Gaza sigue en una emergencia humanitaria difícil de imaginar. Este reportaje reúne a cuatro de las personas que hemos entrevistado en dos años de genocidio: el investigador de CIDOB Mariano Aguirre, el periodista Xavier Mas de Xaxás , el profesor José Abu-Tarbush y la directora de UNRWA Comité Español Raquel Martí. Los primeros analizan principalmente la cuestión geopolítica. En el caso de Martí, la ayuda implementada
Xavier Mas de Xaxás. Periodista de La Vanguardia
“Tras el bombardeo en Qatar Trump dijo basta”
Este corresponsal destaca la insuficiente ayuda humanitaria y que estamos muy lejos de una reconstrucción. “Hamás no va a entregar las armas si no es al final de un proceso de negociación que ni siquiera ha empezado”, y tampoco hay una “fuerza multilateral de países árabes dispuestos a desarmar a Hamás”.
Así que queda “muchísimo por hacer “, pero a juicio de este periodista “la administración norteamericana carece del cuajo diplomático suficiente para gestionar este tremendísimo problema”. Augura una “tranquilidad en Gaza rota por bombardeos y por atentados, y una población sin capacidad de acceso al volumen de ayuda humanitaria que necesita”.
¿FUTURO INMOBILIARIO? No hay que olvidar , recuerda Mas de Xaxás, el “objetivo de Trump de convertir aquello en un resort. Para ello, “has de desarmar a Hamás, ningún inversor va a querer reconstruir Gaza mientras Hamás siga armado, por el riesgo tan enorme de que se vuelva a bombardear”. “Ahora Trump dice que no hace falta sacar a todos los palestinos de Gaza, pero mantiene una oferta económica para cada gazatí que quiera salir”. A falta de materializala maquillaría una “limpieza étnica”, y “por lo tanto un crimen de guerra”.
Mas de Xaxás cree que se está estableciendo un “nuevo orden basado en la fuerza y la disuasión militar”, donde Trump “ha sido capaz de cuadrar a Netanyahu, algo que Biden no quiso o no pudo hacer”. Quizás la coyuntura lo facilitó, con un Israel “aislado” con una “reputación internacional por los suelos”, tras las acusaciones de genocidio.
QATAR La presión ha ayudado a que Trump pusiera "contra las cuerdas a Netanyahu. Sobre todo, a causa del bombardeo en Qatar en septiembre. Ese día Trump dijo basta y entendió que Netanyahu se le escapaba de las manos”. Trump, continúa este corresponsal diplomático, quiere hacer negocios en Oriente Medio "sobre todo con las monarquías de la península Arábiga, y necesita estabilidad". Y Netanyahu, "acusado de corrupción con un proceso en marcha, entendió que necesitaba el apoyo de Trump para salir adelante”. Mientras, Estados Unidos bombardea “supuestas narcolanchas” en América Latina en “ejecuciones sumarísimas, sin ningún tipo de transparencia”.
COMPETENCIA PRESIDENCIAL Este periodista ve en el el presidente estadounidense a un "especialista en dar titulares y en captar la atención mediática, pero es muy malo en gestionar procesos complejos. La droga en Latinoamérica y la paz en Oriente Medio son temas de mucho calado, y Trump no está preparado y no tiene el equipo para hacerlo”, concluye.
Mariano Aguirre. Investigador del CIDOB
“El plan de Trump es muy genérico y sin participación palestina”
“El alto el fuego logrado por Trump es importante, pero no supone ni mucho menos una solución al conflicto israelí-palestino ni el fin de la guerra en Gaza, básicamente porque su plan es muy genérico”. Según explica Aguirre, este plan está negociado entre la administración de EEUU, una serie de países árabes, Turquía e Israel, pero no se ha consultado con los palestinos. Ni con Hamás ni con la Autoridad Nacional Palestina, “representante en los territorios ocupados incluyendo Gaza. Tampoco se ha consultado con otros grupos políticos palestinos ni con la diáspora”.
COYUNTURA Así pues, “se decide sobre un pueblo sin consultarle. Hamás lo acepta porque tiene una debilidad muchísimo mayor de la que Israel indica. La realidad es que está muy destruido, han matado prácticamente a su cúpula militar y política, y su capacidad de gobernabilidad está muy debilitada, y militarmente inmensamente frágil. Aguirre recuerda que Hamás "hasta ahora había ido aceptando previos acuerdos de alto el fuego que luego Israel violó, pero esta vez ha jugado con cierta habilidad porque ha visto que a Trump le interesaba, bien sea porque quería ganar el Premio Nobel o porque él tiene esa perspectiva de presentarse como un hombre de paz” por paradójico que pueda resultar.
ARMAMENTO Otro “punto muy delicado del plan es que exige a Hamás su desarme. Según apunta este analista, “parece que estaría dispuesto a entregar las armas más pesadas, que no creo que sean muchas y seguir teniendo las ligeras, para lo que podríamos llamar autodefensa, porque a su vez dentro de la franja de Gaza hay una serie de grupos armados palestinos que son una serie de tribus palestinas que han hecho acuerdos con Israel y a cambio de dejarles entrar armas y ayuda colaboran en combatir a Hamás, lo cual ha agudizado toda la situación humanitaria”.
ENFOQUE “COLONIAL” Asimismo, prosigue, Israel ha redefinido la retirada de Gaza que plantea el plan de Trump, y la ha convertido en “tres líneas de las que progresivamente, en principio, va a ir retirándose sin hacerlo totalmente y manteniendo el control de las fronteras de Gaza”.
Por otro lado, “es poco claro quiénes van a formar parte de esa coalición de países que constituirían una fuerza de paz para estabilizar y dar seguridad a la Franja”. Tampoco está resuelta la gobernabilidad de Gaza, si hay un patronato presidido por Trump junto con una especie de coordinador general que sería el exprimer ministro británico Tony Blair, “figura inmensamente controvertida en Oriente Medio por sus vínculos económicos, financieros y políticos con las monarquías árabes, especialmente Arabia Saudí”.
Bajo ese doble liderazgo “habría un grupo de lo que llaman tecnócratas palestinos”. En teoría, “funcionarios, técnicos, gente en la diáspora, economistas, políticos o académicos”. Además de que “es difícil que sean solo técnicos sin posiciones políticas”, la idea de “Trump liderando con Blair como una especie de virrey es muy colonialista”, añade este investigador. En realidad, continúa Aguirre, lo que se está diciendo es que ese grupo de tecnócratas no sea “ni de Hamás o enviados de la Autoridad Nacional Palestina”.
FUEGO INCESANTE Mientras, la población gazatí va a “tener que seguir viviendo de la ayuda humanitaria que sigue entrando a cuentagotas por parte de Israel”. “Las necesidades básicas no están en este momento ni mucho menos cubiertas. Israel sigue alegando que no se le entregan los cuerpos de todos los rehenes, sigue bombardeando, sigue matando gente, con lo cual, como escribía hace días un autor palestino, el alto el fuego no lo es. Israel sigue usando la violencia”, y el asunto corre el riesgo añadido de que vaya desapareciendo de la prensa, y por lo tanto de la opinión pública.
José Abu-Tarbush. Profesor de Sociología
“La segunda fase del plan tiene una enorme incertidumbre”
“Estamos ante dos años de genocidio, con una devastación humana y material de Gaza sin precedentes en la región, y ante una gran incertidumbre en torno a la segunda fase” del alto el fuego, señala José Abu-Tarbush, profesor de Sociología en la Universidad de La Laguna, en parte por la gran “ambigüedad en los términos”, faltos de concreción y detalle. Él teme que se pueda “prolongar esta situación con una “estrategia dilatoria” por parte de Israel destinada a mantener un panorama “insostenible dada la devastación humana y material”.
NO TODO ES GAZA Este especialista en Oriente Medio no se olvida de Cisjordania, “donde hay un recrudecimiento de la ofensiva israelí a manos de los paramilitares colonos, en un momento crucial, de recogida de la aceituna, base económica importante en el sector agrícola. Estamos viendo que día tras día los colonos, amparados por el ejército israelí, queman y talan olivos y agreden a los agricultores, hombres y mujeres que van a hacer la recogida anual de la aceituna. Pese a que Donald Trump ha dicho que no permite la anexión de iure de Cisjordania por Israel, lo cierto es que les está permitiendo la anexión de facto, día tras día, porque todas las semanas se implantan nuevos colonos; la situación de Gaza no debe ensombrecer lo que está pasando en Cisjordania”.
PARADOJAS Para Abu-Tarbush, un mando presidido por Donald Trump y comandado Tony Blair, no despeja precisamente las dudas. Además, la “dinámica de confrontación” perdura e “Israel está imponiendo una serie de palos en la rueda”. No admite a Hamás, “algo que parecería obvio, pero es que tampoco admite a la Autoridad Nacional Palestina”. Asimismo, “ha vetado a algunas fuerzas internacionales, como las de Turquía”. En definitiva, “todo eso está en el limbo” y por hacerse, pues no hay un plan “concreto y detallado” de cara al inicio de la reconstrucción, o el “establecimiento de una fuerza de interposición o de estabilización internacional”.
ALGUNOS LÍMITES Abu-Tarbush acusa a EEUU de “cómplice del genocidio”. Si bien observa que “Donald Trump, que entró en la Casa Blanca apelando a Jordania y a Egipto para que asumiesen a la población gazatí avalando el proyecto de limpieza étnica de Israel, teóricamente ha dado marcha atrás”. Trump “ha parado el genocidio, ha logrado una tregua, ha logrado el intercambio de rehenes y prisioneros, también la entrada de la ayuda humanitaria, y que se inicie un proceso negociador.
En resumen, “ha puesto a Israel algunas limitaciones en tanto que estaba erosionando los intereses de Estados Unidos en la región”. En particular cuando Israel bombardeó Doha el 9 de septiembre. “Todas las petromonarquías gozan de teóricas garantías de seguridad por parte de EEUU, para eso son aliadas y pagan. Cuando Israel bombardeó Qatar generó una crisis de credibilidad. Esa ha sido la clave y la línea roja”. Ahora bien, este profesor se pregunta si EEUU va a “mantenerse en esa posición, y presionar a Israel para lograr un acuerdo satisfactorio para todas las partes en Gaza”. “Esta es la gran incógnita. Yo, sinceramente, lo dudo”.
“La situación sigue siendo igual de acuciante que hace dos semanas”
Raquel Martí, directora Ejecutiva del Comité Español de UNRWA, describe la dimensión de la emergencia
“Pediría que no se pierda el foco de Gaza, porque la situación sigue siendo igual de acuciante que antes de un alto el fuego que Israel está violando constantemente”, denuncia Raquel Martí.
Mientras a los hospitales “llegan de nuevo niños asesinados y heridos”, Israel tampoco está cumpliendo con la entrada de ayuda humanitaria. “Los seiscientos camiones del plan de Trump no son suficientes. Aunque estuvieran entrando todos serían insuficientes para revertir la hambruna declarada en Gaza”. Los camiones que finalmente entran no solo portan alimentos, sino también tiendas de campaña, medicamentos, combustible... Por ello, se están repartiendo “un millón de comidas calientes”, por lo que “solo la mitad de la población gazatí está accediendo a una comida al día. Con esto no se revierte una hambruna”.
SANIDAD Igualmente “están entrando medicamentos, pero no en las cantidades que se necesitan, en una situación extrema, en la que más de 40.000 personas han quedado con discapacidades, y requieren tratamiento y rehabilitación de por vida. Hay más de 5.000 amputados sin prótesis, porque Israel no permite su entrada. También multitud de personas con enfermedades crónicas que llevan dos años sin recibir tratamiento”. Más de 15.000, de los cuales 4.000 son niños, necesitan urgentemente salir de Gaza para salvar sus vidas, porque requieren unas cirugías complejas o tienen cáncer, en dos años no han recibido quimioterapia ni radioterapia, y van a morir si no consiguen salir. Están saliendo muy pocos”.
Martí recuerda que “Israel ha destruido todo el sistema de aguas y saneamiento en Gaza, y se han acumulado toneladas de basuras y de desechos en las calles, un mar de escombros y de aguas residuales estancadas, y han proliferado las enfermedades infecciosas y las diarreas agudas sin medicamentos para ser tratados. Con lo cual esos camiones que están entrando suponen "unas cantidades ínfimas que no revierten la situación".
MÁS PROBLEMAS Gaza se ha pasado desde marzo sin gas para cocinar. “Las familias han quemado todo lo que se pudiera para hacer comida o calentarse, y cuando ya se ha agotado la madera, han empezado a quemar plásticos, neumáticos, todo lo que prende, siendo supernocivo para la salud”. Ahora Israel está empezando a dejar entrar el gas, pero tampoco en las cantidades necesarias. Ni el combustible para hospitales, ambulancias o camiones. Martí recuerda que tras el 7 de octubre Israel “cortó el suministro eléctrico y dejó a Gaza sin electricidad” y los generadores por combustible fueron claves. Como desde marzo no entraba ese combustible, han muerto pacientes “por esta falta de suministro eléctrico”.
Otro riesgo son las “toneladas de remanentes explosivos sin detonar” entre los escombros, que han provocado decenas de muertos. Entre las ruinas “se cree que hay más de 10.000 cadáveres”, y “la población palestina está desescombrando con sus propias manos para poder acceder a los cadáveres de sus seres queridos”.
DENUNCIA “Israel está devolviendo decenas de cuerpos de personas que fueron detenidas y lo que dicen los médicos de los hospitales de Gaza es que han sido sometidos a tal grado de tortura que son irreconocibles, con lo cual están teniéndoles que enterrar en fosas comunes, porque no pueden identificarlos. Me parece gravísimo”.
Martí recuerda que UNRWA sigue operativa en Gaza y Cisjordania “a pesar de todos los impedimentos que nos está poniendo Israel”, con apoyo psicológico, educativo, sanitario, logístico y técnico. Tenemos 12.000 trabajadores locales activos”, pero “los internacionales no podemos entrar ni en Gaza ni en Cisjordania”.
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