Tras las intensas lluvias de los últimos días, en los que numerosos ríos navarros han alcanzado niveles de alerta o prealerta, este jueves la normalidad es la nota dominante, con tan solo un tramo del Ebro, en Castejón, en situación de prealerta a primera hora de la mañana y con su caudal en descenso.

Las riadas del miércoles en Navarra afectaron sobre todo a terrenos agrícolas y zonas de cultivo en la Zona Media y en la Ribera y no supusieron intervenciones de importancia en núcleos urbanos mientras en las carreteras afectadas se trabajó para volver a la normalidad. El Gobierno foral llamó a mantener la precaución en la zona norte, ya que con las precipitaciones acumuladas pueden darse deslizamientos de terreno. En cuanto a los picos de la crecida, en Castejón, llegó a un caudal previsto de 2088 m3/s, mientras que el Arga alcanzó en Funes, con 764,20 m3/s. En Tudela se espera de madrugada un caudal de entre 2.050 y 2.100 m3/s.

Desbordamiento del río en Miranda de Arga. G.N.

En cuanto a las carreteras, ayer siguió cortada la calzada en la autovía A-1 sentido Irún en Olazagutía por desprendimiento con desvío en la salida 395 y también estaba cerrada la carretera NA-4150 Leitza-Goizueta-Hernani por desprendimiento y la NA-6140 Tafalla-Miranda de Arga entre los kilómetros 10,8 y 13,4 por desbordamiento del río Ega. Además, un desprendimiento en Lorca afectaba a la NA-1110 (Galar-Viana) y un pequeño alud de nieve motivó el corte del acceso al puerto de Belagua en el kilómetro 47.

El agua en la Ribera Alta también mantuvo a la ciudadanía en alerta desde el martes por la noche pero, finalmente, las previsiones no se cumplieron y los ríos llegaron con menos caudal del esperado, algo que hizo que solo se anegasen los campos y terrenos habituales y las zonas más próximas a los cauces; el agua no afectó a ningún casco urbano y no hizo falta cortar ni carreteras ni calles.

Riada del Arga en Funes, a media mañana, donde solo se salió por cultivos y la Mejana. María San Gil

En Funes, uno de los municipios que más sufre estas riadas, el Arga pasó con 800 metros cúbicos por segundo, lejos de los 1.000 que se esperaban. De acuerdo con el alcalde, Ignacio Domínguez, no hubo que lamentar ningún daño en casas, bajeras o bodegas. “Solo se han inundado los parques que hay junto al río”. Además, explicó que el día anterior mandaron un mapa a todos los vecinos y vecinas con las zonas que, en principio, podían sufrir inundaciones para que tomaran las medidas pertinentes, y así lo hicieron; muchos fueron los que pusieron diques de contención en las puertas y los que elevaron los bienes que tenían guardados a ras de suelo.

En Falces, de acuerdo con la primera edil, Gloria Olcoz, vivieron esta riada “con más tranquilidad que otras veces después de la gran reparación de la mota que se hizo hace unos meses; sabíamos que al casco urbano no iba a afectar”. A pesar de ello tuvieron cautela y colocaron tres bombas de achique de las que solo tuvieron que usar una, cerraron las compuertas y la noche del martes al miércoles cortaron también los caminos rurales. El caudal máximo fue de en torno a 700 metros cúbicos por segundo y solo se anegaron algunos campos y viñedos.

El paseo del Prado, totalmente anegado con las obras recién terminadas. Fermín Pérez Nievas

Por otro lado, en Peralta no tuvieron que cortar ninguna vía y, tal y como exponía el primer edil, Juan Carlos Castillo, “el plan ha funcionado y no ha habido sorpresa con los aforos; el pico han sido unos 800 metros cúbicos por segundo”. A pesar de tener las bombas preparadas, no hizo falta utilizarlas y solo una parte de la carretera que va hacia el puente mostró agua “pero por filtración. Aquí casi siempre es por eso, es difícil que salte”.

Mientras que en Andosilla, apuntaba el alcalde José Manuel Terés, el agua sí que subió algo más de lo esperado, hasta los 202 metros cúbicos por segundo; hasta los 3,65 metros (pueden soportar hasta los 5 metros sin que salte). Se inundaron los terrenos cercanos al río, parte del regadío tradicional, y el agua quedó a unos 70 metros del casco urbano.

El presidente de UAGN, Félix Bariáin, denunció ayer que la plaga de castores en las orillas de los ríos está arrasando la vegetación y desplazando troncos de los árboles a los cauces. La actuación de estos roedores agrava la situación cuando se producen crecidas de los caudales como estos días. Además manifestó que las riadas se están convirtiendo en episodios cíclicos en los que siempre salen perjudicados los agricultores por la falta de limpieza de los ríos, y exigió una vez más un plan hidrológico nacional para almacenar esta agua y usar en momentos de sequía.

Garajes anegados en Tudela

En Tudela, la subida llegó a su máximo hacia las 21.00 horas con cerca de los 4,60 metros y algo más de 2.000 m3/segundo. Las calles Verjas, Huerto del Rey y Patio fueron las primeras en ver como salía el agua de las alcantarillas y sumideros, mientras que en la calle Portal no llegó a salir, al menos a última hora de la noche. La riada ha sido bastante menor que la de diciembre de 2021 pero la noche de insomnio no será distinta para los vecinos de la capital ribera.

Agua en la calle Verjas de Tudela FERMÍN PÉREZ-NIEVAS

Los garajes de estas calles y de la plaza San Francisco fueron desaguados con bombas desde primera hora de la tarde con la ayuda de los Bomberos al verse anegados. A pesar de que en Castejón el nivel estaba bajando desde el mediodía, en Tudela siguió subiendo durante nueve horas más, algo no habitual por segunda ocasión ya que la distancia no es tan grande. La N-113 en Castejón no se llegó a cortar pese a que una de las motas se rompió. El Ebro se salió también en el paseo del Prado de Tudela, donde se habían hecho obras por valor de casi 4 millones y se iba a inaugurar en dos semanas. La vegetación nueva, los juegos infantiles, las farolas y el mobiliario urbano pasaron toda la noche bajo el agua. En mitad de la inundación, Protección Civil intentó rescatar a un jabalí que apareció en el paseo del Prado pero huyó al Ebro.