La cuarta muerte del año en Navarra por ahogamiento en un espacio abierto ocurrida ayer en el embalse de Nagore es motivo para incidir en la necesidad de que los bañistas sean conscientes de sus capacidades y "tengan sentido común" al decidir entrar en el agua.
"Habitualmente el problema no es del entorno, sino de la persona", que debe tener "información y formación" sobre la posibilidad de un corte de digestión por el contraste de temperatura o sobre las condiciones en las que entra en el agua.
Lo ha señalado en declaraciones a EFE el jefe de la Sección de Prevención, Inspección y Divulgación de los Bomberos de Navarra, Alberto Garde, él mismo responsable hasta el año pasado del Grupo de Rescate Acuático (GRA) del Bomberos, con vasta experiencia en estas situaciones, que cada verano pueden causar en Navarra hasta media docena de ahogamientos, si bien es un número fluctuante.
Aunque se desconocen las circunstancias en las que se produjo el ahogamiento de este domingo en el embalse de Nagore, Alberto Garde advierte de que estos sucesos en los espacios naturales "no tienen un patrón como causa".
Tener "sentido común"
Pueden deberse a una indisposición del bañista o también a que este no sepa nadar y entre en el agua confiado en "hacer pie" hasta que repentinamente no tiene referencia y se va al fondo, aunque también hay personas que se bañan bajo la influencia del alcohol y otras sustancias.
Por todo ello, la principal conclusión es que "hay que tener sentido común". "Estar en los lugares donde tú sabes que puedes estar, donde no hay riesgo, no entrar en el agua influenciado por alcohol o drogas, saber nadar y, si no sabes, no ponerte a intentar salvar a alguien que se está ahogando porque es muy posible que tú tengas entonces un problema serio".
En este último caso reconoce que es "algo difícil de asumir" no acudir en ayuda de quien se está ahogando, pero "si no sabes hacer un rescate, esa persona se te agarrará porque le va la vida en ello" y ambos, tanto víctima como rescatador, pueden ahogarse "porque no es nada sencillo".
En Navarra este verano ha habido cuatro ahogamientos, tres de ellos en los pantanos de Yesa, Alloz y Nagore, y el cuarto en las piscinas de Villafranca cuando estaban cerradas al público, aunque no necesariamente la ausencia de vigilante puede ser la causa, porque en Alloz hay ese servicio.
El peligro, más controlado en las piscinas
Sí reconoce Garde que el peligro "está mucho mas controlado en una piscina, porque normalmente se ve el fondo y es más difícil que pase algo", aunque sí advierte de que son numerosos los incidentes que ocurren en piscinas particulares, de pequeño tamaño y sin obligación de contar con vigilantes, con reuniones familiares en las que los niños campan en el recinto.
También, en ríos y pantanos "la peligrosidad viene de que son un medio cambiante, de forma que tú has podido estar este año en una poza de un río que tiene una morfología y después del invierno en el que ha habido alguna riada, donde antes hacías pie ahora no haces, y donde antes había una poza, ahora hay una piedra".
En cuanto a la zona de Navarra con más incidentes entre bañistas, este experto apunta al pantano de Alloz, pero "no porque sea especialmente peligroso, sino porque es un sitio muy frecuentado y tiene mucha dimensión de orillas. En un sitio tan extenso es normal que puedan pasar cosas".
Y advierte: "Y la gente va a pasar el día, se bebe unas cervezas, se vuelve más valiente y controla menos".
Reitera por ello que "no hay un problema en la señalización, porque no sé qué vas a señalizar. Que es peligrosa el agua o que hay o no socorrista, pero en un espacio tan grande un socorrista tiene una labor bastante complicada porque el ahogamiento se produce muy rápido".
Al respecto, Garde se pregunta "¿qué tipo de señalización se podría poner para que la gente sea consciente? El problema habitualmente no es del entorno, es de la persona", ha concluído.