Numerosos niños de Primaria utilizan la red social TikTok a pesar de que en las condiciones de uso ponga que solamente pueden hacerlo las personas mayores de 13 años. Están fascinados con los bailes y las bromas que ven en ella. Niños de primero, segundo y tercer curso acuden a TikTok para buscar y ver vídeos, aunque no tengan una cuenta propia. A partir de cuarto de Primaria ya comienzan a utilizarlo subiendo sus propios vídeos a la red social. Se graban replicando los bailes, las bromas o los retos que haya cada día, y los suben a la red para que otras personas puedan verlos.

Además de todos los problemas inherentes a las redes sociales en general, como son los desconocidos que acceden a estos contenidos, los ataques digitales, los fraudes, los pederastas, las captaciones de comunidades violentas€ uno de los problemas más específicos de TikTok es que los bailes que se realizan muchas veces no son adecuados para menores y están completamente sexualizados. Los niños no solo copian esos bailes, sino que muchas veces también replican la vestimenta de aquellas personas que los realizan, aunque sean mayores de edad y ellos niños pequeños.

Al hablar con ellos sobre lo que suben a TikTok en 5º y 6º de Primaria, la mayoría, sobre todo chicas, cuentan que graban los bailes en sus habitaciones con las puertas cerradas para no que les vean sus padres. Cuando les preguntamos si creen que ellos aprobarían los vídeos que suben, la mayoría piensa que no, por eso lo hacen a puerta cerrada en sus cuartos o en lugares donde nadie les ve. Saben que hay algo que no está bien en lo que hacen, pero no exactamente el qué.

No entienden que todo lo que ponen en las redes sociales puede quedarse para siempre y que va a ser visto por muchas más personas de las que se imaginan. Cuando ponemos una cuenta de TikTok en privado (muy recomendado) lo único que estamos haciendo es elegir a las personas a las que damos permiso para ver primero lo que publicamos. Y digo las que van a ver primero lo que publicamos y no las personas que van a ver lo que publicamos, porque no podemos controlar que los seguidores que aceptamos puedan grabar los bailes y compartirlos, o subirlos a otras plataformas, algo que se hace muy frecuentemente.

Cuando realizamos las formaciones con menores de 5º y 6º de Primaria les preguntamos si realizarían esos bailes que publican en TikTok en un estadio de fútbol lleno de gente mirándoles. La mayoría responde que no, que ni locos, que les daría mucha vergüenza, pero no se dan cuenta de que cuando publican algo en una red social es equivalente a hacerlo en un estadio de fútbol, porque la misma cantidad de personas, o incluso más, pueden ver lo que están publicando, aunque lo hagan con la cuenta privada. Entre quienes lo pueden ver también están sus familiares.

Lo mismo ocurre con los mensajes que enviamos y las publicaciones que realizamos. Al preguntarles si leerían con un altavoz en un estadio de fútbol lleno de personas los mensajes que publican en Instagram, o las cosas que se están diciendo en los juegos online, todos responden que no lo harían.

La falsa sensación de anonimato hace que niños y adolescentes lancen cosas a redes sociales que no publicarían si fuesen conscientes de que muchas personas lo van a ver y van a saber que son ellos quienes las han publicado. Una vez que está algo en una red social (texto, fotos, audios, vídeos) perdemos completamente el control sobre ello, y no sabemos quién lo puede ver ni dónde puede acabar. Aparte de quedarse en Internet para siempre, todo lo que publiquemos hoy puede volverse en nuestra contra en el futuro.

Si tenemos niños menores de 13 años que suben vídeos a TikTok se recomienda repasarlos con ellos, ver los bailes que realizan, las letras de las canciones que están bailando, la ropa que utilizan las personas a las que siguen, los retos que hay cada día para valorar si pueden ser peligrosos, configurar correctamente los ajustes de seguridad y privacidad de la cuenta, leer los mensajes que les mandan y ayudarles a interpretarlos€ Es decir, realizar una guía activa del uso de TikTok. Todo esto da mucho trabajo, sí, pero dejar que menores de 13 años usen redes sociales que no pueden utilizar sin supervisión constante es muy peligroso, y en muchos sentidos.