Cada 22 de abril se conmemora el Día Internacional de la Tierra. Una fecha de encuentro para reflexionar sobre el impacto del ser humano en el planeta. En estos momentos, la pandemia del coronavirusla pandemia del coronavirus representa un riesgo enorme para la salud pública y la economía mundial, pero también para la diversidad biológica. En medio de esta crisis sanitaria, son muchos los expertos que defienden que la biodiversidad puede ser parte de la solución.

"Recuperemos la Tierra". Este es el lema elegido este año. Se trata de todo un llamamiento a reducir el impacto de las acciones individuales de cada uno sobre el planeta al tiempo que nos recuperamos, como especie, de la crisis sanitaria del covid-19. Hay que aceptar hoy más que nunca que todos tenemos una responsabilidad como parte de la solución.

Cada año, el mundo pierde 10 millones de hectáreas de bosques; una extensión similar a Islandia. No hay que olvidar que los ecosistemas sanos nos ayudan a protegernos de las enfermedades porque la diversidad de especies hace más difícil la propagación de patógenos. Y otro dato o no olvidar y poner sobre la mesa: alrededor de un millón de especies animales y plantas se encuentran en peligro de extinción en la actualidad.

Así las cosas, la pandemia lo copa todo en estos momentos, pero un poco más allá, los océanos siguen llenandose de plásticos y se vuelven más ácidos. El calor extremo genera sequías y hambrunas, incendios forestale. Fenómenos meteorológicos extremos que provocan inundaciones; huracanes y ciclones que han batido récords afectando a millones de personas. En medio de este terremoto medioambiental, la pandemia sanitaria muestra que tiene una fuerte relación con la salud de nuestro ecosistema.

"La recuperación de la pandemia de COVID-19 ofrece una oportunidad de que el mundo emprenda un camino más limpio, ecológico y sostenible". Estas son las palabras del secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres. "En el Día Internacional de la Madre Tierra, comprometámonos todos a trabajar con ahínco para restaurar nuestro planeta y hacer las paces con la naturaleza".

El Día de la Tierra quiere poner de relevancia la importancia de la biodiversidad y su impacto en la vida humana. En medio de la pandemia del coronavirus, la biodiversidad puede ser parte de la solución, ya que una diversidad de especies dificulta la propagación rápida de los patógenos.

Naide puede negar, como indican desde Naciones Unidas, que los cambios en la biodiversidad afectan al funcionamiento de los ecosistemas y pueden ocasionar alteraciones importantes de los bienes y servicios que estos proporcionan. Los vínculos específicos entre la salud y la biodiversidad incluyen posibles impactos en la nutrición, la investigación sanitaria y la medicina tradicional, la generación de nuevas enfermedades infecciosas y cambios significativos en la distribución de plantas, patógenos, animales e incluso asentamientos humanos, algo que puede ser alentado debido al cambio climático.

A pesar de los esfuerzos actuales, la biodiversidad se está deteriorando en todo el mundo a un ritmo sin precedentes en la historia humana. Se estima que alrededor de un millón de especies animales y vegetales se encuentran actualmente en peligro de extinción.

"Con este panorama general y el escenario del coronavirus, la prioridad inmediata está en poner freno a la pandemia, pero a largo plazo, es importante abordar la pérdida de hábitat y biodiversidad", sentencia Guterres.

La Asamblea General de la ONU designó el 22 de abril como el Día Internacional de la Madre Tierra a través de una resolución adoptada en 2009. Su origen se remonta a 1970, un periodo en donde la protección del medio ambiente no era una prioridad en la agenda política.

La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano de 1972 celebrada en Estocolmo sentó las bases de la toma de conciencia mundial sobre la relación de interdependencia entre los seres humanos, otros seres vivos y nuestro planeta. Asimismo, se estableció el 5 de junio como el Día Mundial del Medio Ambiente y se creó el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la agencia de la ONU encargada de establecer la agenda ambiental a nivel global, promover la implementación coherente de la dimensión ambiental del desarrollo sostenible en el sistema de las Naciones Unidas y actuar como un defensor autorizado del medio ambiente.

En 1992, más de 178 países firmaron la Agenda 21, la Declaración sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo y la Declaración de Principios para la Gestión Sostenible de los Bosques en la "Cumbre de la Tierra", celebrada en Río de Janeiro (Brasil).

Desde entonces, todos los esfuerzos por crear conciencia medioambiental crecieron exponencialmente: la Cumbre de la Tierra de Johannesburgo en 2002; la Declaración en 2008 del Año Internacional de la Tierra; la declaración oficial de la ONU del Día Internacional de la Madre Tierra; Río+20 , donde se elaboró un documento que contenía medidas y prácticas para implementar un desarrollo sostenible; o las más recientes, como la Cumbre del Clima o la COP25, ambas enfocadas al cumplimiento del Acuerdo de París.