"Esto es inimaginable, es una hecatombe. A mi alrededor solo veo barro y destrucción, y hay miles de garajes y locales inundados a los que no se puede ni entrar, y no sé lo que se va a encontrar cuando se pueda acceder". Quien así habla es Josemi Huarte, agente de la Policía Municipal de Pamplona encargado de labores de Logística, después de una mañana en Catarroja, "la zona cero de la zona cero" de la DANA que ha pasado por encima de Valencia. Huarte, junto a su compañera en la capital navarra, Gloria, e Iker, un agente de la Policía Municipal de Villava, se han desplazado desde Pamplona a las 3.00 horas de la mañana. Lo han hecho en un Nissan Patrol todoterreno de la Policía Municipal armado con remolque donde llevan palas, cizallas, barras de uñas y material para abrir todo tipo de puertas. Han viajado en un pequeño convoy junto a agentes de Ertzaintza desplazados desde Muskiz en otros dos vehículos. Todos pertenecen a una ONG internacional conocida como IPA (International Police Association) y que fomenta redes de apoyo policiales en casos como el que ocupa. Se han desplazado por ejemplo en otros viajes a Ucrania.

Una máquina escavadora retira el lodo acumulado en las calles tras las intensas lluvias caídas por la fuerte dana, este jueves en Catarroja Manuel Bruque

Después de una noche de viaje, a través de Zaragoza y Teruel, al grupo policial de Navarra se les había asignado como destino Catarroja, ciudad de 30.000 habitantes, a 9 kilómetros de Valencia y muy afectada por el desastre. Comenta el agente pamplonés que la llegada al lugar ya les ha mostrado un paisaje desolador. "Ni en las películas de ciencia ficción que representan el fin del mundo ves cosas así. Al llegar, hay filtros de seguridad porque hay colas enormes de voluntarios llegando desde Valencia para ayudar, que vienen con escobas y palas a echar una mano y la UME y la Guardia Civil solo permiten el paso a vehículos autorizados, porque hay una gran necesidad de organizar bien el trabajo de rescate y emergencia y también de disponer de vehículos adecuados para estas condiciones. Hemos visto un polígono industrial donde había naves dobladas como si fueran palillos, vehículos y camiones encima, una vía del tren caída en una rambla de agua... Es una auténtica barbaridad". Pero si algo les ha llegado a la fibra, es que "aquí hay gente que lo ha perdido absolutamente todo. Hablamos de vidas humanas, de familiares y de hogares....".

El policía describe que hasta el momento, en unas horas allí, les ha tocado ya "hacer de todo. Sobre todo somos útiles en el sentido de que muchos compañeros policías de aquí necesitan desplazarse y han perdido sus vehículos. Por ejemplo hemos llevado a una agente para que procediera al levantamiento de un cadáver". Asimismo, circular por las calles es prácticamente imposible. "Hay algunas zonas en las que no se puede entrar ni andando. Por eso hay un gran problema en los accesos, hay sitios inaccesibles y tenemos que dar seguridad para que se hagan todo ese tipo de trabajos, para dar seguridad en el reparto de alimentos y de ropa. Se ve mucha gente necesitada, con los nervios a flor de piel y por suerte no hemos tenido ningún conflicto y nos han tratado de maravilla. Lo que más falta hace ahora mismo son vehículos y herramienta pesada para poder llegar a zonas que son impracticables, liberar las vías y empezar a sacar el agua de garajes y comercios. Un hombre me ha preguntado que si sabía decirle cuándo le tocaba a él. No se qué decirle, esto es un sopapo de realidad muy fuerte".