El verano ya está aquí y con él, para muchos, las tan esperadas vacaciones. En un sociedad en la que el ritmo de vida es de lo más acelerado, el tiempo para desconectar de la rutina toma cada vez más protagonismo. Tomarse un respiro no solo ayuda a descansar, también hace posible volver con energía renovada y con más ganas.

La importancia de tomarse un respiro

Los especialistas de Quirónsalud señalan que "entre las principales ventajas de dejar la mente en blanco durante las vacaciones destacan: Aumento de la creatividad. Una mente descansada tiene más capacidad de innovación. Aumento de la productividad. Descansar durante las vacaciones nos ayuda a tener un mayor rendimiento a la vuelta. Mayor motivación al regresar. Un descanso adecuado renueva la energía y el entusiasmo por las actividades diarias. Mejora el bienestar. La desconexión total durante las vacaciones es vital para mantener una vida equilibrada y saludable".

En esa misma línea, desde ese mismo organismo indican que para aprovechar las vacaciones al máximo hay que seguir una serie de recomendaciones: "Cerrar temas urgentes, delegar responsabilidades, apagar las notificaciones de las aplicaciones del trabajo, limitar el uso del móvil y desconectar de las redes sociales, organizar planes diferentes en vacaciones, incorporar actividades que ayuden a relajarte y planificar la vuelta al trabajo".

Las claves de Boticaria García para evitar enfermar al empezar las vacaciones

"Pasa porque tenemos el estrés muy alto antes de irnos de vacaciones. Y cuando el estrés baja, baja también el cortisol, que es el que tiene al sistema inmune funcionando en alerta. Y claro, cuando se desploma el cortisol, las defensas también se desploman… y te pones malo", comienza explicando la farmacéutica, nutricionista y óptico-optometrista, Boticaria García, en una de sus últimas intervenciones en 'Y ahora Sonsoles'. A esto se le llama síndrome del ocio leisure sickness.

Pero su explicación va más allá. "El cortisol es una hormona que le tenemos mucha manía, pero en realidad es la que mantiene el sistema inmune funcionando en estado de alerta. Cuando tenemos estrés agudo, el cortisol hace de policía, mantiene a raya a los virus y bacterias”, explica. El problema llega cuando, tras semanas de estrés acumulado, por fin nos relajamos. Entonces, el cortisol baja, el sistema inmune deja de estar tan activado y es cuando llegan los virus oportunistas. "Se cae, se cae... no funciona tan bien", señala la experta.

Y no solo eso, "en vacaciones te expones a virus en los aviones, en sitios cerrados, y además comemos peor. Por no hablar de que mucha gente sale del súper con alimentos frescos sin nevera y con 40 grados fuera. Luego pasa lo que pasa. Esa gente que pasa de estar trabajando al límite a hacerse 30.000 pasos en un tour el primer día… eso es una locura. Lo ideal es hacer una bajada progresiva del estrés. El primer día de vacaciones no tienes que hacerlo todo. Calma. Nos ponemos malos porque bajamos el estrés de golpe. Bajar el cortisol de forma brusca sin preparar al cuerpo hace que tu sistema inmune se relaje demasiado... y zas, te pones malo", continúa explicando de manera detallada Boticaria García.