Tras el fallecimiento de un cazador la pasada semana al caer desde una palomera en Olazagutía, la Federación Navarra de Caza ha trasladado a los actores del sector cinegético una serie de recomendaciones para evitar estos fatales accidentes ocurridos durante el desarrollo de su actividad. Estas se centran, sobre todo, en la construcción y el mantenimiento de los puestos, dos elementos clave para incrementar la seguridad de quienes practican esta modalidad de caza.

Los puestos palomeros, estructuras utilizadas por los cazadores para observar y abatir aves (particularmente, palomas torcaces y zorzales) en sus rutas migratorias, han experimentado una transformación significativa en las últimas décadas. Antiguamente, se trataba de estructuras rudimentarias, construidas con poco más que ramas y elementos naturales del entorno, y levantadas en las propias copas de los árboles. Actualmente, en cambio, la tendencia se inclina hacia puestos sofisticados, que priorizan la seguridad del cazador y la eficiencia en el desarrollo de la actividad.

No obstante, la seguridad en estos puestos es un tema que va más allá de una construcción robusta. Los nuevos diseños incorporan elementos como barandillas y suelos antideslizantes en estructuras elevadas, protegiendo al cazador de accidentes. Los accesos seguros y las plataformas estables se han convertido ya en la norma habitual, lo que previene de riesgos asociados con caídas y lesiones.

Además de la seguridad física, los cazadores son cada vez más conscientes de su responsabilidad en el cuidado de la biodiversidad. Por tanto, la caza ética enfatiza la importancia de conocer las especies, respetar las temporadas de caza y adherirse a las cuotas establecidas por las autoridades. Este enfoque ayuda a mantener en equilibrio las poblaciones de palomas (que, en otros países, están consideradas como una plaga), asegurando que la práctica cinegética perdure sin dañar los ecosistemas.

El cazador no debe olvidar que estos puestos provocan un impacto ambiental, por lo que el objetivo buscado ha de ser el de utilizar materiales sostenibles y técnicas de construcción que minimicen ese impacto en el área local. Dos premisas que se deben seguir en este apartado son, precisamente, la de no alterar más vegetación que la necesaria y la de no perturbar a la fauna local.

Los cazadores experimentados y los ingenieros forestales trabajan juntos desde hace tiempo en la identificación de las rutas de migración y en la ubicación estratégica de los puestos palomeros. Esta colaboración refleja un cambio positivo hacia una gestión informada y sostenible de la vida silvestre, basada en estudios científicos y en grandes bases de datos de observaciones.

En lo referente a la construcción de los puestos, ya sean de suelo o elevados, se deben tener en cuenta determinados factores, que van desde el comportamiento de las aves, hasta las normativas de caza autonómicas, pasando por la seguridad de los usuarios o la preservación del medio ambiente. Antes de la construcción, obviamente, hay que obtener todos los permisos y respetar las normativas de caza y protección de la vida silvestre que haya en la región.

Escaleras para subir hasta la zona de caza. | FOTO: CEDIDA

Otro de los puntos más relevantes es el del mantenimiento de estas estructuras. La principal recomendación es la de revisar y mantener el puesto con regularidad, para percatarse de que este siga siendo seguro y efectivo. Tras el fin de la temporada de caza, el puesto debería ser desmantelado o asegurado adecuadamente para que resista las condiciones meteorológicas hasta la siguiente temporada.

En cuanto a su composición y a los materiales de construcción, los puestos de altura emplean andamiajes cimentados sobre zapatas que anclan la estructura al terreno. A su vez, las sirgas y soportes de acero son elementos necesarios para asegurar la estabilidad y sujeción de los puestos. Conviene que el cuerpo superior, lugar donde se apostan los cazadores, se forre con una madera que haya sido tratada especialmente para aguantar las inclemencias meteorológicas, que sea resistente y que se mimetice con el entorno natural, disminuyendo el impacto visual.

En las caras exteriores del último cajón, se aconseja colocar mallas de camuflaje, que son ligeras y flexibles. También se puede utilizar la vegetación de la zona, incorporando elementos como ramas, hojas y arbustos del entorno. En los suelos, existen dos opciones: plataformas metálicas y tablones de manera robustos para los puestos elevados, o el propio terreno y una cubierta de palés para los de suelo. Es aconsejable contar con una superficie que minimice el deslizamiento y mantener el suelo libre de objetos que puedan causar tropiezos o caídas. En áreas con sol intenso, lluvia o viento, una buena recomendación es la de añadir a la palomera una cubierta o una construcción que proteja al usuario, sin obstaculizar su visibilidad.

Además, los cazadores han de tener en cuenta que toda la estructura se encuentre firmemente anclada al suelo y asegurada en los árboles cercanos, comprobando, por un lado, que los materiales de construcción pueden soportar el peso de los ocupantes y el equipo; y, por otro, que los troncos donde se sujetan las sirgas sean fustes sanos y consistentes. Por otra parte, y como medida extra de seguridad, las escaleras de acceso a los puestos debieran contar con una barandilla, colocada a unos 90 centímetros de altura. Los escalones han de disponer de una superficie antideslizante y han de estar unidos con firmeza.

Como conclusión, es importante reseñar que todas las estructuras deben construirse y mantenerse siguiendo las regulaciones y normativas de la región, ya que pueden existir requisitos específicos para este tipo de construcciones.