La escuela pública Goxu Mbaac nació en 1984 en la localidad pesquera de Sant Louis, en Senegal. En aquel entonces, era un descampado con chabolas. Después, llegaron las aulas, que se mantuvieron como espacios austeros y muy modestos. Desde entonces, los pocos cambios que se han producido han sido simbólicos. Sin embargo, aunque sea un centro joven –de no más de 41 años– la salinidad del agua, la brisa, el calor y la humedad han castigado las estructuras de la escuela, de manera que se han tenido que cerrar un total de seis aulas; tres de ellas están completamente destruidas, mientras que las otras tres se han sellado por cuestiones de seguridad, ya que se están cayendo sus techos.
Como solución provisional, se fusionaron varias clases, pero las ratios son insostenibles: el centro cuenta con 17 profesores que tienen que atender a 790 alumnos, pero hay docentes que trabajan con casi cien estudiantes. Y “si nadie hace nada, la escuela se va a cerrar”, sentenció Babacar Gaye, presidente de la Asociación Acción, Salud, Educación y Medio Ambiente de Saint Louis (AS2E), en una charla informativa sobre el proyecto de reconstrucción del centro, impartido el pasado jueves 19 de febrero en el Edificio Amigos de la Universidad de Navarra.
El presidente de AS2E les presentó esta situación a los alumnos de 3º de del grado de Relaciones Internacionales que cursan la asignatura de Cooperación al Desarrollo y Asistencia Humanitaria de la UE el proyecto de reconstrucción de tres de las aulas destruidas, que tienen un presupuesto total de 50.000 euros. Los estudiantes serán los encargados de dar forma al proyecto, desde la recaudación de fondos o la gestión de materiales hasta el mismo proceso de reconstrucción y lo harán colaboración con la asociación Jërëjef.
“Tenemos que evitar que esa escuela se cierre. Si lo hace, 800 niños se irán a la calle”, apuntó. Para ello, Babacar les explicó que el gobierno central de Senegal ha dado nueve competencias –entre ellas, salud y educación– a los Ayuntamientos de cada una de las ciudades, que no disponen de los medios económicos suficientes para hacer cara a las cuestiones de salud y educación. De manera que solicitó la colaboración del estudiantado para poder recuperar las aulas y que la escuela pública Goxu Mbaac pueda volver a ser un entorno seguro y adecuado para los más pequeños. Entre los propósitos del alumnado de Relaciones Internacionales, hicieron énfasis en que querían que todos los materiales fueran propios del país africano para que sea posible desarrollar un plan de mantenimiento a largo plazo y que el proyecto se encuentre, ante todo, autogestionado por la propia población senegalesa.
Baja escolarización
Saint Louis es una ciudad es esencialmente pesquera, de ahí que se necesiten “muchos brazos” para hacer frente a la ardua carga de trabajo. De esta manera, la natalidad es muy alta. “De hecho, es normal encontrarse con familias que tienen diez o quince hijos”, cuenta Babacar. Por otro lado, la tasa de pobreza del país es del 57,3% y el 48% de la población está desempleada. Es decir, las familias no disponen de capacidad económica para escolarizar a sus hijos –ya que la gran mayoría de las centros son privados– y, en muchos casos, no confían en que la educación vaya a conducirles a un futuro mejor. “Por eso, es muy necesario que existan escuelas públicas para que la población avance, para que los niños se encuentren en un entorno seguro y adecuado”, aseguró Babacar.
Por otro lado, una de las grandes problemáticas a las que quiere poner freno la asociación Jërëjëf son los niños Talibé, chicos y chicas de entre 4 y 21 años, que, debido a que sus familias no disponen de recursos, han sido entregados a los Marabús, maestros de las escuelas coránicas. Estos críos son obligados a mendigar durante horas y horas, son víctimas de abusos sexuales y no se integran en el sistema educativo del país. “La vida de estos niños está marcada por enfermedades y desgracias. Y hay que encontrar la manera de que salgan adelante”, señaló Eva Capel, una de los miembros de la asociación.
Carencias en salud
La asistencia sanitaria es Senegal no es gratuita y, como consecuencia de que la población no cuenta con recursos económicos, muchas de las enfermedades leves –como infecciones o virus– pueden derivar en que el paciente fallezca. Ante esta situación, desde la asociación navarra se han llevado a distintos médicos, enfermeros y traumatólogos con el objetivo de atender a la mayor cantidad posible de enfermos. En concreto, se han realizado seis expediciones solidarias médicas entre noviembre de 2021 y enero de 2025, que suman un total de 3.682 consultas, entre las que realizaron 24 intervenciones quirúrgicas. “Su labor está siendo esencial para que la gente de allí pueda tener unas condiciones sanitarias mucho más dignas. Se dejan la piel en cada una de estas expediciones”, reconoció Babacar el esfuerzo realizado por los voluntarios de la asociación Jërëjëf.
Asimismo, otros de los proyectos propuestos por la asociación en el ámbito de la medicina ponen el foco en la prevención y promoción de la salud por medio de centros a través de la dotación de material sanitario y de la rehabilitación de los espacios materiales. Y, si es caso, también se realizan actividades de formación con personal sanitario. Por último, cuando Jërëjëf cuenta con subvenciones, la asociación lleva a cabo proyectos de rehabilitación de estructuras de aulas escolares, centros de salud o Daaras, entre otras cosas.