PAMPLONA - La crisis política, económica y social que atraviesa Venezuela mantiene a cientos de venezolanos lejos de su país, como es el caso de Ciro Fuenmayor, de 65 años, y Richard Zambrano, de 38. El primero de ellos lleva en Pamplona tres años y seis meses y desde el 1 de septiembre de 2016 espera una resolución firme sobre su petición de protección internacional. “La situación en Venezuela es muy crítica: no hay seguridad personal, no hay seguridad alimentaria, el sistema de salud es deficiente y es muy difícil vivir allí. Por ello pedí tener una residencia humanitaria en España”, señala.

Ciro, que dejó dos hermanos y tres sobrinos en Venezuela, admite sentir “cierto temor de que no se me conceda la protección internacional, pero también tengo esperanza. A partir de los tres años se puede optar por una residencia por arraigo. Si me dijeran que tengo que volver a mi país, no lo haría. Poner un pie en Venezuela es un gran riesgo”.

Por su parte, Richard, que llegó a Pamplona hace tres años y tres meses, tramitó su petición de protección internacional “al poco de tiempo. La situación en Venezuela entonces no era tan mala, pero yo había recibido varios ataques homofóbicos y eso no me hacía sentir seguro. Inclusive tuve una mala experiencia con la Guardia Nacional el día que vine para aquí de vacaciones”. Como Ciro, “en el caso de que se me denegara el asilo, optaría por una residencia por arraigo. Ahora estamos en un limbo legal”, concluye. - J.M.S.