Uno de cada cinco accidentes de tráfico que se registran en Navarra son consecuencia del atropello de un animal. De los 25.175 siniestros contabilizados por Policía Foral en los últimos seis años, 5.206 se produjeron en estas circunstancias, lo que supone un 20,69%. La mayor parte de estos siniestros, el 76%, son protagonizados por las especies cinegéticas, propias de la caza mayor, como el jabalí, el corzo y el ciervo, que causan daños materiales cuantiosos en los vehículos.

En 2022, la accidentalidad en Navarra con animales implicados alcanzó su punto culminante, cuando se produjeron 1.041 siniestros de este tipo, una cifra que supuso el 24,47% de los accidentes totales computados por la Policía Foral. De ellos, 501 fueron causados por jabalíes y 314 por corzos o ciervos, el 19,16% del total.

En el último ejercicio 2023, el número de atropellos de animales registrados en las carreteras de la Comunidad Foral experimentó un descenso del 19%, ya que se contabilizaron 842 accidentes con animales implicados, con lo que el porcentaje sobre el total de siniestros de circulación fue el más bajo de toda la serie entre 2018 y 2023, al cifrarse en el 18,69%. De esos atropellos de animales, 441 fueron sufridos por jabalíes y 229 por corzos o ciervos, el 14,20% del total de los siniestros controlados.

Total de accidentes con animales en Navarra. Maitane Bernabeu

Con la información analizada por la Policía Foral, se evidencia que el 76% de los accidentes con animales ocurridos en Navarra son provocados por un ejemplar de una especie cinegética, de modo que el jabalí, el corzo y el ciervo constituyen la fauna que más accidentalidad causa en la Comunidad Foral (4.037 entre los años 2018 y 2023). Otros animales que provocan más de 30 accidentes de media al año son las ovejas (451 en seis años), los zorros (249) y los tejones (193).

Las carreteras secundarias y las que cuentan con trazados más antiguos son las que concentran la mayor parte de los accidentes con animales en Navarra en el periodo 2018-2023. Destacan, como vías con mayor índice de accidentalidad, la NA-134 (Tudela-Mendavia), que ha registrado 287 siniestros (220 de ellos con especies cinegéticas); la N-121, con 233 (220 de ellos con especies cinegéticas) y la NA-132 , que ha contabilizado 200 (59 con especies cinegéticas). Otras vías con altas tasas de siniestralidad con animales son la NA-132-A, la A-12 y la N-135.

No obstante, los accidentes en vías rápidas, como las autopistas y las autovías son frecuentes, ya que la intensidad del tráfico es elevada. La falta de mantenimiento de los cierres de malla, así como la inexistencia de pasos de fauna, tanto elevados o subterráneos, unido a la falta de sistemas de disuasión en los enlaces a tales vías rápidas, puede estar detrás de este tipo de accidentalidad.

Más por la noche

La siniestralidad con jabalíes y corzos o ciervos viene determinada por sus rutinas de actividad diaria. Los accidentes con corzos se pueden registrar durante todo el día, pero la mayor probabilidad de tenerlos se encuentra en sus picos máximos de actividad, en la salida y la puesta del sol. En cambio, el jabalí es una especie eminentemente nocturna, por tanto, la probabilidad de tener un accidente con esta especie se incrementa en los periodos de inexistencia de luz diurna.

La accidentalidad con estas especies, especialmente con los jabalís, varía en función de si se está en periodo cinegético o no, y dentro de tal periodo, de si es un día hábil o no para la práctica venatoria. Esto supone que, la probabilidad de tener un accidente con jabalís en fines de semana y en periodo nocturno se incremente.

Otro de los factores que inciden y que está totalmente relacionado con la actividad humana, es el cambio en la forma de vida que la sociedad ha sufrido en los últimos 50 años, al evolucionarse de un sistema agrario rural a uno de servicios, con la población desplazándose desde los pueblos a la capital. Esto ha llevado a que las vías de comunicación se hayan extendido y que el modelo de vía haya evolucionado y modernizado.

La creación de vías rápidas y de alta capacidad acarrea un incremento de la intensidad del tráfico de mercancías y de personas por este tipo de carreteras. Además, los vehículos que cada familia destina a su movilidad por motivos dispares también se han incrementado, lo que repercute en que la probabilidad de tener un siniestro con un animal salvaje se haya elevado.