En noviembre se cumplió un año del inicio de un movimiento al que se sumaron miles de familias a través de Whatsapp y Telegram con una misma preocupación: el uso del smartphone en edades tempranas. Esta plataforma, que en mayo se constituyó como asociación Adolescencia Libre de Móviles en Navarra (ALMNa), nació con el objetivo retrasar la entrega del primer móvil hasta los 16 años para proteger a sus hijos e hijas de los riesgos que conlleva el uso de internet y las redes sociales.

Sus promotores son conscientes del enorme reto al que se enfrentan, pero confían en que su mensaje vaya calando entre las familias y se muestran esperanzados por los datos que reflejan una caída en el porcentaje de menores de entre 10 y 15 años que disponen de smartphone. “En las charlas que estamos impartiendo este curso a las apymas les decimos a las familias que vienen, que suelen ser las que están más concienciadas, que hablen de este tema con otros padres y madres en el patio, con sus amistades, familias... Que les informen de los estudios que hablan de los riesgos que conlleva el uso del móvil en la salud mental, de los distintos tipos de violencia digital que hay... porque muchas veces pensamos que todos los padres y madres conocen qué es el grooming o el sexting y no es así”, explica Susana Heredia, una de las portavoces de ALMNa.

¿Por qué se les da un móvil a los 11 o 12 años?

¿Cuáles son los motivos por los que las familias deciden comprar un móvil a su hijo de 11 o 12 años? “Suelen alegar dos razones. La primera porque quieren tenerles controlados, saber dónde están en cada momento. Eso les da seguridad. Y el otro motivo es por presión social. No quieren que sus hijos sean los únicos sin móvil y les dejen de lado”, relata Heredia y añade “está demostrado que aquellos que consumen más móvil tienen más problemas de aislamiento y dificultades para socializar. O sea les damos el móvil para que no les marginen y conseguimos lo contrario”.

Desde esta asociación creen que es importante dejar de repetir el mensaje de que, como son nativos digitales, su forma de relacionarse son las redes sociales. “Esto no es así. Los adolescentes de ahora también necesitan relacionarse en persona, estar con amigos en la calle... Es lo saludable. De hecho se observa un incremento de los problemas de salud mental en jóvenes y adolescentes. Cada vez están saliendo más estudios médicos que advierten de las consecuencias en la salud mental que tiene el hecho de tener un móvil con acceso a internet en edades tempranas”, afirma Heredia, que cita problemas de depresión, ansiedad, aislamiento social o problemas para relacionarse sexualmente “porque creen que todo es como el porno”. “No podemos dejar que esto nos arrolle”, remarca.

¿Cómo parar este tsunami? La implicación debe ser toda la sociedad. “Yo creo que debería estar prohibido llevar el móvil a los centros de Secundaria, como pasa en Primaria. Porque los centros que tienen taquillas son los menos, la mayoría lo lleva en el bolsillo y es muy tentador”, señala, que reconoce que hay otro problema y es “que muchos padres quieren que lo lleven para controlarles”. El reto es informar a las familias de los riesgos “para que e sea una minoría de adolescentes la que tenga móvil y no al revés”. “En una charla una policía nacional nos dijo que es más peligroso que accedan al móvil que dejarles a las 5 de la madrugada en una zona de bares”.