Hay una grupo de profesores de la UPNA que forman parte de la red de investigación de la Asociación Europea de Sociología llamada 'Espacio, sociedad y ruralidad'; ¿en qué proyectos se está trabajando de forma conjunta y qué se ha conseguido hasta ahora?

La red, que es relativamente nueva, surgió con el objetivo de dirigir la mirada sociológica a las problemáticas y necesidades del mundo rural europeo dentro de una gran asociación académica ya consolidada. Algunas de las personas que integramos la red hemos colaborado ya en proyectos de investigación sobre distintos aspectos de lo rural actual y nuestra intención es ir fomentando colaboraciones para tener una visión amplia del rural europeo.

¿Cuáles son los principales problemas que ven en el mundo rural en Navarra, una comunidad donde más de la mitad de la población vive en Pamplona y su Comarca?

Una de las dificultades puede ser la cohesión territorial. Que más de la mitad de la población se concentre en Pamplona y su Comarca significa que una parte no desdeñable de población vive de manera más dispersa en el resto de la Comunidad. La cuestión entonces será como garantizar que esta población que no vive entorno a Pamplona disponga y pueda acceder a los mismos servicios culturales, de bienestar, etcétera que existen en ésta. Cuando éstos no se garantizan se produce una brecha entre lo rural y lo urbano indicativa de un proceso de desigualdad contraria a la cohesión territorial.

“No hay varitas mágicas ni una sola varita, hace falta proximidad de servicios, trabajo, vivienda, ocio, gestión de cuidados...”

¿Las políticas para combatir la despoblación que se han puesto en marcha en los últimos años en zonas como Pirineo o Tierra Estella son efectivas o hace falta un mayor compromiso político? Hay una ley sobre despoblación en marcha y se habla de políticas fiscales basadas en una discriminación positiva, entre otras medidas de efecto. Pero lo cierto es que las realidades entre diferentes zonas son muy diferentes, cada una presenta problemáticas específicas...

Las políticas orientadas a combatir la despoblación deben ser diseñadas de modo muy específico para cada zona de modo que destaquen sus potencialidades específicas como escenario de vida deseable y posible. Las políticas deben facilitar, en un primer momento, que no se vayan quien no lo deseen y/o que lleguen nuevos residentes que dinamicen el tejido social y económico. En un segundo momento, las políticas deben orientarse al arraigo de esta población, es decir, a que se establezcan de modo permente y no se vuelvan a la ciudad a los pocos años por no haber podido llevar a cabo su proyecto vital. Esto implica una mirada a largo plazo que excede los ciclos políticos.

El teletrabajo es una alternativa interesante para repoblar nuestros pueblos pero existen otros factores como la vivienda, la accesibilidad, la falta de servicios que hacen que no siempre sea interesante vivir en los pueblos.

Sí. Hubo un momento en el que se veía en el teletrabajo una especie de varita mágica contra a despoblación. Pero no hay varitas mágicas, ni una sola varita. Se necesita un compendio de elementos que deben, en su conjunto, proporcionar un escenario de vida adecuado, deseable o, al menos, aceptable: proximidad o fácil accesibilidad a servicios básicos y trabajo, vivienda, ocio, gestión de cuidados, etcétera. Si sólo se impulsa uno o dos de los elementos, de modo aislado, es difícil proporcionar un entorno en el que se fomente el arraigo de la población.

“Nuestra intención desde la red creada es ir fomentando colaboraciones para tener una visión amplia del rural europeo”

Los jóvenes idealizan demasiado el mundo urbano también porque la oferta de ocio está en las ciudades...

Una oferta de ocio más diversificada es siempre atractiva, pero la idealización responde a un conjunto de elementos en el que el ocio es importante pero no exclusivo. El mundo urbano tiene también el atractivo de conllevar una mayor diversidad de oportunidades laborales, residenciales o de expectativas vitales. Pero no hay un discurso único y no siempre estas idealizaciones funcionan del mismo modo.

Uno de los bloques de las jornadas trata sobre cuidados y bienestar. Sin duda, el envejecimiento de la población enfrenta a los pueblos desde hace muchos años a nuevos desafíos.

El envejecimiento de la población supone un reto para la sociedad en su conjunto y, por tanto, también en el entorno rural. Aspectos como la accesibilidad a los servicios o disponer de unos cuidados adecuados se convierten en necesidades básicas a las que la administración debe dar respuesta de un modo más exigente. Para verlo desde el lado positivo, una buena gestión de este desafío puede impulsar una economía de los cuidados que amplíe la oferta laboral de la zona y, con ello, facilite el arraigo de población.

¿Qué desafíos tiene un campo actualmente en protesta?

La sociedad actual reclama, de manera mayoritaria, unas políticas respetuosas con el medio ambiente. Uno de los desafíos que tiene el sector primario actual es su necesaria adaptación al nuevo escenario que abre el cambio climático. Además, el mundo rural es una realidad cada vez más diversa en términos económicos y sociales