MADRID ? En realidad no fueron Trece Rosas como siempre se ha dicho, sino Catorce Rosas. Las trece primeras fueron fusiladas en la madrugada del 5 de agosto de 1939, ayer se cumplió el 75 aniversario, la última, perteneciente también al colectivo, fue ejecutada seis meses después, el 19 de febrero de 1940.

Las Catorce Rosas, como prefiero llamarlas, eran casi todas miembros del PCE, y de las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU), y sus edades estaban comprendidas entre los 18 y los 29 años. Sus nombres eran Carmen Barrero Aguado, de 20 años, modista, militante del PCE; Martina Barroso García, de 24 años, modista, militante de la JSU; Blanca Brisac Vázquez, de 29 años, casada, con un hijo, sin afiliación política; Pilar Bueno Ibáñez, de 27 años, modista, afiliada al PCE; Julia Conesa Conesa, de 19 años, modista, afiliada a la JSU; Adelina García Casillas, de 19 años, militante del JSU; Elena Gil Olaya, de 20 años, militante de JSU; Virtudes González García, de 18 años, afiliada a la JSU; Ana López Gallego, de 21 años, modista, militante de la JSU; Joaquina López Laffite, de 23 años, militante de la JSU; Dionisia Manzanero Salas, de 20 años, militante del PCE; Victoria Muñoz García, de 18 años, militante de la JSU; Luisa Rodríguez de la Fuente, de 18 años, sastra, militante de la JSU; y la última, Antonia Torres. Nueve de ellas, cuando fueron ejecutadas, eran menores de edad, la mayoría eran modistas, y un buen número católicas, pese a sus simpatías de izquierdas.

Tras la ocupación de Madrid por las tropas franquistas, los dirigentes del PCE y las JSU habían abandonado España, dejando la organización en manos de militantes poco significativos, entre ellos José Pena, secretario general del comité provincial de las JSU, que fue detenido por una delación y torturado hasta arrancarle una confesión y el nombre de sus colaboradores. Al mismo tiempo, las gestiones realizadas por el policía Roberto Conesa, que actuaba de topo dentro de las JSU permitió la desarticulación de la práctica totalidad de la organización clandestina. La mayor parte de los detenidos acababan de integrarse en la organización o estaban en trámites de hacerlo. Entre los detenidos se hallaban las Catorce Rosas, que fueron detenidas y conducidas primero a instalaciones policiales, donde fueron torturadas, y después a la cárcel de mujeres de Ventas, construida para 450 personas en la que se hacinaban unas 4.000.

El 29 de julio, Isaac Gabaldón, comandante de la Guardia Civil, encargado del Archivo de Masonería y Comunismo, su hija de 18 años y su chófer fueron asesinados en Talavera de la Reina en un atentado cometido por tres militantes de las JSU, conocidos como los Audaces.

El 3 de agosto se celebró un consejo de guerra en el que fueron juzgados 57 miembros de las JSU, de los cuales catorce eran mujeres. Entre los acusados se encontraban los autores del atentado contra Gabaldón, mientras que el resto habían sido detenidos antes del atentado. En el juicio se dictaron 56 penas de muerte, librándose solo una de las mujeres. Otra, Antonia de la Torre, vio aplazada su ejecución por error.

En la madrugada del 5 de agosto de 1939, un pelotón de fusilamiento ejecutó junto a la tapia del cementerio del Este de Madrid a 43 presos, entre los que se encontraban novios y maridos de las Trece Rosas, que fueron fusiladas unas horas después. Ya clareaba el día, cuando colocaron a las trece mujeres en línea, de espaldas a una pared agujereada por decenas de impactos de anteriores fusilamientos. Entonces sonó una descarga y un silencio espeso. Más tarde fueron ejecutados los tres presuntos autores del atentado contra el comandante de la Guardia Civil Isaac Gabaldón Irurzun, su hija Pilar y el chófer, un soldado de 23 años.