional, de la que habla casi con admiración. Once millones de votos -186 escaños- fueron los que tuvo Rajoy en 2011, y simbolizan el objetivo del gallego: volver a hacer del PP la sigla hegemónica de la derecha. Pero el panorama ni por asomo es el de 2011, y Feijóo va a tener que remar mucho siquiera para recuperar algo de terreno.

Se le vio con menos chispa que otros días y algo más cansado. Lógico, porque las giras exprés cansan y todavía le queda lo más gordo: a partir de la semana que viene, cuando de Sevilla salga directo al despacho presidencial de Génova, el gallego se pondrá en chip electoral y no parará hasta la cita con las urnas.

Tuvo pocos gestos hacia Navarra. El primero, eso sí, con un histórico. "Cuidado con Don Jaime Ignacio", advertía a la nube de fotógrafos que, a la llegada de Feijóo, se agolpaba sin prestar atención a que Jaime Ignacio Del Burgo aguardaba a la entrada del salón para saludar al candidato. "Un momento con Don Jaime Ignacio", repitió Feijóo, que nada más entrar estrechó la mano del que fue presidente de Diputación, y que en las últimas semanas ha protagonizado unas duras declaraciones contra Ana Beltrán, a la que critica llevar el partido "con el mando a distancia" y a la que recordó -como publicó este periódico en abril de 2021- que su acumulación de cargos en Génova -donde llegó con Casado y de donde saldrá en una semana- es contraria a los estatutos del partido. Es un síntoma de que la formación está rota en Navarra, así que se echó de menos un poco más de calidez en el discurso. Era un encuentro con afiliados, no un mitin, y por momentos hubo demasiada propuesta política y dato de una realidad que Feijóo conoce como pocos -Galicia- pero que aquí queda un poco lejana.

Queda la incógnita de saber si cuando Feijóo acotó una de sus frases con "podríamos preguntarle a Pablo, que sabe mucho de economía" se refería a Pablo Zalba, que presidió la gestora del PP foral. Pero más allá de eso, no hubo guiños al partido en Navarra, que como él PP en todo el Estado necesita ilusión y también tiene pendiente su congreso.