El Gobierno de Navarra afronta con prudencia pero también con optimismo las perspectivas económicas de la comunidad para el tramo final del año. La incertidumbre sigue siendo importante, con la inflación todavía elevada y los tipos de interés disparados. Sin embargo los principales indicadores económicos siguen marcando una tendencia positiva tanto en lo que se refiere al crecimiento del PIB como los datos de empleo.
“No hay ningún indicador que atisbe una próxima ralentización económica”, ha señalado este miércoles tras la reunión del Consejo de Gobierno su portavoz, Félix Taberna. Las perspectivas, según apunta el Ejecutivo foral, son por lo tanto positivas, tanto para el cierre del ejercicio actual como para los primeros meses del año que viene, que “irá en una senda al menos saludable”.
La lectura tiene su importancia porque en estas semanas de inicio de curso político es cuando se ajustan las previsiones económicas, tanto de crecimiento como de recaudación tributaria. Y que sirven también para la planificación del próximo presupuesto del Gobierno, que posiblemente volverá a ser expansivo, aunque sea solo por el mero efecto de la inflación, que sigue todavía elevada. Taberna, que no ha avanzado datos, garantiza que el cierre va en la senda de lo previsto y que Navarra cerrará el año “ajustado” a sus previsiones iniciales.
Esta tendencia positiva, que en todo caso hay que mirar con prudencia en un contexto de incertidumbre internacional como este, parecía ya consolidada con los últimos datos del PIB publicados a finales de julio, y que apuntan a un crecimiento de la economía del 1,4% para el conjunto del año. Datos positivos pese a una leve ralentización respecto al ejercicio anterior. Algunas entidades financieras prevén incluso una cifra todavía superior.
Prórroga presupuestaria
Es en este contexto en el que el Gobierno de Navarra debe presentar los presupuestos del próximo año, los primeros de la legislatura. Deberá hacerlo además teniendo en cuenta la reactivación de las reglas fiscales europeas, suspendidas por la pandemia desde 2020, pero que volverán a limitar la capacidad de gasto público y de endeudamiento de las administraciones públicas, también del propio Gobierno foral. Y no está claro como van a afectar.
Navarra tiene pendiente acordar con el Estado los límites de deuda, déficit y regla de gasto para 2024, y ahí queda margen de negociación. Pero en principio no serán necesarios ajustes presupuestarios como los que hubo que aplicar a principios de la década pasada. Navarra cuenta además con el pequeño colchón que le supuso el superávit del pasado año y la buena recaudación del actual, por lo que no debería tener problemas para entrar en el marco de la estabilidad presupuestaria. No obstante, puede ser un problema si la UE opta por estrechar los márgenes de los Estados o si la coyuntura económica entra en una fase negativa.
Lo que sí parece seguro ya es que el Gobierno de Navarra deberá prorrogar algunos meses el presupuesto actual. Aunque en Ejecutivo es en gran medida una continuidad del anterior –10 de sus 14 miembros formaban parte del anterior–, todo a punta a que será necesario un periodo de transición para que los nuevos equipos vayan asumiendo la gestión y diseñen sus políticas presupuestaria y prioridades de gasto para el próximo año. De forma que, aunque la ley fija el 30 de noviembre como fecha máxima para la aprobación de las cuentas públicas por parte del Gobierno, éste avanza que se podría retrasas algunas semanas.
De hecho, se fija como referencia el trámite presupuestario de 2019. Entonces también fue necesario aplazar algunas semanas su presentación formal y, por lo tanto, su aprobación final en el Parlamento, que no se produjo hasta finales de febrero. Eso podría generar algún inconveniente puntual sobre todo desde el punto de vista administrativo, pero no tendría mayores consecuencias políticas ni económicas
“Lógicamente estamos ya trabajando y preparando el escenario presupuestario”, ha destacado Taberna, que no obstante apunta a un retraso debido a que estamos en “un año electoral” y eso implica un “desfase” en los plazos de tramitación. “Estamos empezando a ello, pero la propia constitución del Gobierno y asuntos propios del año electoral hacen que pueda sufrir un retraso”, afirmó el vicepresidente, que en todo caso limitó a “un plazo determinado de uno o dos meses” la posible prórroga presupuestaria. Algo que dependerá también de la propia dinámica negociadora de un Gobierno que sigue en minoría, y que deberá buscar en el Parlamento votos para la aprobación de las cuentas de 2024.