Ocho personas de la Asociación de Voluntarios Olímpicos de Navarra (ASVONA) viajaron el 29 de noviembre a Pedralba, a 40km de la capital valenciana, para reformar la casa de una familia rumana que lo ha perdido todo. La localidad, de unos 2.500 habitantes, sufrió las duras consecuencias de la DANA, en el que han fallecido tres vecinos y gran parte de los inmuebles fueron devastados.

ASVONA, cuando ocurrió la tragedia climática, quiso ayudar a las familias afectadas. "Contactamos con un amigo de la empresa Frutas Bollo de Valencia, y fue él quien nos trasladó al alcalde de Pedralbes. Queríamos ayudar a las familias más necesitadas, y fue el alcalde quien nos dirigió a la casa de esta familia", señala Elena Acaz, presidenta de la asociación y voluntaria en Valencia.

"Antes de ir, nos pasaron todas las necesidades que tenía la casa. Estaba destrozada, necesitaban de todo. Contactamos con Gráficas Ulzama y nos prestaron una furgoneta para llevar todo. Conseguimos recaudar en Pamplona unos 3000€ mediante donaciones para comprar materiales", apunta.

El día 29 salieron de Pamplona con la furgoneta llena de menaje del hogar. "Vajillas, pijamas, ropa específica, frigorífico, artilugios de higiene, sillas, sofas, cocina de gas, mantas ropas de cama, toallas... llevamos todo lo que puede necesitar una casa por dentro", afirma Acaz. "Las pedanías de Pedralba son lugares casi inaccesibles, y no habían recibido ayuda. Nos llevaron hasta allí y nos pusimos manos a la obra", relata.

"Cuando llegamos, la casa, antes de nada, necesitaba limpieza. El agua había alcanzado los 4 metros de altura, y la casa estaba llena de humedad. Gracias a un deshumidificador, conseguimos sacar 10 litros de agua solo en 24 horas", exclama Acaz. Al realizar las labores de limpieza, empezaron con la reforma. "Gracias a los especialistas que vinieron conmigo, recuperamos las corrientes de agua y electricidad. Después de cambiar las instalaciones eléctricas y de agua, conseguimos arreglar la lavadora y el frigorífico, y tras tirar una de las paredes, colocamos la cocina, sofas, sillas y casi todo el material que llevamos", apunta.

La familia, formada por una pareja rumana con una niña de 3 años y otro de 20 años, se encontraba desprotegida y en esta de vulnerabilidad. "Lo habían perdido todo, no tenían donde dormir. El 1 de diciembre terminamos con la casa, aunque todavía no está en condiciones para ser habitada", relata Acaz.

La familia ha sido realojada en otro piso hasta que las casas puedan ser habitadas de nuevo, pero "parece que va a ir para largo, viendo en qué estado se encontraba la casa". "Aunque hicimos un gran trabajo, todavía no pueden vivir ahí. Con la cantidad de humedad que tiene la casa, cogerían alguna enfermedad. No es posible estar en la casa mucho tiempo", asegura la presidenta de la asociación.

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Imágenes de las labores de restauración del domicilio en Pedralbes, Valencia. Igor Sarasola

"No tenían nada, pero querían compartir"

"Al conseguir arreglar el frigorífico y la lavadora que ya tenían en casa, la familia no quiso que les colocáramos los nuevos electrodomésticos". La solidaridad, incluso en los timepos duros, no tiene límites. "Querían ayudar a otras personas, nos dijeron que lleváramos la lavadora y el frigorífico a otra familia que lo necesitase. No tenían nada, pero querían compartir", asegura Acaz.

Al terminar las labores en Pedralba el 1 de diciembre, los ochos voluntarios navarros se acercaron a Paiporta, una de las localidades más afectadas. Allí, ayudaron a varios vecinos con los materiales que les sobraron. "Fue duro entrar a Paiporta. El paisaje allí es inexplicable, desolador". Al día siguiente, los voluntarios navarros volvieron a Pamplona.

"¿Y si nos hubiera pasado a nosotros? La solidaridad navarra es encomiable, pero queda mucho por hacer", afirma la presidenta.