La situación de impotencia y cabreo de Amaia Urrizola es la de las 50 enfermeras del hospital a las que se les ha revocado o denegado sus permisos de reducción de jornada. A principios de mes Osasunbidea comunicó que iba a revocar los permisos de reducción de jornada de enfermeras que no fuesen de obligada concesión a partir del 17 de octubre y lo justificaba bajo “necesidades del servicio”. A Amaia, con una jornada reducida por cuidado de hijos de entre 12 y 16 años, le revocaron su permiso una semana después de habérselo concedido. Una decisión que implica que ahora tenga que usar días de vacaciones para poder conciliar. Y para más inri, recibió el viernes la notificación oficial por escrito de la revocación, cuando ya este lunes deberá pasar a trabajar a jornada completa.

“El personal está muy cabreado porque gracias a estas reducciones de jornada podemos conciliar nuestra vida laboral y personal y ahora, cuando ya tenemos todo organizado nos la revocan y tenemos que volver a jornada completa. Hay compañeras que van a tener que renunciar a su puesto por no poder compaginar con su vida personal... Yo me intentaré apañar, pero de mala manera. No tenemos una jornada reducida por capricho, porque también cobramos y cotizamos menos, la tenemos para poder conciliar”, explica resignada Amaia, enfermera de la Unidad de Neonatología del Hospital Universitario de Navarra (HUN).

En concreto, Salud deniega ahora las reducciones de jornada que no son de obligada concesión: por ser personal mayor de 55 años, por cuidado de hijos entre 12 y 16 años y por interés particular (por ejemplo, para estudiar una oposición), es decir, reducciones de jornada que se conceden o no en función de las necesidades del servicio. ¿El motivo? que las compañeras que les cubren esas reducciones pasen a hacerlo con permisos que sí son de obligada concesión y que ahora mismo estarían sin cubrir.

Revocación a la semana de habérselo concedido

Amaia, que lleva 23 años en el servicio de Neonatología del HUN, lleva 5 años con una jornada reducida por cuidado de menores. Hasta este año era de obligada concesión, porque el pequeño de sus tres hijos tenía menos de 12 años, pero en marzo cumplió los 12, por lo que el permiso ya no era obligatorio, no obstante, lo pidió y se lo concedieron. 

“En marzo me concedieron una reducción de media jornada. Pero ahora, en septiembre, decidí subirme a dos tercios, por lo que solicité el permiso al hospital y me lo aceptaron también”, relata la enfermera. Era 23 de septiembre y una semana después, el día 30, recibió una llamada del servicio de Personal: “Me dijeron que por decisión de los responsables del hospital me revocaban la jornada, yo no me lo creía porque me la habían concedido hacía una semana. Luego me enteré que a más compañeras también”. Amaia consultó entonces con su abogada qué opciones tenían, pero sin una notificación formal por escrito no podían hacer nada. “La comunicación oficial me llegó el viernes, un día laboral antes de que se me acabase el permiso”, denuncia la enfermera.

El lunes Amaia volverá a trabajar a jornada completa, que le va a obligar a hacer malabares para poder conciliar su vida laboral con la personal. Tiene tres hijos de 16, 14 y 12 años y al estar separada no le es fácil llegar a todo. “La jornada reducida me resolvía la papeleta, pero ahora he tenido que gastar 12 días de mis vacaciones para poder conciliar, además de varios favores que me han tenido que hacer personas cercanas”, comenta Amaia, que presentará un recurso de alzada aunque matiza que “el daño ya está hecho”.