Para tener una buena salud auditiva, “debemos evitar la exposición a sonidos superiores a 80 decibelios, lo que implica la utilización de protección auditiva en algunos trabajos o situaciones de ocio”, sostiene la doctora María Itziar Uzcanga, jefa del servicio de Otorrinolaringología del Hospital Universitario de Navarra. La especialista señala, como ejemplo, que en un reproductor de sonido es conveniente mantener el volumen por debajo del 60% del máximo.

Igualmente, la especialista considera “importante evitar la manipulación del oído externo con palillos, hierbas, varillas o velas hopi”. Asimismo, afirma que no se deben tratar los oídos con aceite caliente o remedios caseros y tampoco hay que bañarse en agua sucia.

La doctora Uzcanga destaca la importancia de “una detección temprana” de los problemas auditivos para “intentar garantizar el mejor desarrollo de la persona con nuestros medios”. No obstante, “desde el momento en que nacemos usamos nuestro oído para entender el mundo que nos rodea. El desarrollo del niño en los ámbitos familiar, social y académico se encuentra condicionado si la audición no está preservada y el lenguaje no está adquirido en los primeros años de vida”.

Personas mayores

En el caso de las personas mayores, la facultativa señala que “se ha establecido que por encima de los 65 años la prevención y el tratamiento de la sordera pueden desencadenar efectos positivos sobre diversos dominios de la salud (cognición, autonomía, salud mental), mejorando en definitiva el estado general de salud y la calidad de vida y reduciendo el impacto económico que todas estas morbilidades tienen para las familias y la sociedad en general”. De hecho, apunta que “debido al envejecimiento de la población, la prevención y tratamiento de la hipoacusia va a suponer un reto en los años venideros”. Un desafío en el que, como añade, se encuentran trabajando para “poder dar respuesta a su creciente demanda”.