pamplona - El turismo compartido o colaborativo es una tendencia mundial que está transformando el modo de viajar y consumir ya que está revolucionado el mercado del turismo con nuevas formas de alojamiento alternativas que en algunos casos rozan la economía sumergida y el intrusismo para el sector profesional, pero que en la mayoría se ha ido regulando poco a poco dada su gran expansión, sobre todo por la gran aceptación que tiene entre los más jóvenes y por la repercusión que logran a través de las redes sociales conectando a usuarios de todo el mundo. Lo que no hay duda es que el turismo colaborativo está de moda y que ha llegado para quedarse, como llegaron para quedarse otras opciones de transporte compartido entre usuarios como Bla Bla Car o Uber o alquiler de alojamientos como Airbnb, todas ellas con usuarios en Navarra. En todos los casos se trata de webs especializadas que ponen en contacto a particulares que ofrecen sus servicios con otros que los demandan. A las ya conocidas de Couchsurfing, alquiler del sofá de tu casa; Campinmygarden.com, donde te ceden el jardín para que acampes o las diferentes que existen de intercambio de casa, se ha unido más recientemente otra opción, el NightSwapping, trueque de noches, que cuenta con unos 350 miembros en Navarra, en la que se utiliza como moneda virtual “la noche” para viajar o para hospedar sin que haya intercambio monetario. Parecida también es Guest to Guest, plataforma en la que se consiguen puntos al alojar a otros miembros de esta red social en la propia casa, y podrán ser utilizados a su vez en cualquier otra vivienda dada de alta en la red. En Navarra hay 900 usuarios. En la CAV también tienen un gran tirón.

Las historias son variadas

Una pareja portuguesa se difumina en la marea de turistas. El verano convierte muchas ciudades en un remolino de viajeros, uniformados con mochilas, gorras y mejillas enrojecidas. Los dos portugueses posan sus maletas en el suelo y despliegan un mapa para intentar decidir hacia dónde guiar sus pasos. No buscan un hotel, ni un hostal. Se alojarán en una casa particular, en la de Xarli. Y, aunque no le pagarán nada a este donostiarra, su anfitrión sacará un interesante beneficio. Este episodio, vivido este mismo verano en Donostia se repite en ciudades como Pamplona y es posible gracias al turismo colaborativo.

De hecho, hace varios años que el negocio de las agencias de viajes ha disminuido por la influencia de las nuevas tecnologías. Los buscadores de Internet ofrecen la posibilidad de comprar vuelos de avión y hacer reservas hoteleras desde casa, sin necesidad de intermediarios. Pero en los últimos tiempos el negocio ha evolucionado y han nacido otros portales que permiten a particulares poner en el mercado, a disposición de los turistas, sus propias casas o habitaciones. La crisis económica ha hecho que muchas familias intenten rascar un puñado de euros con esta actividad, pero ahora una nuevas plataformas que eliminan el dinero de la ecuación. Una de ellas es NightSwapping, una start-up francesa fundada en 2013 por Serge Duriavig. Raúl Sánchez, su responsable de Comunicación en España, explica su funcionamiento básico: “Te inscribes como alguien que quiere alojar personas en su casa, o como alguien que quiere viajar y que por el momento no quiere o no puede alojar. En el caso de que te inscribas como alguien que aloja, ganas el número de noches que las personas se alojan en tu casa. Con esas noches que acumulas puedes viajar a donde quieras, no tiene que ser a la casa de la persona que se ha alojado antes en tu casa. No hay reciprocidad”. En este proceso solo entra en juego una única cuota de 9,90 euros: “No importa el número de días que viajas, ni las personas que viajan contigo. Siempre se paga esa cantidad”. Este pago es el que se cobra la plataforma por la gestión e incluye un seguro para cubrir cualquier tipo de incidente que afecte tanto al anfitrión como al huésped.

Según explica Pilar, responsable de comunicación de la web, deja claro que se trata de una opción legal. “Nos definimos así como una alternativa legal y segura en el sector del alojamiento colaborativo. Sin intercambio monetario entre los usuarios, hacer NightSwapping es totalmente legal y los decretos de regulación de alquiler de alojamientos entre particulares no nos afectan (como ocurre en otras plataformas de alquiler). Respecto a la seguridad, realizamos una moderación de los perfiles de los miembros y activamos un seguro Allianz gratuito que protege tanto a viajero como al anfitrión durante la estancia (a diferencia por ejemplo de Couchsurfing).”

¿Qué puede llevar a alguien a abrir las puertas de su casa a un desconocido de manera gratuita? Raúl Sánchez explica que una de las ventajas que ven los usuarios de esta web sí que responde a razones económicas: “Es una manera mucho más económica de viajar. Es complicado buscar un alojamiento por 9,90 euros. También hay gente que lo que quiere es compartir, que prefiere sentir que comparte algo antes que sentir que gana dinero”. Mientras en otras plataformas prima más el ganar dinero, aquí toma más relevancia sentir que unos desconocidos comparten con uno la pasión de viajar: “Lo que más influye es el hacer un viaje distinto, en el que puedas ver cómo vive la gente del lugar que visitas. Es más auténtico y ves mejor las costumbres”.

viajar sin hacer de anfitrión En NightSwapping posibilitan la reserva de viajes a personas que no quieren o no pueden ofrecer su casa como contraprestación. En esos casos el pago sí se realiza con dinero (entre 7 y 49 euros), pero ni un solo euro llegará al anfitrión que le aloje en su casa. “Da igual el número de noches que vayas a hacer y el número de personas que viajen”, explica Raúl Sánchez, “lo que va a influir en el precio es el tipo de alojamiento. Si tú no alojas a nadie y quieres ir a París, seguramente pagarás 49 euros. Pero si quieres ir a un pueblo de Valencia, por ejemplo, puede que solo pagues 7 euros”. El turismo colaborativo requiere de un ingrediente especial, la confianza. Es, tal vez, la mayor barrera a superar en un entorno, el virtual, donde proliferan las estafas y engaños. En este caso, al no fluir el dinero entre los usuarios, la plataforma presume de no haber registrado incidentes de ningún tipo. “No suele haber problemas porque antes de que una persona vaya a tu casa suele estar en contacto contigo”, relata el responsable de NightSwapping, “si tienes la confianza como para dejar a alguien entrar en tu casa, se supone que eres una persona bastante abierta y no eres alguien quisquilloso. De hecho, nunca hemos tenido que utilizar el seguro contratado para los imprevistos”.

A lo largo de este año algunas ciudades, como Barcelona, han comenzado a perseguir y sancionar los pisos turísticos. En este caso, Raúl Sánchez explica que este tipo de normativas no afecta a los usuarios de NightSwapping: “No nos afecta porque quien aloja no gana dinero y no entramos dentro de esa regulación. Eso sí, los Ayuntamientos y comunidades autónomas pueden cambiar las normas y meternos dentro del saco. Pero a día de hoy no ha llegado ninguna sanción de ningún tipo. No somos Airbnb, donde hay millones de usuarios porque ganan dinero. Lo nuestro es algo más minoritario, donde prima compartir. Como no prima el ganar dinero, el foco no está puesto sobre nosotros. Estas medidas municipales luchan contra otras plataformas que le quitan parte del pastel a los hoteles”.

para muestra, un botón Esta plataforma de turismo colaborativo lleva un ritmo creciente en cuanto a usuarios. Carlos Ibáñez, Xarli, es un donostiarra de 37 años que oferta su casa en NightSwapping desde hace un año, pero a su morada hace tiempo que llegan viajeros de todo el mundo. “Ya había hospedado a gente en mi casa”, explica la víspera de recibir a una pareja portuguesa, “lo de esta web me pareció diferente, ya que con otras plataformas tenía el problema de que había que declarar el dinero que ganaba alquilando una habitación. Aquí me encontré que, en lugar de dinero, podía ganar noches para ir de viaje”.

Normalmente Xarli cede una habitación de su casa, pero también ofrece la posibilidad de prestarla entera y abandonar él su vivienda durante la visita. Asegura que hace tiempo que superó el miedo a recibir desconocidos en su hogar: “No me da reparo porque lo he hecho toda la vida. No es ningún problema. Estoy acostumbrado a alojar a gente desde muchas plataformas”. En un solo año que lleva dado de alta en NightSwapping ha recibido huéspedes en quince ocasiones.

Dice que ha sido “una experiencia muy buena” que le ha permitido disfrutar con gente “muy simpática”. Eso sí, percibe que los viajeros no terminan de tener claro cómo funciona la plataforma y tiene que informarles debidamente: “Hay veces en las que tienes la sensación de que eres un asesor de NightSwapping. Xarli disfruta con esta iniciativa y celebra no haber tenido nunca ningún problema. A base de ofrecer su casa, Xarli se ha ganado el poder disfrutar de la otra cara de la moneda. Relata que ya ha gastado parte de las noches acumuladas en un viaje a París: “Es una plataforma que está todavía un poco verde y cuesta un poco buscar un alojamiento que se amolde a lo que estás buscando. Pero estuve muy a gusto. No conseguí lo que yo quería, pero estuve en un apartamento entero con dos habitaciones muy bonito y con buenas vistas. Me costó más de lo que me esperaba, pero la experiencia fue muy buena”. Ahora planea visitar Escocia: “Tengo acumuladas unas 30 noches, por lo que podré ir a varios sitios pagando solo una cuota. Eso está muy bien porque es igual reservar un día que 20 días”.

Algunas opciones

Intercambio de casas. Existen varias web ya especializadas en esta forma de alojamiento muy popular, sobre todo para un turismo familiar. Literalmente entras en casa de alguien y vives en ella como si fuera la tuya. Aunque todavía existe cierta desconfianza a que desconocidos ocupen tu propia casa, la tendencia entre los usuarios es que haya el máximo respeto porque lo que tú hagas en casa de otros te lo pueden hacer otros a ti en la tuya. La mayor ventaja es el ahorro, puesto que no tienes que pagar y conoces a gente nueva de cualquier lugar del mundo. Preferentemente se intercambian segundas residencias.

Dormir en el sofá. CouchSurfing es una comunidad de usuarios a nivel mundial en la que también ser produce un intercambio, aunque no de casas, sino de sofás. No se trata solo de dejar dormir a alguien en tu sofá, sino de conocer personas y lugares de mano de quien los habita. Según indican, “la mayor ventaja es que, más que un alojamiento gratis en una casa, es una forma de descubrir el mundo y de vivir experiencias que un turista normal y corriente suele perder.

Acampar en el jardín de otro. Para los amantes del camping hay opciones como la que ofrece Camping in my Garden. En esta web lo que te ofrecen es acampar en el jardín de otro, previo pago de un pequeño alquiler. La idea surgió en Inglaterra y se ha extendido por varios países de Europa sobre todo. Cada jardín ofrece distintas instalaciones desde ducha, barbacoa, si se admiten animales de compañía, etcétera.

Alojamiento gratis mientras viajas. Trampolinn, que opera desde el coworking Betahaus en Barcelona, permite hospedarse gratis mientras viajas. La plataforma digital conecta a particulares con la única intención de intercambiar sus viviendas por un tiempo y disfrutar del viaje sin preocuparse por el pago. Se basa en un sistema de puntos. Cada miembro publica totalmente gratis el espacio que quiere compartir: una habitación, el sofá del comedor o incluso su propia casa mientras están fuera. Hospedando los usuarios acumulan puntos que podrán utilizar después para viajar y ser ellos mismos los que se alojen donde quieran.

Intercambio de intereses

De reciente creación, GoCambio, pretende establecer un intercambio de habilidades o intereses de lo más social entre sus usuarios. Te permite compartir lo que sabes para poder viajar a cualquier lugar del mundo. Por ejemplo: tú me enseñas un idioma y a cambio te ofrezco casa gratis.