Alizia Izal Elorz es teóloga y miembro de la asociación Kattalingorri, un espacio abierto y plural que trabaja a favor de las personas LGTBI en Navarra. 

“Yo he pasado Navidades de formas muy diferentes”, relata Izal, recordando momentos pasados que atesora con mucho cariño en la memoria. De niña, estas fechas las festejaba con su familia, a la que define como “tradicional y festiva”. Además, el cumpleaños de su padre era el 26 de diciembre, por lo que “para nosotros eso era como el tercer día de Navidad”, menciona, nostálgica.

Con 23 años cruzó el charco y pasó las Navidades en un campo de refugiados en Honduras, donde aprendió “a ver las cosas desde una perspectiva diferente”. Ahora mismo, las fechas navideñas las conmemora con su esposa, con la que lleva tres años casada. “En este momento, mi familia somos mi mujer y yo”, aclara. La cena del día 24 y la comida del 25 realizan algo especial, pero “sin gastos desmedidos”, reconoce.

En Año Nuevo, ni Izal ni su pareja toman las habituales uvas mientras atienden a las campanadas, ya que esa “no es una tradición que nosotras tengamos desde niñas y no consideramos que tenga ningún significado trascendente”, puntualiza. 

Fiel a sus creencias , admite que tampoco celebran el día de Reyes. Y es que Izal comulga con lo que dice la Biblia, y no con unas Navidades entendidas como una fiesta “utilizada para el consumo desmedido”. Para ella, la Navidad significa recordar el nacimiento de Jesucristo, a quien considera “el gran revolucionario de la Historia”.

Aunque sí que colocan un pequeño belén heredado de su suegra, en su casa tampoco son partidarias de colocar un árbol de Navidad, por el mismo motivo que no toman las uvas en Nochevieja: “no sabemos de dónde viene esa tradición”, declara Izal. 

Como deseo para el próximo año 2023, la activista pide que “la sociedad siga luchando por los derechos de todas las personas”. Haciendo referencia a los recortes que está sufriendo 4l servicio de información y asesoramiento Kattalingune por parte del Gobierno de Navarra, admite, cabizbaja, que esta sociedad todavía es “marginatoria”. Para ella esto es algo que, sobre todo en Navidad, una época del año a la que muchos califican como extraordinaria y especial, debería cambiar. “Siendo una mujer trans y lesbiana, los derechos van siendo cada vez menores”.