pamplona. Mujer inmigrante, de 32 años, con hijos y que lleva menos de dos años de relación con su agresor. La mitad ha presentado una denuncia contra el maltratador y en su mayoría sale de casa con un "enganche emocional brutal". Son características que definen el perfil de las usuarias de las casas y recursos de acogida que se ofrecen a las mujeres víctimas de la violencia machista. Un total de 125 mujeres y 123 menores utilizaron el año pasado (196 en lo que va de año) los diferentes recursos de acogida que oferta el Gobierno de Navarra para los casos de violencia de género: centro de emergencia, casa de acogida y pisos residencia.
Paloma Osés Pérez de Muniáin, coordinadora de los programas, ofreció ayer estos datos tras el seminario Casas de acogida, espacios transformadores que, organizado por la Federación de Mujeres Progresistas de Navarra y moderado por Ainhoa Aznárez, se celebra en Pamplona. Las mujeres que llegan a estos recursos públicos representan "una pequeña parte" de las víctimas de la violencia de género y, entre ellas, apenas una minoría llega a denunciar su situación. "Aquí cargan con otras dificultades añadidas como la falta de apoyo familiar, unos puntos de marginación social, dificultades económicas...", abunda. Su nivel formativo es variado, y sufren diferentes niveles de maltrato "físico, psicológico y sexual, además de económico". La mitad de ellas interpone denuncias. "Hay de todo, las que retiran luego, las que la ponen más tarde con la tranquilidad del recurso... pero en Navarra no se exige presentar denuncia para utilizar estos recursos", indica. Les une a todas ellas la dependencia emocional de sus parejas. "Hay casos en los que son incapaces de decir nada malo de ellos, ni siquiera la paliza que le dio. Además, en ocasiones, ellos son muy seductores y saben cómo volver a atraer a esa mujer que en el fondo están deseando volver...".
volver no es fracaso Una vez que las mujeres salen del sistema de protección no hay un seguimiento de sus vidas. "Sí sabemos que hay muchas que pensaban ir a casa de una amiga y en cambio vuelven con su agresor a los dos meses, o regresan al recurso a los seis meses y nos enteramos que había regresado con su pareja", explica Paloma Osés. Pese a ello, esa vuelta a casa no se considera un "fracaso". Porque esa mujer ha sido capaz de salir y, aunque ahora no sea capaz de verlo, habrá otra ocasión...". Hay muchas mujeres que quieren dar una "oportunidad" a sus parejas pero también es cierto que "salen con un nivel de tolerancia mucho menor, de que todo lo vivido no lo van a volver a sufrir; le quieren, apuestan por la relación pero, a la mínima que no se respete lo acordado, saldrán del domicilio".
Osés profundiza además en las razones que llevan a la dependencia hacia un prototipo de hombre. Hay chicas muy jóvenes, de 18 años, con unos "patrones muy marcados que nos manifiestan que les gustan los malos, los que no les tratan bien, y no son sólo inmigrantes, es más diría que hay más autóctonas". "Aunque la excusa fácil es culpabilizar a los medios de comunicación, sí que es verdad que hay un peso importante de influencia de las series televisivas. No hay más que ver el éxito de Sin tetas no hay paraíso donde el majete es un amigo pero para novio gustaba el Duque, el macarrilla", indica. Hay chicas de 18 años con "relaciones desde los 13 años", algunas con "factores de desarraigo y otro componente cultural pero, lo cierto es que, en lo básico, no hay tantas diferencias con las de aquí". Hay mujeres de 65 que deciden salir de una situación que ha sido "la pauta de toda su vida". El grueso de los ingresos llega de Pamplona y la Ribera, del norte "no hay entradas, bien por el matriarcado o porque este tema sigue siendo de casa".
menos inmigrantes El 66% de las mujeres que llegan a los centros de acogida son extranjeras, un 19% navarras y un 14% del resto del Estado. "Del año pasado al anterior descendió un 2% el porcentaje de inmigración y aumentó el navarro, y la ocupación siguió creciendo".
Con la nueva ley de Servicios Sociales estos servicios son garantizados. La principal dificultad de estas mujeres, más incluso que la vivienda, es lograr su inserción laboral y que se ajuste a su situación, compatible con "el horario escolar". Paloma Osés cita como retos la necesidad de afianzar la coordinación con las fuerzas policiales porque "ahorraríamos a las mujeres malos tragos". "En Navarra las mujeres son derivadas a las casas de acogida por la Policía, quizá por el anonimato del recurso", indica. Y aboga por mejorar infraestructuras, ya que al ser una vivienda donde conviven todas las mujeres hay "espacios comunes" donde se dan "roces y enganchadas que frenan el proceso individual".