Más de 20 años con un trastorno en la conducta alimentaria, tres intentos fallidos de suicidio o un problema de adicción al alcohol son algunas de las vivencias que Ainhoa Iraeta se ha atrevido a plasmar en su primer libro, Detrás del eclipse. De manera autobiográfica, esta berinianense de 40 años se desnuda por primera vez y sin tapujos para exponer una serie de problemas con los que convive desde su juventud, con el objetivo de ayudar a personas que sufren un trastorno alimentario y hacerles ver que no están solos y que, al final de este oscuro túnel, también se ve la luz. “Tengo la esperanza de que todo aquel que pueda sentirse identificado con mis vivencias abra los ojos y vea que debe poner todo de su parte y no perder la esperanza, porque es posible lograr una vida mejor”, cuenta.
Sentada en una silla de ruedas a causa de una “caída” que sufrió y que le dañó la médula espinal, Iraeta dice que lo que empezó como un problema con la comida que no parecía tener importancia, se acabó convirtiendo en un trastorno que acabaría por consumirle gran parte de su vida. “Ahora que echo la vista atrás, no recuerdo qué he hecho durante los últimos 20 años; los días se han pasado eternos, pero los años han volado y no me he dado ni cuenta”, lamenta. La triste historia de su enfermedad comenzó cuando apenas tenía 15 años. Antes, practicaba gimnasia rítmica en Lagunak, pero su cuerpo desarrolló pronto y desentonaba dentro del grupo. “Me dijeron que si quería continuar tenía que adelgazar, y ahí comencé a asociar la idea del éxito a la delgadez”, comenta. Entonces, empezó el instituto y dejó la gimnasia; comenzó a engordar y decidió hacer dieta. “Adelgacé 15 kilos, y ahí fue cuando comenzó todo”, dice, ya que fue entonces cuando se empezó a obsesionar con su peso. “Tenía miedo de volver a estar gorda, así que empecé a jugar con la comida, a esconderla o a reducir las cantidades; nunca pensé que el problema se haría tan grande”, dice.
A partir de ese momento, su trastorno se fue haciendo cada vez mayor y con él trajo diversos problemas derivados, como un trastorno de personalidad y un problema de adicción al alcohol. El libro cuenta cómo se independizó para superar la dependencia que sentía por su madre y cómo, en una ocasión, saltó por la ventana, aunque de ese momento no recuerda apenas nada. “Solo me acuerdo de que estaba en la cocina, hablando con mi madre; me dijo que me llevaría un tiempo a su casa para que me pusiera mejor. Entonces, me levanté, le dije ‘te quiero’ y salté”, desvela. También relata cómo, poco a poco, fue perdiendo la relación con sus amigas y con el resto de su entorno. “Al principio podía compaginar mi trastorno con salir con las amigas o con mantener una relación con el que fue mi pareja entonces, pero conforme mi enfermedad se hacía más grande, cada vez el mundo que me rodeaba se hacía más pequeño”, indica.
Uno de los aspectos en los que Iraeta hace hincapié es en la pérdida de relación con su familia, un aspecto que se fue deteriorando conforme su trastorno acaparaba toda la atención de esta y la relación con sus personas más cercanas se desvanecía. “Lo que suele pasar en estos casos es que tu mundo gira en torno a tu trastorno con la comida, y el resto de problemas carecen de importancia para ti”, dice, y agrega: “Ahora estoy segura de que a mis hermanos o mi madre les hubiera gustado que les preguntara de vez en cuando qué tal estaban y me dejara de centrar únicamente en mi”.
Para ella, recordar todos estos episodios no ha sido una tarea fácil. “Da mucha pena volver a pensar en todo esto, pero cuando decidí contarlo en un libro, asumí que eran recuerdos del pasado, y que ahora hay que mirar hacia delante”, señala, y agrega que esto no habría sido posible sin la ayuda del Teléfono de la Esperanza ni de su psicólogo. También, en cierta manera, le ha servido para liberarse. “Nunca me ha importado lo que opinen de mi, porque yo estaba mal y me daba igual lo que el resto de personas pensasen, pero este libro también me sirve para darme a conocer tal y como soy y liberarme de los prejuicios que pudieran tener los demás sobre mi”, añade.
Su objetivo
Ofrecer charlas en centros y concienciar del problema
Uno de sus objetivos a corto plazo es comenzar a dar charlas por diferentes centros educativos, con el fin de prevenir que algunas de las jóvenes que están en plena adolescencia comiencen a jugar con la comida y a padecer este tipo de trastornos. “Sé que será algo difícil, porque a esa edad te piensas que lo sabes todo y no haces caso a nada de lo que te digan, pero pienso que con mi experiencia personal y mis vivencias, puede que alguna de estas chicas se sienta identificada y decida poner un punto y a parte en su conducta”, agrega.
Aunque admite que todavía padece un trastorno de conducta alimentaria, no pierde la esperanza, y espera algún día volver a tener la vida que tenía antes de adentrarse en este largo y oscuro túnel. “Tengo que pensar en que algún día todo esto se acabará y lo habré superado por fin”, sostiene, para afirmar que “esta esperanza” es la que quiere transmitir a todos los lectores de su libro. “Espero que les abra los ojos y les haga reaccionar a tiempo”, concluye.
El libro. ‘Detrás del eclipse’. Bajo un coste de 15 euros, está disponible en Amazon, el Teléfono de la Esperanza y la peluquería de Barañáin Elfie Chevalier.
Sinopsis. La autora se desnuda en este libro para contar sus vivencias marcadas por un trastorno de conducta alimentaria, para ofrecer un atisbo de esperanza y decir que detrás del eclipse también hay luz.