A falta de tres días para San Fermín, los almacenes de los bares de Pamplona, lejos del rojo y blanco tradicional, se visten con los colores de todas las comidas y bebidas que ofrecerán los primeros días de fiesta; se trata una labor a la que se llevan enfrentando desde hace meses, cuando comenzaron los preparativos y todavía no veían con claridad el final del recorrido.
Algunas de las claves esenciales para poder manejar el incremento masivo de los clientes durante estos nueve días tienen que ver con el aumento de la plantilla, las reformas de los locales o las negociaciones con proveedores. En concreto, el bar Catachu apuesta por duplicar el personal, de 10 a 20 trabajadores, para que su agenda resulte más accesible: “En estos días se concentran casi dos meses de trabajo”, reconoció Pedro Chocarro, gerente del bar. De hecho, a partir del 15 de mayo comienzan a pedir para los almuercicos, comidas y cenas: “Llegamos a manejar hasta 2.000 kilos de carne y pescado”, estimó.
En el bar Txirrintxa, la encargada Alicia Colomo iba de un lado a otro para culminar las previsiones sanfermineras. “En mayo empezamos a realizar el volumen gordo de pedidos y en las dos últimas semanas lo metemos todo en el almacén. También quitamos el mobiliario de la primera planta y traemos unas mesas de plástico para el almuerzo del 6 de julio”. En cuanto al volumen de pedidos, lo primero que pensó fue en que en el almacén se encuentran más de 200 cajas de Coca-Cola, aunque “para el 8 ya hay que volver a pedir”, contó.
"Con los dos fines de semana no sabemos calcular"
La organización del bar Adokin, en la calle Estafeta, no se aleja del resto: “Tenemos muchas ganas de que lleguen los Sanfermines para solo trabajar; ahora estamos en el punto de resolver todos los problemas”, comentó Iosu Lajusticia, gerente del bar. Al igual que el resto, también han doblado la plantilla para poder atender todas las reservas y las noches de jolgorio. Uno de los productos estrella del bar es la cerveza y, para no quedarse sin ella, especularon que tenían que hacer un pedido de “alrededor de 2.000 o 3.000 litros. La previsión de este año es difícil porque con los dos findes no sabemos calcular. En cualquier caso, también hemos querido poner el foco en los días previos porque sospechamos que ya empezará a haber gente”, explicó.
“En los almacenes de los bares no entra ni un alfiler”, sentenció Amaiur Feliú, gerente de Mesón de la Nabarrería y uno de los socios del Mesón del Caballo Blanco. Al igual que el resto, sus locales llevan desde comienzos de junio con esta carrera de fondo: “Sobre todo, aumentamos la plantilla. De normal en Navarrería contamos con 15 trabajadores, pero en Sanfermines contratamos a ocho más para que no nos peguemos una paliza”, contó. En cuanto a los pedidos, Amaiur reconoció que “acertar es una ciencia”, ya que hay factores que no pueden controlar; entre ellos, el tiempo o qué tipo de bebida van a escoger los clientes. Eso sí, la cerveza se mantiene como la protagonista absoluta durante las fiestas: “El 6 de julio gastaremos alrededor de 1.000 litros de cerveza”, estimó.