Más un cuarto de siglo después habrá que ver si el recrecimiento de Yesa cumple su nuevo aplazamiento y termina de ver la luz en noviembre de 2027. Esa es la nueva fecha ofrecida por la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) como fecha de fin de obras que le ha reconocido a la Asociación Río Aragón la nueva demora en las obras debido a la “complejidad y dificultad para aprobar el modificado 4”, cuya redacción fue aprobada hace seis años. Así lo señaló la asociación en una nota de prensa para dar cuenta de la respuesta remitida por el organismo de Cuenca respecto a la situación de las obras de recrecimiento del embalse, emprendidas hace 22 años, y el estado de la redacción de dicho modificado emprendido a raíz de detectar deslizamientos en la ladera derecha de la presa, pese a que los impulsores del proyecto consideraban “movimientos con estabilidad suficiente” para continuar con la obra, recuerda la entidad.

Un modificado que, según Río Aragón, debería “dar soluciones a problemas que se desarrollan a más de 100 metros de profundidad, actuar sobre los efectos del agua en episodios de lluvias intensas, que se introducen por las fisuras de unas laderas no suficientemente conocidas contribuyendo a su desestabilización, o resolver un nuevo emplazamiento para aliviaderos que han sufrido importantes movimientos”. Por tanto, la asociación exige que una vez redactado, dicho modificado se someta a información pública, ya que auguran que las soluciones “resultarán tan insuficientes como lo han sido las dadas hasta ahora” pero que resulta “vital, si de verdad quiere primarse la seguridad de las personas que viven aguas debajo de la presa”.

Río Aragón denuncia que además del retraso de la obra, adjudicada en 2001 y que debía haberse terminado en 2005, y del incremento de 113 a más de 500 millones de euros, las incertidumbres constructivas y de estabilidad “lejos de relativizarse se han visto agravadas como consecuencia de la nefasta gestión en los trabajos de recrecimiento, actuando sobre un terreno de enorme fragilidad y en un entorno de sismicidad histórica más que relevante”.

Consideran asimismo necesario recibir explicaciones “mucho más suficientes de la que se les supone a las laderas” además de “verdad, transparencia y que se deje de jugar con el futuro de pueblos y gentes”. Río Aragón asegura que “es algo que han confirmado todos los estudios rigurosos realizados en los últimos años”. Por este motivo, considera que los responsables políticos de la obra se amparan en términos como ”movimientos extremadamente lentos no significativos”, “movimientos con equilibrio estricto” o “movimientos con estabilidad suficiente” para continuar con “una obra cuyo peligro ha quedado más que demostrado”.

EL FAMOSO MODIFICADO

Una de las claves de lo que pasa en Yesa se encuentra en la necesidad de realizar el modificado 4 que, como según dicha asociación, será de alto coste económico y gran dificultad técnica. Un modificado cuya “redacción fue aprobada hace la friolera de seis años y para cuyo retraso la CHE ha sido incapaz de dar razones creíbles”. Al ser de sumo interés conocer en qué consistirá ese modificado 4, desde la asociación Río Aragón exigen que llegado el caso sea sometido a información pública para que “puedan ser escrutadas las soluciones que plantee y que, estamos convencidos, resultarán tan insuficientes como lo han sido las dadas hasta ahora”. “Es éste un aspecto vital, si de verdad quiere primarse la seguridad de las personas que viven aguas debajo de la presa”, apuntan.

La propia asociación Río Aragón ya destacó en días pasados que las fracturas en la ladera de Yesa, los deslizamientos detectados, eran incluso visibles a través del programa de observación de la Tierra de la Unión Europea Copernicus, una herramienta novedosa muy útil para observar procesos, dinámicas y tendencias en el comportamiento de la superficie terrestre.