En la entrada al callejón de la plaza de toros de Pamplona figura una hermosa placa dedicada a uno de los más grandes taurinos de esta tierra. En ella se ensalza ‘A Pedro Chaverri, Chico de Olite, Doblador y Torero’. Pedro Chaverri Gárriz nació el 28 de junio de 1909 en la ciudad de Olite. Y falleció el 8 de enero de 1980. Su andadura como doblador comenzó en 1930 y se detuvo en 1977. Con 47 años es el doblador más longevo de los encierros de Pamplona. Era alto, talludo y de cara larga, con indudables hechuras, trazas y composturas de torero, ‘amanoletado’. Fue novillero, banderillero y doblador del encierro. Logró gran popularidad y no solo a nivel de la capital navarra. Su fallecimiento fue destacado a nivel nacional e, incluso, el escritor Camilo José Cela le dedico una cariñosa semblanza. El nombre artístico lo escogieron sus amigos en taurino y debate en una añeja taberna de la calle Mañueta de Pamplona llamada la ‘Cueva del Encanto’. Allí prosperó el mote del contertuliano Joaquín Ciordia, conocido como ’Varillas’. El ayuntamiento de Olite pedía el dato para la cartelería de la novillada programada para sus fiestas de septiembre de 1927. Otros de los nombres propuestos fueron ‘Niño de los Fueros’, ‘Batano’, como se conocía a su familia en Olite. Triunfó dos tardes en esta plaza en 1927 como novillero. También soportó muy duras cogidas en esta plaza, sobre todo la producida el 13 de abril de 1958, que le dejó para siempre muy mermada una pierna, durante una novillada picada con tres novilleros navarros: Zúñiga, Gracia y ‘Romerito’. Le tuvo en el dique seco dos fiestas de San Fermín, las de 1958 y 1959.  Descontando esos dos años y los dos de la Guerra Civil en los que no hubo toros (1937 y 1938), Chaverri Gárriz, fue doblador en 43 fiestas. 

No llegó a tomar la alternativa. Fue banderillero y director de lidia en multitud de funciones en Navarra, Gipuzkoa, Aragón y la Rioja. Fue peón de confianza de Julián Marín y también de su hermano Isidro. Y también trabajó para Pepe Bienvenida, ‘Morenito de Valencia’ y otros toreros de la época. Estuvo en activo hasta 1973, cotizando durante 43 años. Entre sus muchas intervenciones como doblador se recuerda mucho una del 10 de julio de 1935. La mañana de aquel día el ‘Chico de Olite’ coleó en el mismo ruedo a un toro del hierro de Carmen de Federico que estaba corneando al donostiarra Gonzalo Bustinduy, que murió a los dos días.

Ignacio Cía Iribarren, director de la meca durante décadas, dejó escrita una bonita semblanza del Pedro Chaverri, ‘Chico de Olite’. Decía “banderillero y ejemplo de doblador en los encierros, era el hombre admirado por todos los muchachos que en Pamplona querían ser toreros. Para él no había situación difícil tanto como subalterno profesional como en las complicadas y arriesgadas funciones de doblador en los encierros. Precisamente como tal fue el que llevó a punta de capote a los corrales al toro Semillero, número 21, de Urquijo, que en el fatídico encierro del 10 de julio de 1947 se quedó descolgado de la manada y mató a dos corredores. Al primero, en la calle de la Estafeta, y al otro, en el ruedo. Aquel toro le correspondió en el sorteo a Julián Marín y cuando Pedro, que figuraba en su cuadrilla, le comunicó la suerte aquél debió hacer un gesto de desagrado y Pedro a los le contestó: ‘No seas tonto. He metido el toro corrales y ha dejado en el ruedo un surco con el morro’. No se equivocó. Fue un gran toro que propició un triunfo apoteósico al torero tudelano, que alternó aquella tarde con Gitanillo de Triana y Manolete, última actuación de éste en Pamplona.Eran personajes que acrecentaban su ya natural personalidad durante los días de San Fermín. En su indumentaria tenían de común el uso de la americana y cuello de la camisa abrochado sin corbata y, por supuesto, los zapatos relucientes como espejos”.