La banda juvenil desarticulada por la Policía Municipal de Pamplona y la Policía Foral, con la detención de once varones el pasado fin de semana, cometió entre octubre y marzo un total de 27 robos con violencia y hurtos de teléfonos móviles, carteras y otras pertenencias en el Casco Viejo de la capital navarra. Todos los arrestados quedaron en libertad provisional el pasado martes tras ser puestos a disposición judicial.

Las investigaciones, según han informado este jueves los Cuerpos policiales actuantes, se iniciaron cuando, desde mediados del año 2022, la Policía Municipal de Pamplona y la Policía Foral detectaron un aumento de los delitos contra el patrimonio en sus diferentes variantes en zonas localizadas de la capital navarra, y que principalmente se producían de jueves a domingo, a partir de las 4.00 horas de la mañana.

Las investigaciones, dirigidas y coordinadas por agentes de la Brigada de Policía Judicial Norte de la Policía Foral, se llevaron a cabo junto con la Policía Municipal de Pamplona, lo que permitió la identificación de dichas personas. De hecho, ya se había procedido a la detención en numerosas ocasiones de varios de los arrestados.

Asimismo, fueron clave las unidades de seguridad ciudadana de ambos cuerpos policiales, y en particular la unidad especial de investigación de grupos juveniles violentos de Policía Municipal de Pamplona. Durante la investigación fueron determinantes las imágenes captadas por las cámaras de seguridad pertenecientes al Ayuntamiento de Pamplona.

Roles definidos

El grupo estaba conformado por un total de doce miembros, todos ellos de origen magrebí y que habían sido menores migrantes tutelados, y entre los distintos roles se identificaba claramente a uno de ellos como la persona que realizaba las funciones de responsable, que coordinaba las acciones del resto de integrantes del grupo. Dicha persona había mostrado dentro del grupo su carácter violento en más de una ocasión, como método de refuerzo de su liderazgo. A su vez, el citado cabecilla del grupo contaba con otras dos personas de confianza.

Dichas personas participaban de forma activa en las actividades del grupo y, en particular uno de ellos, había protagonizado varios episodios con violencia, lo que le habría servido para erigirse en persona de confianza y escalar así en la jerarquía del grupo, a pesar de llevar menos tiempo en Pamplona.

Sus zonas de actuación eran el Casco Viejo de Pamplona, y en particular las calles San Agustín, Calderería y Labrit. Todos estos hechos se producían principalmente en el periodo comprendido entre las 4.00 horas (horario en el que los bares con licencia de actividad especial proceden a su cierre) y las 6.30 horas (hora hasta la que sólo funcionan dos establecimientos con licencia de discoteca). En concreto, en la zona entre la calle Juan de Labrit y la plaza de toros, son momentos y espacios en los que se concentra en pocos metros una gran cantidad de personas, tanto en interiores de locales como en exteriores de estos.

Entre los principales tipos delictivos contra la propiedad se pueden encontrar desde hurtos hasta robos con violencia e intimidación. Además, y coincidiendo con la celebración de los carnavales, presuntamente se perpetró por uno de sus miembros una agresión sexual a una mujer en la Plaza del Castillo. El varón, de 24 años y de origen marroquí, fue detenido y se encuentra en prisión provisional.

Particularmente, en el periodo que comprende entre los meses de octubre de 2022 y las recientes detenciones, se han interpuesto en ambos cuerpos policiales un total de 27 denuncias relacionadas con hechos delictivos cometidos por los integrantes de este grupo criminal.

Perfecta coordinación

En su modus operandi destacaba la perfecta coordinación para llevar a cabo su actividad. En el primero de los métodos, buscaban a su posible víctima, bien en la vía pública o en espacios aglomerados de personas, y uno de los miembros del grupo se hacía el amigo de la víctima, para distraerla, mientras otro u otros se apropiaban de los efectos personales.

En el segundo método, aprovechaban espacios interiores o exteriores de locales de ocio, también con aglomeración de personas, para sustraer aquellos objetos más interesantes para sus fines delictivos. Posteriormente realizaban el depósito de lo enajenado en diferentes lugares que utilizaban como buzones, lo que les permitía regresar a las zonas anteriormente señaladas y proseguir su actividad criminal. Tras ello, alguno de los miembros del grupo criminal procedía al traslado de dichos objetos a localizaciones que eran más seguras.

El hurto de prendas y carteras les permitía obtener tarjetas de entidades bancarias con las que realizaban compras inferiores a 20 euros (no se suele requerir el PIN). Dichas compras se llevaban a cabo en establecimientos de tipo bazar o de comida rápida.

Sin denuncias en su arresto

Durante el tiempo que los presuntos autores permanecieron detenidos, no se recibió ni una sola denuncia de robo con violencia en el ámbito de Pamplona en donde operaban.

Destaca también el hecho de que ninguno de los detenidos tiene actividad laboral que les proporcione medios para su subsistencia, y tan sólo tres de ellos tienen domicilio conocido. El resto de integrantes del grupo criminal, en cambio, usaban una bajera, los albergues municipales o los bonos facilitados en los mismos para pernoctar en hoteles.

Entre los distintos objetos recuperados se pueden contabilizar 28 teléfonos móviles que van de gama media a gama alta; dos dispositivos tipo tablet; y un ordenador portátil. También 28 prendas de distinto tipo, muchas de ellas nuevas (incluso con etiquetas) y tres bolsos, una bicicleta y una cantidad de dinero por valor de 540 euros. Once de los detenidos pasaron a disposición judicial y la magistrada del Juzgado de Instrucción número 2 de Pamplona decretó su puesta en libertad provisional.