Doce jóvenes esperaban este domingo para entrar al Centro de Atención a Personas sin Hogar de Trinitarios. Buscaban un techo bajo el que dormir. Saben lo duro que es pasar la noche en la calle, algo que todavía se vuelve más complicado cuando llega una ola de frío como la de estos días. M.A. e I. son dos ejemplos de ello.

M. A., de 32 años, reconoce que sufrió “mucho” antes de llegar a la asociación Apoyo Mutuo. “Estuve un mes durmiendo en la calle y fue muy duro. Debajo de un puente, en cajeros, en cualquier sitio. Cuando estás en la calle y hace frío, sabes que vas a sufrir mucho. Después, las cosas se fueron arreglando poco a poco. Llegué a Pamplona hace tres meses desde Mallorca y conocí Apoyo Mutuo gracias a un amigo”. 

Su entrada en la asociación le cambió la vida. “Ahora estoy mucho mejor. Sufrí mucho, pero ellos me ayudaron a tener comida, a estudiar y a tener una habitación”. El joven está haciendo un curso de carretillero y y asegura estar “muy contento”. 

Decenas de personas se concentraron ante el Centro para Personas Sin Hogar Javier Bergasa

Una situación parecida vivió I., de 25 años. “Vine de Tudela a Pamplona hace un año y medio. Estaba en un centro de menores hasta que fui mayor de edad y ya no podía seguir. Tuve que dormir en la calle y buscarme la comida. Fue una suerte conocer a Mikel Otazu de Apoyo Mutuo gracias a mi hermano mayor. Él me hizo el empadronamiento, el pasaporte y me pagó la habitación para que pudiera dormir en un piso. Ahora, estoy estudiando un curso de soldadura y vivo en un piso en la Rochapea con otros dos chicos. Mikel Otazu es como un padre para mí. Nunca voy a olvidar el favor que me ha hecho, le debo la vida”.