Aunque el Pobre de Mí puso la tradicional banda sonora al final de los Sanfermines en la medianoche del domingo, esta mañana, el conocido como encierro de la villavesa, ha desafiado un año más al programa festivo, volviendo a reunir a cientos de personas en torno a esta singular carrera, aquellos que después de toda la noche de fiesta del 14 se niegan a irse a casa y acuden al encierro.

La cuesta de Santo Domingo ha estado abarrotada de mozos y mozas esperando al cohete para dar comienzo a la carrera a las ocho de la mañana. Pero en el resto del recorrido no había espectadores, los balcones de Estafeta, que este año se han llenado al 100%, estaban vacíos y no está puesto ni el vallado. ¿Y la Cruz Roja para atender a los heridos? ¿Es que nadie se ha enterado? ¿Solo hay un grupo de privilegiados que sabe que hay otro encierro?

Llega la hora y por noveno día seguido los mozos cantan A San Fermín pedimos, y se lanza el cohete de aviso. Pero los corredores no se mueven, no se oyen los cencerros de los cabestros ni los gritos de los pastores. Los periódicos se han cambiado por vasos, la figura de la hornacina se ha convertido en una persona de carne y hueso y el sonido ambiente no son gritos de tensión sino una cumbia de un bar que renuncia a terminar la jornada. Es el encierro de la villavesa.

Una multitud canta al santo, esta vez de carne y hueso. JAVIER BERGASA

Esta singular tradición nació de la nostalgia. Los mozos a los que les había sabido a poco 9 días de fiesta seguidos decidieron crear su propia tradición y empezaron a correr delante de la villavesa cuya ruta pasaba por la cuesta del encierro. Desde entonces, quien persigue a los mozos también es de Villava pero corre con dos ruedas, no es otro que la leyenda Miguel Induráin. Mejor dicho, la leyenda de Miguel Induráin: el ya famoso Jotas se disfraza del Pentacampeón del Tour y corre con la mítica bici Espada. Este año acompañado de maceros y de un mozo disfrazado de Duffman, personaje de Los Simpsons que es mascota oficial de la cerveza más consumida de Springfield, la Duff.

La carrera se ha saldado con un total de cero trasladados al hospital y cero corneados, aunque ‘Miguelón’ ha derrotado con la bici durante todo el recorrido. Sí que ha habido alguna caída y empujones, provocados sobre todo por el alcohol, tal como atestiguan las imágenes de la galería.

Jóvenes por los suelos en este peculiar encierro. JAVIER BERGASA

La historia del encierro de la villavesa

Aunque hay quienes, basándose en unas fugaces imágenes del No-do del 16 de julio de 1962, retrotraen su nacimiento hasta ese año, la hipótesis carece de demasiada consistencia. Lo que ahí se ve es a hombres, mujeres y niños bailando alegres por la calle Chapitela con una villavesa, es cierto, detrás. Pero eso no significa nada más allá de que, por aquel entonces, las villavesas seguían haciendo con normalidad su recorrido incluso en San Fermín, algo impensable hoy. Ahí vemos fiesta, sí, pero no encierro. Todo indica que, como afirman los entendidos en estas lides, el año fundacional fue 1986.

Miguelón avanza sin freno por Estafeta. JAVIER BERGASA

En Facebook podemos encontrar, de hecho, un magnífico vídeo de la carrera de 1988, editado nada menos que por TVE1, que al parecer realizó todo un despliegue informativo ese año, colocando incluso un cámara en el interior de la villavesa. Porque, como es harto sabido, el nombre del encierro viene del hecho de que durante los primeros años del mismo la línea 6, que por aquel entonces subía por la cuesta de Santo Domingo, fue utilizada a modo de improvisado sustituto de los toros. Los corredores, por su parte, no eran ni los habituales divinos ni los valerosos mozos que se juegan el tipo delante de los astados, sino un inclasificable y peculiar grupo de juerguistas, tarambanas y calaveras que se negaban y se niegan a asumir que todo esto acaba el 14 a medianoche con el Pobre de Mí. Ellos y ellas quieren más. En algún momento de los 90, y sin duda con buen criterio, el Ayuntamiento canceló el recorrido de la línea durante la fatídica hora de las 8 de la mañana. Pero eso no fue obstáculo para que la tradición popular, ya muy arraigada entre los incondicionales de la noche del 14, perdurara por sus propios medios.

En 1995 ó 1996, los expertos discrepan en este punto, hizo su aparición estelar un mozo disfrazado de Induráin. Eran los años de gloria del ciclista, una figura de renombre mundial entonces por sus apabullantes éxitos en el Tour de Francia. Un gigante, además, nacido en Villava, la localidad que da el nombre a los autobuses de Pamplona y, a la postre, claro, al propio encierro de la villavesa. El caso es que, enfundado en el inconfundible maillot amarillo y armado con la mítica Espada la bicicleta más famosa del mundo, con la que Induráin batió en 1994 el récord de la hora, aquel mozo sustituyó a la villavesa, haciendo las veces de esforzado astado.

El gentío lo recibió como a lo que sin duda era, un héroe del cachondeo, de la fiesta y del buen humor. Y así, junto a otros espontáneos igualmente iluminados por la audacia de lo jovial, entre los que destacó muchos años un mono Charlie, ha sobrevivido el encierro hasta hoy. Porque, de modo casi prodigioso, aquel mozo sigue hasta hoy mismo acudiendo a su particular cita con San Fermín.

27

Pasado y presente del singular encierro de la villavesa DIARIO DE NOTICIAS

Desde Santo Domingo con cohete, adoración al santo (ejem) y cánticos incluidos hasta el callejón, casi 30 años haciendo posible la continuación del jolgorio. Se dice pronto. Hay que llevar la fiesta muy muy dentro para hacer algo así, y la palabra "pasión", que Hemingway conocía tan bien, tiene sin duda todo que ver. Porque, para cualquiera que lo haya vivido, ese encierro es la fiesta en estado puro. Un maravilloso sarao alcohólico sin sentido alguno, surgido solo por y para la risa y la parranda. Algo que, desde las Dionisias de la antigua Grecia hasta cualquier festival multitudinario de rock, habita en el corazón de la fiesta, porque toda fiesta es siempre un espacio de interrupción de lo cotidiano, un momento en el tiempo en el que las reglas y la sensatez quedan de lado y aparece lo inesperado, lo insólito, lo extravagante.

16

San Fermín 2023 | El encierro de la villavesa Unai Beroiz

El encierro de la villavesa atrapa ese momento anárquico, inclasificable y entusiasta que se resiste a ser encauzado de acuerdo a los dictados de la razón. Todos los Sanfermines respiran algo de ese espíritu. También de otros espíritus, por descontado, pero el último encierro es la expresión más acabada de esa vivencia de lo irracional y lo instintivo que acompaña siempre a lo festivo.