Madrid. La investidura fallida de Pedro Sánchez en julio se da por hecho en las filas del PSOE, donde creen que, si se produce, supondrá un coste para él, pero que el coste sería mayor si se dejara transcurrir julio y agosto sin hacer nada, porque la situación se volvería "insostenible".

Así lo reconocen a Efe fuentes socialistas, que consideran que Sánchez puso ayer en marcha el proceso de investidura, al difundirse que el 2 de julio se conocerá la fecha de la misma, para repartir la presión con el resto de grupos políticos, en especial con Unidas Podemos (UP).

"De esa forma reparte la presión; lo hace para repartir presión y porque a Ciudadanos y Podemos, después de sus últimos resultados, les puede dar vértigo unas nuevas elecciones en dos meses y medio", argumenta un miembro de la ejecutiva del PSOE.

Algo que ya habría empezado a conseguir, a tenor de la tensión que reflejan las declaraciones de Pablo Iglesias e Irene Montero en las últimas horas.

El primero, Iglesias, asegurando que aguantará el pulso hasta septiembre y que entonces Sánchez cederá al gobierno de coalición, y la segunda, Montero, poniendo en boca del presidente que prefiere buscar el apoyo de la derecha, lo cual ha sido negado con rotundidad por la dirección del PSOE.

A Iglesias le ha contestado hoy la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, que "no habrá segunda vuelta", aunque pocos dudan de que ese órdago es una medida de presión más para que Iglesias renuncie a su exigencia de entrar en el Consejo de Ministros.

"Creo que vamos a septiembre", apunta a Efe uno de los miembros de la ejecutiva del PSOE, que, tras la reunión de Sánchez e Iglesias el pasado 11 de junio, ya pronosticó que no habría acuerdo entre ambos hasta después del verano.

En Ferraz sostienen que la posición inflexible que muestra Iglesias es la manera que éste tiene de intentar recuperar el liderazgo y lamentan que no vea que hay otras formas.

"Vamos a elecciones", asevera con rotundidad una de las personas de confianza de Pedro Sánchez, mientras que otra corrobora que éste dijo recientemente en la ejecutiva, "claro y rotundo, que no iba a ceder a lo de los ministerios".

Miembros de la ejecutiva socialista recuerdan que entre Sánchez e Iglesias hay "mucha desconfianza mutua instalada desde 2016", además de "falta de química y de empatía", lo que en su opinión contribuye a que no se den las condiciones para que haya un gobierno de coalición.

Aunque tampoco se dan las condiciones para que Sánchez pueda ser investido con la abstención de Ciudadanos, en el PSOE tampoco quieren descartar que eso pudiera ocurrir "con el paso del tiempo", es decir, en septiembre.

No obstante, la vista ahora está puesta en julio y en ver si Podemos es capaz de "votar con Vox y compañía" en contra de un presidente progresista.

La sensación de incertidumbre la resumía este jueves gráficamente un diputado socialista: "Vamos circulando en un tren que no sabemos a dónde nos lleva". La buena noticia es que el tren aún no ha descarrilado.