Numerosos vecinos de los alrededores y de la localidad se acercaron al cruce de Gallipienzo para observar el avance de las llamas y vieron en primera persona como la situación cambiaba, amenazando al pueblo.

“El fuego ha estado toda la tarde encima de la zona de Abaitz y hace una hora ha cambiado el viento y ha avanzado rapidísimo hasta Beragu”, explicaba sobre las 19.00 horas de ayer Ramón Navarro, que junto a su pareja, Patxi Gómez, regenta un hotel rural y un apartamento en Gallipienzo Antiguo.

Cuentan que les desalojaron el domingo sobre las 22.00 horas y que los vecinos están repartidos entre el albergue de Aibar y el polideportivo de Sangüesa, al igual que los vecinos de otras localidades de la zona, como Lerga y Eslava.

“Han estado todo el día cuatro hidroaviones sin dejar de pasar, cada 20 minutos. Parecía efectivo, pero en muy poco tiempo ha cambiado todo. Ha sido algo increíble. La UME ha estado trabajando durante el día haciendo cortafuegos, pero ahora mismo no sabemos nada, y nadie nos dice nada tampoco”, explicaba con resignación Ramón, que apuntaba que únicamente se habían marchado para comer. “Al final es tu casa lo que está ahí. Tu casa, tu negocio, es mucho lo que hay en juego”, lamentaba.

Julen Del Valle y Saioa Beráin son otras de las personas que se encontraban en el cruce de Gallipienzo observando con preocupación el avance de las llamas. Aunque no son vecinos del pueblo, tienen una finca en la localidad. “Llevamos como una hora aquí. Cuando hemos llegado estaba más tranquilo, el viento pegaba para el otro lado, pero ahora está cogiendo toda la sierra de San Pedro y ha avanzado un montón. Es todo pino y prende muy fácil”, explicaba el primero.

“Queríamos subir para coger alguna bombona de butano, algún bidón de gasolina que tenemos, pero no nos han dejado pasar”, apuntaba la segunda. – I. García