La trombosis venosa profunda es una enfermedad en la que se produce la formación de coágulos de sangre en el sistema venoso, principalmente en las extremidades inferiores. Una de las complicaciones más graves es la aparición de un tromboembolismo pulmonar, si el coágulo se desprende y viaja hacia los pulmones, provocando embolia. Es por ello que no se recomienda viajar en avión mientras el trombo está activo, es decir, cuando está recién diagnosticado y el paciente está con tratamiento anticoagulante. Una vez tratado y con un adecuado control anticoagulante, los pacientes ya pueden volver a viajar sin mayores complicaciones

Factores de riesgo

Los viajes prolongados, especialmente si son en avión, pueden incrementar el riesgo de desarrollar trombosis venosa debido a:

Factores extrínsecos, como la inmovilidad durante los viajes, la deshidratación, los asientos estrechos y la falta de espacio para poder mover bien las piernas.

Factores intrínsecos, como antecedentes de trombosis venosa o tromboembolismo pulmonar, insuficiencia venosa crónica, enfermedades hematológicas o cardiovasculares, obesidad o embarazo.

Prevención

Para prevenir problemas hay que tener en cuenta:

Movilidad: durante el vuelo se recomienda mover las piernas regularmente, realizar ejercicios de contradicción y extensión de las piernas y, si es posible, caminar cada dos horas para mejorar la circulación.

Hidratación adecuada: la deshidratación aumenta el riesgo de formación de coágulos, por lo que beber agua regularmente es fundamental.

Ropa cómoda: evitar prendas ajustadas, que puedan comprimir las venas y dificultar el flujo sanguíneo, y usar medidas de compresión para ayudar a mejorar la circulación en las piernas.

Medias de compresión: para aquellos con factores de riesgo conocidos, el uso de medias de compresión graduada es beneficioso, ya que ayudan a mejorar la circulación en las piernas y reducir el riesgo de trombosis.

Medicación preventiva: en casos de riesgo elevado, como en personas con antecedentes de trombosis, puede estar indicado el uso de anticoagulantes, como heparinas de bajo peso molecular o aspirina. Cualquier medicación profiláctica debe ser supervisada por un médico.

Control de factores de riesgo: las personas con condiciones preexistentes que aumentan el riesgo de sufrir una trombosis deben consultar a su médico antes de realizar viajes prolongados. El tratamiento que se considere más adecuado para estas condiciones puede incluir tratamiento anticoagulante o el uso de medias de compresión.