Sandro I., miembro de Mejorana: “La sociedad nos aísla a las personas con problemas de salud mental”
La Plataforma 10-10 insiste en difundir que “la salud mental es un compromiso de la totalidad de la sociedad”
“La unión hace la fuerza” es el lema en el que la Plataforma 10-10 cree firmemente y que coreó este viernes frente al Palacio de Navarra, en la lectura de un manifiesto por el Día Mundial de la Salud Mental. En el acto participaron distintas asociaciones que velan por los derechos de las personas con sufrimiento mental o psicosocial para promover que “la fortaleza necesaria para eliminar estigmas” reside en la unión y la colectividad.
Como apuntó Sandro I., miembro de la asociación Mejorana, “la sociedad nos aísla y estigmatiza a las personas con problemas de salud mental”. Por este motivo, el manifiesto se centró en señalar que “la comunidad no es la suma de agregados individuales, sino un entramado de relaciones que, si se vertebra de forma saludable, es clave para sostener vidas”.
Al mismo tiempo, cedieron un espacio para hablar de la precariedad que sufren las asociaciones que, pese a su compleja situación, “palian las necesidades y carencias que los servicios públicos dejan desatendidas”. En este marco, subrayaron la urgencia de “aumentar los recursos” para que puedan seguir con su labor ya que, de lo contrario, la calidad de vida de las personas a las que atienden se verá “gravemente deteriorada”.
Desde las familias
La asociación AFUMNA se creó en marzo para servir de punto de encuentro para los familiares de usuarios de Fundación Hospitalarias. Esta necesidad de agruparse surgió a raíz de una serie de reubicaciones “mal gestionadas” en el centro de Bertiz, según describió Edurne Aragón Paternáin, presidenta de la asociación. “Sin respetar los procesos de adaptación, los usuarios fueron reubicados a otros centros”, señaló Aragón.
El cambio, apuntó la presidenta, supone además un empeoramiento de sus condiciones de vida ya que “han pasado de estar en apartamentos tutelados a habitaciones donde ya no tienen esas rutinas que favorecían su autonomía”. Por otro lado, Aragón propuso también una mejora en la atención por parte de los servicios sanitarios públicos. “El modelo asistencial psiquiátrico debe ser más personalizado, debe plantear mejor la distribución de pacientes con diferentes diagnósticos en los módulos y requiere de más personal que atienda a los ingresados”, reivindicó.
Un diagnóstico traumático
Por ser rebelde e inconformista, la experiencia del diagnóstico de una “esquizofrenia paranoide” se convirtió en algo verdaderamente traumático para Cristina. “Cuando te diagnostican, pasas a formar parte del sistema. Un sistema cerrado. Pierdes tu libertad”, explicaba. “Entras en el bucle de las imposiciones, los ingresos involuntarios, las contenciones...”, enumeraba. Algo que, para ella, “como persona que denota alegría, carisma y ganas de vivir la vida, es muy traumático”.
Bajo su punto de vista, el modelo actual patologiza y medicaliza en exceso a las personas con la “salud mental deteriorada” –debido a que “todos podemos sufrir en algún momento una crisis”, a Cristina le gusta describir de esta manera esta situación–. “Yo quiero vivir esta parte de mi vida de manera libre, sin imposiciones”, reclamaba, “y no con las 18 pastillas diarias que llegaron a recetarme durante una época de mi vida”. Por eso, ahora no está tomando medicación.
Además, Cristina demanda al sistema una interacción entre profesionales y pacientes “empática, de tú a tú”, en la que se desdibuje la línea jerárquica “que distingue al sanitario del paciente” y donde todo sea claro. “No pueden reducirse a decir ‘este es el problema que tienes y esto es lo que tienes que tomar’, necesitamos que nos den información jurídica y médica”, añadió.
Finalmente, Cristina quiso exponer la falta de libertad que sufren los pacientes ingresados. “Sales lo justo para tomar un café y dar un pequeño paseo. ¡Así te vas más deprimida de lo que entraste!”, relataba. Por este motivo, ella no termina de estar de acuerdo con cómo se han hecho las cosas hasta ahora. “El estigma y la forma de actuar alrededor del paradigma de una ‘esquizofrenia paranoide’ generan un ruido a nuestro alrededor que es contraproducente para nuestro bienestar”.
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