Pamplona - No es oro todo lo que reluce. Tampoco las promesas de rebajas fiscales, devoluciones de impuestos y aumento de gasto que viene prometiendo la oposición en Navarra. El presupuesto público es estricto, y lo que se pone en un sitio hay que quitarlo de otro. Y algunos sectores vinculados a la derecha, que UPN suele utilizar como referencia en materia económica, ya han encontrado la forma de cuadrarlo todo: recortar el gasto de personal del Gobierno de Navarra.

En esa línea apuntan ya colectivos como Institución Futuro o Civismo, ambas estrechamente ligadas a la formación regionalista. Y lo insinúa también la patronal por boca de su presidente, José Antonio Sarría. Siempre con la prudencia debida en un asunto espinoso y que puede tener importante coste electoral, pero que abiertamente se ha puesto ya sobre la mesa, y que previsiblemente irá a más tras las próximas elecciones de mayo.

Lo apuntaba el propio presidente de la CEN el pasado 14 de diciembre en el Foro Ser Navarra, donde entre los reproches al Gobierno criticaba expresamente que “el capítulo 1 haya crecido de un modo importante” y que “ya represente el 31,25%” del conjunto del presupuesto. Sarría lamentaba además que el Ejecutivo foral haya optado por aumentar el gasto de personal en lugar de la inversión en obras públicas y, sobre todo, que no haya acometido una bajada de impuestos principalmente para las empresas y para los grandes patrimonios. Una demanda prácticamente permanente desde el inicio de la legislatura.

La propuesta en realidad no es nueva. Es una receta habitual de los sectores de corte liberal, que abogan por reducir al máximo la intervención pública en la vida de los ciudadanos reduciendo al mismo tiempo la carga impositiva. La campaña sin embargo se ha incrementado en las últimas semanas. En esa línea ha incidido especialmente el lobby liberal Institución Futuro, uno de los agentes más activos contra el Gobierno de Barkos y que hace unos años ya logró que el Gobierno de UPN introdujera en el Plan Moderna su propuesta para eliminar el carácter vitalicio de los funcionarios. La medida fue corregida después tras las críticas de los sindicatos, pero quedó como toda una muestra de intenciones.

Institución Futuro difunde periódicamente estadísticas e informes críticos con la gestión del Gobierno. En el último mes ha publicado dos, dirigidos a cuestionar la gestión económica del Ejecutivo cuatripartito por supuesta ineficiencia. En ambos, tras un conjunto de datos interesadamente seleccionados, se acaba llegando a la misma conclusión, que Navarra recauda mucho y gasta demasiado. Y por lo tanto, es necesario reducir la inversión pública y derivarla hacia una mayor obra pública.

Sesgo ideológico El análisis, sin embargo, esconde una reflexión interesada. En los últimos cuatro años el presupuesto de Navarra ha crecido en 500 millones anuales, de los que el 69%, 381 millones, han ido para las áreas de mayor calado social, como son Salud, Educación y Derechos Sociales. Sin más datos que una apreciación subjetiva, Institución Futuro llega a la conclusión de que hay un gasto “ineficiente” y que es necesario reducirlo mediante una rebaja de impuestos.

Se dibuja para ello un contexto de excesiva tributación y mala gestión de los recursos públicos para justificar un recorte del presupuesto. De esta forma, Institución Futuro carga abiertamente contra dos de los pilares del gasto social: las medidas de lucha contra la pobreza, en especial contra la Renta Garantizada, y el capítulo de personal. “El incremento de gasto público en Navarra se concentra en la entrega de recursos a beneficiarios sin contrapartida por parte de éstos, con la Renta Garantizada como principal protagonista; en los gastos de personal, donde destacan Salud, Educación e Interior; y en los gastos corrientes, con Salud y Derechos Sociales a la cabeza. Por el contrario, las inversiones reales no se benefician del incremento de recursos presupuestarios”, denuncia el lobby, que acaba “reafirmando” su “impresión” de que el Gobierno tiene “una clara prioridad de objetivos a corto plazo sobre políticas de crecimiento futuro”.

La idea se reafirma en un informe complementario, en el que cuestiona además el reparto que se ha hecho de la financiación adicional lograda en la legislatura. Más allá que el estudio cae en errores de bulto, como lamentar que se haya reducido la inversión en Desarrollo Económico y en Hacienda, cuando en el primer caso es consecuencia de que el Estado ya no aporta fondos para el TAV, y en el segundo porque se ha reducido la aportación al Estado, el análisis hace una lectura sesgada y superficial de los presupuestos para llegar nuevamente a la misma conclusión. Hay que reducir la fiscalidad de las empresas, hay que amortizar más deuda y que hay reducir el gasto en las áreas de carácter social porque “sus costes comenzarán a aparecer en un futuro cada vez más cercano”.

Respaldo político Las premisas de la CEN, como las de los grupos de presión de derechas como Civismo e Institución Futuro, sirven después como soporte argumental para su vertiente política y mediática. Así ha quedado en evidencia en el último debate presupuestario, en el que tanto UPN como el PP han denunciado la “ineficiencia” en el gasto del Gobierno de Navarra sin más datos que una percepción propia, para concluir que la coyuntura económica de los últimos años no ha servido para preparar a la comunidad para el futuro.

Una tesis que curiosamente ha asumido también el Partido Socialista, que ha hecho suya la premisa de los grupos de presión de que el gasto social no es una inversión de futuro. Paralelamente además, los tres partidos han reclamado al Gobierno un incremento del gasto presupuestario de 270 millones y una rebaja de impuestos por otros 300. Un planteamiento propio de partidos de la oposición, que no deben cuadrar las cuentas públicas, y que resultan inviables en su aplicación. Salvo que escondan una letra pequeña que ningún partido quiere concretar, pero cuya partitura empieza a sonar cada vez con más fuerza.