Examina el caso con cautela, y subraya que, como profesional, solo puede realizar un esbozo del perfil de la presunta secuestradora porque “es imposible hacer un análisis médico, sin haberla evaluado”.

Llama mucho la atención esta conducta y sobre todo, en alguien tan joven, de solo 24 años.

Lo primero que me llama la atención en este caso, y en otros muchos, es que siempre que hay una conducta que se sale de la norma, algo que entendemos raro o peligroso, intentamos explicarlo desde la enfermedad mental. Y, aunque a veces ocurra, no todo el que comete un delito o una conducta violenta, o punible, tiene un trastorno mental detrás. Porque eso también genera una estigmatización sobre los enfermos a los que se llega a considerar peligrosos y violentos. 

Y esto no es así.

Por supuesto que no es así. La violencia es más común entre la población que no tiene ninguna patología mental que en los enfermos mentales. Pero para poder valorar si el secuestro del bebé deriva de un trastorno mental requiere de una exploración a fondo. Y no sabemos nada de los antecedentes de esa chica, ni de su situación, ni de cómo estaba antes del hecho. Hay que estudiar los posibles desencadenantes. ¿Ha tenido una situación estresante? ¿Está consumiendo tóxicos que lo pueden explicar? Hay muchos interrogantes.

Entonces una persona perfectamente estable ¿puede pergeñar un plan tan insólito? La detenida por sustraer el recién nacido, fingió estar embarazada, compró equipamiento para bebé, entró en el hospital vestida ya de sanitaria, se movió por Maternidad...

Hay personas que no sufren un trastorno mental y pueden tener este tipo de ideas o planes. Hay trastornos y enfermedades que pueden llevar a una persona a romper con la realidad y llegar a desarrollar una serie de creencias falsas que para ella son convicciones absolutas, y que le llevan a cometer alguna acción de este tipo. No todo lo que nos parezca extraño como que alguien pueda robar un bebé, hay que asociarlo inmediatamente con la enfermedad mental. Aunque sí hay, por ejemplo, brotes psicóticos en los que aparecen ideas delirantes y la persona puede tener una fe absoluta en un hecho que no es real. 

Habla de brotes, pero en este caso parece que era algo que se prolongaba en el tiempo. Al parecer, la presunta autora llevaba semanas diciendo que estaba embarazada.

Un brote no dura unas horas y luego desaparece. Esta patología de psicosis en la que la persona rompe con la realidad, si no se aborda desde un punto de vista médico con tratamiento, puede durar semanas, meses y cada vez es más grave. Por eso es una buena oportunidad recordar que si los familiares o los amigos ven que una persona no se encuentra bien, tiene que consultarlo con un especialista.

Usted cita la estigmatización, sin embargo, en el caso de otras mujeres que han secuestrado a bebés, en su ánimo no está nunca el de hacerles daño.

Es que la idea delirante no es la de la brutalidad, ni la de lesionar o hacer daño, sino más bien el pensar en que se tiene una misión de cuidar y proteger. Una idea delirante no tiene por qué ser un peligro para terceros. Al final es una creencia falsa pero que, para quien lo sufre, tiene una convicción absoluta de realidad y por mucha argumentación lógica que podamos manejar en el entorno, es irreductible.

Déjeme por favor que aclare este punto. Una persona con ideas delirantes, ¿no tiene por qué padecer un problema mental?

No significa que padezca una esquizofrenia, por ejemplo. Muchas veces reducimos el delirio común a esquizofrenia. No es así. La idea delirante es un síntoma y como síntoma está presente en muchas enfermedades. Puede haber depresiones con ideas delirantes, trastornos de ansiedad muy graves que también presentan rupturas con la realidad, puede haber demencias o deterioros cognitivos en gente mayor que también tengan ideas delirantes.

Pacientes graves con covid en UCI también sufrían ideas delirantes.

Eso es, pero me estaba ciñendo más a enfermedades mentales. Porque hay cuadros derivados de otras dolencias más físicas que también presentan esas ideas, y a veces te llaman por personas ingresadas en hospitales que tienen un discurso incoherente, ideas raras etc... Lo que digo es que no hay que identificar idea delirante con esquizofrenia porque hay otros muchos cuadros que también cursan con ideas delirantes.

Resulta, por tanto, muy complicado, saber si una persona tiene o no sus facultades mentales alteradas.

Eso es también lo bonito de nuestra profesión, el poder desgranar estos aspectos desde el punto de vista clínico. Luego ya hay otras consideraciones que no nos corresponden a los psiquiatras cómo determinar si alguien que comete un delito es imputable, o si es condenable o no. Por ejemplo, en el caso del hombre que fue declarado culpable por tirar en 2016 a una bebé de 17 meses en Gasteiz por la ventana, se generó un gran debate, y había gran disparidad de criterios sobre el estado mental de esa persona.

Y ¿a qué conclusión se llegó?  

En aquel caso, lo que demostraron los exámenes médicos es que simulaba y se concluyó que no había ningún trastorno mental que le hiciera actuar así y que no tenía sus facultades mentales mermadas.