El próximo 29 de octubre se celebra el Día Mundial del Ictus, una fecha para informar y concienciar sobre una enfermedad que es la segunda causa de muerte en España y la primera de daño cerebral adquirido.

El doctor Julio Maset, médico de Cinfa, explica que el ictus o accidente cerebrovascular podría describirse como un infarto de corazón, pero en el cerebro. "Es una lesión que puede producirse por una obstrucción de los vasos sanguíneos (ictus isquémico) o por una rotura de ramas arteriales (ictus hemorrágico)", señala. Sus principales factores de riesgo, similares a los de otras enfermedades cardiovasculares, son el estrés, la hipertensión, el colesterol alto, la obesidad, el sedentarismo, el tabaquismo y el consumo habitual de drogas y alcohol.

Entre 110.000 y 120.000 casos al año

Según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), entre 110.000 y 120.000 personas sufren cada año un ictus en nuestro país, y la mitad de ellas padece secuelas discapacitantes o fallece.

A pesar del incremento que se ha producido en su incidencia, una buena noticia es que la mortalidad y la discapacidad han disminuido en los últimos veinte años. Una de las razones de este descenso se encuentra en la mejora del diagnóstico precoz de los síntomas. "Es necesario que la población conozca las señales de alarma para identificar a tiempo el ictus. Si actuamos de manera precoz, aumentarán las posibilidades de supervivencia y las secuelas se minimizarán", asegura el Dr. Maset.

Existen tres síntomas claros que aparecen de forma repentina en caso de ictus. Detectar tan solo uno de ellos ya puede hacernos sospechar que pueda tratarse de un accidente cerebrovascular:

  • Pérdida de fuerza o sensibilidad en una parte del cuerpo (generalmente en una mitad). Podemos detectarlo pidiéndole que levante un brazo.
  • La persona que está sufriendo el ictus tiene la boca torcida. Puede detectarse fácilmente si le pedimos que intente sonreír
  • También suele producirse dificultad para hablar o para entender. Ante cualquiera de estos síntomas, debemos llamar inmediatamente al 112. Es fundamental actuar con rapidez, aunque tengamos dudas de si se trata o no de un ictus. Existen también otras señales como, por ejemplo, la aparición de vértigo o desequilibrio, dolor de cabeza muy intenso que se inicia bruscamente, pérdida total o parcial de la visión o visión borrosa y un hormigueo en un lado del cuerpo, generalmente un lado de la cara, un brazo o una pierna.

Si la persona está consciente, debemos ponerla cómoda, tumbarla con la cabeza y los hombros un poco elevados, aflojando su ropa y tratando de que esté calmada. Es importante recordar que no se le deben administrar medicamentos, ni alimentos, ni tampoco hacerle hablar.

En caso de que esté inconsciente, se le deberá colocar en posición lateral de seguridad (tumbado de lado) y vigilar si respira con normalidad. Si sufre convulsiones, alejaremos de él objetos con los que pueda hacerse daño, pero no le sujetaremos con demasiada firmeza.

Vida saludable: clave para su prevención

Como explica el doctor Julio Maset, "en general el estilo de vida actual, que a menudo es fuente de estrés, se ha convertido en una causa de ictus. Y aunque esta enfermedad es más común en los mayores de 65 años, nadie está libre de sufrirla. Su incidencia por debajo de esa edad ha aumentado significativamente en las últimas décadas y se prevé que lo siga haciendo".

"Este 29 de octubre, conviene recordar una vez más que es importante adoptar una serie de hábitos saludables para evitar los accidentes cerebrovasculares: comer de forma sana y equilibrada, reducir el consumo de sal y controlar nuestra tensión arterial, peso y niveles de colesterol. No olvidarnos de hacer ejercicio de forma regular, dormir al menos ocho horas y, por supuesto, evitar el tabaco y el alcohol", concluye el Dr. Maset. En definitiva, un estilo de vida saludable es nuestro mejor aliado.