juan Valero e Iñaki Alejo, de la Fundación + árboles de Albacete, comenzaron ayer desde Auritz-Burguete el Camino de las Ardillas, en donde recorrerán, entre agosto y noviembre, la espina dorsal de la Península Ibérica, hasta Tarifa. El objetivo es recuperar parte del patrimonio forestal perdido para así permitir que tanto animales como plantas puedan adaptarse al cambio climático migrando más al norte, como explican desde la Fundación. El proyecto está repartido en diferentes fases. En estos cuatro meses se completará la primera de ellas.

Así, Juan Valero, vicepresidente segundo, recorrerá esta zona a pie, detectando zonas carentes de vegetación para rehabitarlas. Además, señalizará una extensa red de senderos que permitirá el tránsito de aficionados al senderismo y voluntarios planta-árboles.

Por su parte, Iñaki Alejo, recorrerá la ruta en una furgoneta cedida por la empresa Volkswagen , que colabora con la fundación desde un principio. Ambos irán acompañados de una ardilla saltarina, diseñada por Javier Mariscal.

Este proyecto se presenta por toda Europa, coincidiendo con la celebración del Año Internacional de los Bosques.

Además, desde la Fundación se intentará sumar unos mil consulados, por diferentes municipios del país, para sumarse a esta iniciativa. En Pamplona, el primer cónsul es Felipe Martínez, dueño del bar Esperando te, de la plaza de Merindades de Pamplona.

+árboles invita a la participación en el proyecto ciudadana con la propuesta de la adquisición de un pasaporte "planta-árboles sin fronteras" diseñado por Javier Mariscal, el patrocinio de tramos del Camino, el voluntariado y las alianzas para aquellas personas que dispongan de terrenos para reforestar. Además, buscan particulares o empresas que dispongan de fondos para patrocinar el proyecto. Toda la información está disponible en las páginas www.elcaminodelasardillas.es y www.masarboles.org.

EL CAMINO DE LAS ARDILLAS es un corredor ambiental que discurre por la cresta divisoria de las vertientes de las grandes cuencas de la Península Ibérica, con la idea de que en antaño una ardilla podía cruzar la península saltando de árbol en árbol, esta vía pretende recuperar el patrimonio forestal alterado, y constituirse como freno y adaptación al cambio climático.