Tras una década marcada por una política de gasto expansiva, Navarra afronta un cambio de ciclo presupuestario que va a obligar a ajustar el presupuesto en prácticamente todas las áreas de la Administración foral. Los datos son provisionales, pero el escenario que dibuja el marco presupuestario plurianual aprobado recientemente por el Gobierno de María Chivite apunta a una clara contención del gasto que va a limitar el margen de actuación de todos los departamentos.
Se trata de un cambio de calado que afecta a todo lo que resta de legislatura y que viene motivado por dos factores fundamentales. De entrada el final de los fondos europeos, que han engordado las partidas de algunas consejerías en los últimos años pero que progresivamente van llegado a su fin. Y por otro, la vuelta de las reglas de estabilidad presupuestaria. La normativa ha estado suspendida desde la pandemia para facilitar la recuperación económica, pero el rigor fiscal europeo vuelve con fuerza para atajar el margen de inversión de las administraciones públicas.
Es el esquema que ofrece el marco plurianual 2024-2027. Un documento aprobado por el Gobierno foral a principios de julio, pero cuyos indicadores principales se han mantenido ocultos hasta ahora. El Ejecutivo había rechazado darles publicidad, hasta el punto de que la nota de prensa en la que se daba cuenta de su aprobación omitía los datos principales para dar una imagen de normalidad que, como se ha comprobado ahora, no es tal.
El plan es la respuesta que el Ejecutivo ha enviado a la Airef, la autoridad independiente del Estado encargada de velar por el control presupuestario de las administraciones públicas. La entidad había reclamado al Gobierno medidas que redujeran la inversión pública porque la regla de gasto se ha disparado este año por encima del 10%, cuando lo recomendable es un 2,6%.
El marco plurianual no habla de recortes y muestra una situación financiera saneada. Navarra tiene controlada la deuda, que este año cerrará por debajo del 12% del PIB. Y ha logrado superávit en seis de los últimos siete ejercicios, todos menos 2020, el año de la pandemia. Pero compromete una senda de control del gasto. Si el presupuesto del Gobierno de Navarra ha crecido un 70% en los últimos diez años, la previsión acumulada para los próximos tres años es de apenas el 6%.
Si se cumplen las previsiones fijadas por el Departamento de Economía y Hacienda, que el Gobierno se ha esforzado esta semana en matizar que son todavía provisionales, el frenazo principal se va a dar el próximo año. Técnicamente no hay recorte ni tampoco una congelación, porque el gasto público volverá a crecer. Pero lo hará apenas un 1%, por debajo de la inflación y de la previsión del crecimiento del PIB.
El nuevo presupuesto
Será en septiembre cuando el consejero de Hacienda presente el techo de gasto definitivo. José Luis Arasti por ahora ha evitado hacer ninguna valoración argumentado que están “trabajando en ello”. Y hay presión tanto dentro del Gobierno como de los partidos que lo componen para que se flexibilicen algunos de los ajustes planteados, especialmente severos en determinadas áreas, como Vivienda, Industria o Innovación.
Porque aunque el gasto se mantiene al alza, la letra pequeña señala que sólo hay tres partidas principales que van a crecer. Aquellas que están obligadas por ley y las que tienen un gasto previamente comprometido. Es el caso de gasto de personal, que vuelve a aumentar hasta casi los 2.000 millones empujado por las actualizaciones salariales y los distintos complementos aprobados recientemente a modo de grados y carreras profesionales. El margen sin embargo será escaso para aprobar otro tipo de mejoras retributivas, como reclaman algunos colectivos de funcionarios.
Las otras dos partidas que muestran una clara tendencia al alza son la aportación al Estado, regulada por el Convenio Económico, y la financiación de los ayuntamientos, que por ley debe aumentar el IPC más dos puntos. Ambas subirán un 3,5% y un 4% respectivamente en 2025.
A partir de ahí son pocas las partidas que van a mejorar. No está decidido todavía porque lo que fija Hacienda es el techo de gasto máximo de cada departamento. Luego es cada uno quien reparte los fondos en función de su prioridades y eso están sin definir. Pero supone que habrá partidas que crecerán y otras que se verán recortadas o, incluso, desaparecerán. Lo que invita a pensar que pocas novedades ofrecerá el presupuesto de 2025, más allá de consolidar la actuación ordinaria de los últimos años.
El colchón no obstante es importante. El incremento acumulado, muy condicionado también por la inflación, deja un volumen de gasto amplio que supera en 2.000 millones los que llegó a tener el último Gobierno de UPN. Por lo que, al menos sobre el papel, no se esperan medidas traumáticas.
Perspectiva a medio plazo
El escenario no es mucho mejor para lo que resta de legislatura. Es pronto para sacar conclusiones porque si ya es difícil cuadrar las estimaciones del ejercicio entrante mucho más es hacerlo a medio plazo. Hay además variables sin aclarar todavía. Navarra por ejemplo tiene pendiente pactar con el Estado las nuevas reglas fiscales. Si bien está claro que entrarán en vigor en 2025 y será estrictas, queda margen de flexibilización.
Es a lo que se agarra el Gobierno de Navarra, que pone en valor su buena relación con el Ministerio (ambos son del mismo color político) y confía en que, al final, el escenario no será de rigor severo. Entre otras cosas porque políticamente será difícil de explicar para los partidos que sostienen al Gobierno y que han cuestionado duramente las políticas de austeridad aplicadas durante la última crisis financiera.
La coyuntura económica es además favorable. Las previsiones de Hacienda siguen marcando un escenario de crecimiento del PIB por encima del 2% para el periodo 2025-2027 y también de la recaudación, que será un 3% superior el año que viene. Lo que aleja el fantasma de los recortes y deja margen para mejorar una previsión de gasto elaborada con criterios de prudencia.
Así lo destaca el propio informe de Hacienda. “Hasta no conocer en detalle cómo se va a articular la elaboración y el cumplimiento del plan fiscal nacional a nivel de los distintos subsectores de las administraciones públicas y, en particular, en relación a los compromisos de coordinación y colaboración en materia de estabilidad presupuestaria entre los Gobiernos de Navarra y España, en el marco del Convenio Económico, el marco presupuestario 2024-2027 se ha elaborado, con un criterio de prudencia, en un escenario de equilibrio presupuestario”, señala.
Es en todo caso un punto de partida sobre el que empezar a trabajar los presupuestos del año que viene. Los distintos departamentos ya han empezado a mirar dónde hay gastos prescindibles –pocos casi siempre- y se ha entablado una negociación en el Gobierno para buscar ciertas mejoras que, como en años anteriores, previsiblemente llegarán cuando toque presentar el presupuesto definitivo.
Queda también pendiente la negociación política entre los tres partidos que componen el Gobierno (PSN, Geroa Bai y Contigo-Zurekin), que defienden una mejora para sus respectivas áreas que evite situaciones políticamente difíciles de explicar. Y habrá que buscar después el acuerdo con EH Bildu, que si bien tiene un margen de presión limitado –no puede votar en contra de los presupuestos con la derecha, sobre todo ahora que necesita apoyo del resto de socios en Pamplona–, también marcará sus prioridades.
Este lunes retoma la actividad el Parlamento con la primera reunión de la Mesa y Junta de Portavoces. Será el pistoletazo de salida del segundo año de legislatura, en el que el Gobierno tiene que empezar a concretar algunas medidas y leyes esperadas. Y que arranca con el debate presupuestario ya sobre la mesa. A la espera también de lo que pueda ofrecer el debate fiscal, una discusión pendiente que ha mostrado algunas diferencias importantes entre los socios –Geroa Bai reclama una revisión de la fiscalidad para las rentas medias y los autónomos– y que se va a ver muy condicionada por el final de un ciclo expansivo del gasto presupuestario.
ALGUNOS DATOS
- El PIB seguirá creciendo un 2,2%. Según las estimaciones del Servicio de Economía y Finanzas del Gobierno de Navarra, la economía crecerá este año en torno al 1,5% “en un contexto de desaceleración generalizada del crecimiento económico y con elevadas dosis de incertidumbre”. Las previsiones sin embargo repuntan a partir del año que viene debido a la mejora de algunos indicadores económicos como la inflación. Eso permitirá un avance previsto del PIB de 2,2% en 2025 y 2,1% en 2026 y 2027.
- Ingresos al alza un 3%. Los ingresos del Gobierno de Navarra crecerán el año que viene un 3%. Cifra que se mantendrá estable en 2026 (3,3%) y 2027 (2,9%). No obstante, se espera que la ratio de recursos no financieros respecto al PIB tenga un paulatino descenso desde el 21,6% en 2024 al 21,0% en 2027 por el final de los fondos europeos y por la participación de Navarra en los gravámenes temporales de entidades de crédito y energético, cuya continuidad en este momento no está asegurada. Por lo que respecta a los ingresos tributarios, se mantendrán en torno al 20% del PIB en todo el periodo.
- Sin déficit. A falta de conocer el plan de ajuste fiscal que tiene que presentar el Gobierno de España, el marco presupuestario plurianual se ha elaborado “con un criterio de prudencia en un escenario de equilibrio presupuestario”. Navarra prevé cerrar sin déficit los ejercicios 2025-2027, con una reducción paulatina de la deuda que quedará este año en el 11,2% del PIB. Por debajo del límite del 13% fijado en la Ley de Estabilidad para las CCAA.