madrid. Antonio Meño, el joven que quedó en coma por una negligencia médica tras una intervención quirúrgica y que permaneció acampado 522 días junto a su familia ante el Ministerio de Justicia, ha fallecido y fue enterrado ayer. Meño pasó sus últimos 23 años de vida en coma, mientras las protestas de sus padres (como la de la foto), llevaron a conseguir que la justicia declarara culpable al anestesista que le atendió en una operación de cirugía estética realizada en una clínica de Madrid. Tras tres juicios y con la aparición de un nuevo testigo, las aseguradoras involucradas alcanzaron un acuerdo de indemnización para la familia. Foto: efe