Un tiburón de 7,5 metros de largo que saca las agallas en la Cámara foral y que quiere concienciar sobre el reciclaje. Es la figura más destacada de La Mar de Resto-Errefusaren itsasoa, una exposición abierta hasta el lunes 10 de octubre en el Atrio de la sede del Paralmento de Navarra que busca criticar el estilo de vida moderno, donde el frenetismo y la sobreexplotación de la tierra impactan en el ecosistema en forma de residuo.

Consta de tres lienzos (200 cm x 200 cm) hechos por la artista navarra Amaia Aiuzpun, 12 acuarelas pintadas en colaboración con el C.P. San Miguel de Larraga y, por último, el citado tiburón blanco que cuelga del techo. Por otro lado, la exposición servirá de escenario para la entrega de premios del concurso Resto-Copa - Errefus Txapelketa, donde 180 localidades navarras compiten por ver quién recicla más.

Todas las obras han sido elaboradas con residuos. Los lienzos y las acuarelas han usado como pintura pigmentos provenientes de esa comida que sobra en la cocina y se tira a la basura y, por su parte, el tiburón (y la bola de basura que está a punto de comerse) ha sido revestido de material extraído de lo conocido como resto, a saber; aquellos materiales que no se pueden volver a usar, que no se pueden reciclar.

En 2021 se generaron, solo en Navarra, 150.000 toneladas de este resto, es decir, más de 225 kilos de residuos que no se pueden aprovechar y que terminan o en vertederos (produciendo líquidos lixiviados y gas metano) o en el mar, donde se convierten en comida por accidente de tanto animales como plantas acuáticas.

El tiburón expuesto nos muestra al animal en su esplendor: un ser de tintes mitológicos que, gracias a su nadar sigiloso y a su constitución física, ha podido sobrevivir millones de años, conviviendo incluso con dinosaurios. Pero ahora, el ser humano, con bolas de basura como la de la exposición, los está llevando a la extinción y poniendo en peligro el ecosistema donde estos animales tienen un papel imprescindible.