“El responsable de que cada vez haya más jóvenes machistas es nuestro silencio”, lanzó Cristina Fallarás al inicio de su intervención. En un tono serio pero irónico a su vez, frente a un salón de actos de Katakrak abarrotado, la periodista dio voz a todo el trabajo que miles de mujeres como ella realizan para detener la violencia contra la mujer. Porque “las agresiones pequeñas son las más gordas al ser la mayoría”.
Cristina Fallarás, sobre su nuevo libro No publiques mi nombre, elimina dos mentiras casi sin haberse subido al escenario. “Ni publico denuncias, ni son anónimas. No lo son porque tienen nombre, yo las convierto en confidenciales para que estas mujeres no sufran las consecuencias”, aclara. La periodista publica testimonios. Testimonios de madres, abuelas, hijas, nietas... E incluso hombres, “hombres violados por otros hombres”. Durante su intervención, habló de los constructos de lo que todos creemos que es la violencia sexual. “¿Quién nos dijo qué era la violencia sexual? Los hombres blancos, ricos y heterosexuales de puertas para fuera”, aseveró. La confidencialidad de los nombres que envían sus testimonios a Fallarás, y que después ésta recoge a modo de “memoria” en su libro representan “un acto político de cada mujer que quiere contar su historia para cambiar las cosas”, un acto político valiente y generoso.
"Yo solo publico las historias"
La periodista, en su trabajo incansable de colección de testimonios, ha destapado casos como el de Iñigo Errejón, pero asegura que “la búsqueda la hace la gente, yo solo publico las historias”. Ante los políticos, la lista es interminable. “Recibo testimonios de víctimas de violencia sexual realizada por políticos de todos los partidos menos de Vox, seguramente porque sus mujeres son reacias a hablar”. En los últimos días, los casos de violencia sexual que se han hecho públicos por parte de personajes relevantes de la izquierda no son un asombro para Fallarás. “La violencia sexual no entiende de partidos ni de ideologías, es un constructo social aplicado a nosotros y nosotras desde el nacimiento”, reza.
Las imágenes de los juicios de Jenni Hermoso e Íñigo Errejón “quieren dejar ver que la violencia sexual solo se determina en los juzgados, pero no. Los jueces deliberan si es punible o no, nosotras diremos lo que es violencia porque la es”, afirmó con arraigo. Los Trump, Milei, Musk y Ayuso lo son. Esa violencia radica en que los hombres “caracterizaron a la mujer para que guardaran silencio”. Un silencio que se ha convertido en un ruido ensordecedor.