En la actualidad, programar una serie ambientada en el Oeste hace inevitable las comparaciones con títulos recientes como la aclamada Yellowstone. Aunque a la lista podríamos sumar otras muchas como las también recientes Billy el Niño o Django y, echando la vista más atrás en el tiempo, la fantástica Deadwood. Todas dignas de formar parte de un buen repaso del género.
A la lista se une ahora, en Netflix, Érase una vez el Oeste, que llega para presentarnos, según las primeras críticas, una visión sin artificios, cruda y algo salvaje de la expansión hacia el Oeste americano.
La serie, de 6 episodios, se ambienta a finales de la década de los 50 del siglo XIX, en 1857. La sinopsis oficial recoge que “la confusión reina, no hay lugar donde el dolor esté ausente, y la inocencia y la tranquilidad caen ante el odio y el miedo. La paz es de una minoría cada vez más reducida; la gracia, de pocos, y de muchos menos, la compasión. No existe refugio en estas tierras violentas, y solo una cosa importa: sobrevivir”.
De la mano del director y productor Peter Berg, artífice de títulos como Collateral, y del guionista Mark L. Smith (El renacido), Érase una vez el Oeste explora “el violento contrapunto de culturas, religiones y comunidades que ocurre mientras hombres y mujeres luchan y mueren por conservar o controlar un territorio”.
“¿Por qué ustedes tienen tanta hambre de matar?”, se escuchaba en el trailer con el que se promocionaba la serie que hoy llega a Netflix y que nos cuenta la historia de varios personajes principales. Por un lado, una mujer que viaja con su hijo atravesando un territorio inhóspito. Y por otro, quien les sirve de guía, Isaac, un hombre con un pasado tormentoso.
Retrato fiel
Una producción en la que las tribus indígenas se enfrentan a los colonos, mormones y muchas otras gentes llegadas de tierras más o menos lejanas. Cuando el proyecto fue presentado, el vicepresidente de Netflix, Peter Friedlander, hablaba de “un retrato del Oeste americano como ningún otro: crudo, emocionante, impulsado por la acción y que cobra vida gracias a un tapiz de personajes emocionalmente convincentes liderados por el talentoso Taylor Kitsch”.
Y es que el reparto es también un gran aliciente para seguir Érase una vez el Oeste. Kitsch (American assassin, True detective), actor y modelo canadiense, es Isaac. Le da la réplica la estadounidense Betty Gilpin (Glow, Mrs. Davis).
Junto a ellos, Dane DeHann (La escalera), Saura Lightfoot-Leon (La agencia) y Shea Whigham (Boardwalk Empire, El lobo de Wall Street), además de una larga lista de intérpretes invitados.
Un dato en el que el equipo de producción de la serie y la propia Netflix han incidido es que Érase una vez el Oeste ha contado con asesores culturales indígenas con la intención de que la representación de las culturas nativas de entonces fuera lo más fiel posible.
Netflix nos ofrece, por tanto, la oportunidad de seguir enganchados al lejano Oeste.